Las palabras de Chiara Lubich, que nos proponemos meditar hoy, son de extraordinaria actualidad y no nos dejan indiferentes y, sin duda, nos llevan a mirar a nuestro alrededor para actuar en favor de cada hermano. (…) Jesús durante su vida en la tierra acogió a todos, particularmente a los marginados, a los más necesitados, a los más alejados. Es el amor con el que Jesús ofreció a todos su confianza, su lealtad, su amistad, abatiendo una a una las barreras que el orgullo y el egoísmo humanos habían erigido en la sociedad de su tiempo. Jesús fue la manifestación del amor plenamente acogedor del Padre celestial hacia cada uno de nosotros y del amor que, en consecuencia, tendríamos que tener los unos para con los otros. Esta es la primera voluntad del Padre sobre nosotros; por lo que no podríamos dar al Padre una gloria mayor de la que le damos cuando intentamos acogernos los unos a los otros como Jesús nos acogió a nosotros. (…) Llama la atención sobre uno de los aspectos más frecuentes de nuestro egoísmo y, digámoslo también, más difíciles de superar: la tendencia a aislarnos, a discriminar, a marginar, a excluir al otro en cuanto que es distinto de nosotros y podría perturbar nuestra tranquilidad. Trataremos de vivir entonces (…) ante todo, en nuestras familias, asociaciones, comunidades, grupos de trabajo, eliminando en nosotros los juicios, las discriminaciones, las prevenciones, los resentimientos, las intolerancias hacia este o ese prójimo, tan fáciles y tan frecuentes, que tanto enfrían y comprometen las relaciones humanas e impiden, bloqueando como la herrumbre, el amor mutuo. Y luego en la vida social en general, proponiéndonos dar testimonio del amor acogedor de Jesús hacia cualquier prójimo que el Señor ponga a nuestro lado, en especial a aquellos que el egoísmo social tiende más fácilmente a excluir o a marginar. Acoger al otro, que es distinto de nosotros, es básico en el amor cristiano. Es el punto de partida, es el primer peldaño para la construcción de esa civilización del amor, de esa cultura de comunión, a la que Jesús nos llama sobre todo hoy.
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, en Parole di Vita, Città Nuova, 2017, pag. 512-514)
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