Vivir experiencias de fraternidad, generar momentos de unidad y crear vínculos de reciprocidad son parte de los objetivos de las relaciones que día a día establecemos. Pero, ¿de dónde nace esa chispa de luz que nos impulsa a atrevernos a hacerlo e ir al encuentro del otro? Al contarnos un episodio de su vida, Chiara Lubich sugiere una respuesta”.
Y ahora pasamos al segundo aspecto: la irradiación […] Este argumento es muy amplio. Nos limitamos a extraer, de los escritos de los primeros años, algunas indicaciones.
Pero, ya leyendo algunas páginas relativas a este aspecto, se comprende que […] “La primera chispa inspiradora es el amor”. Sí, fue el amor, una chispa que se encendió, difundió luz a su alrededor y estalló como un incendio en el mundo […]
El amor irradia. El amor por sí mismo da testimonio. […]También cuando la palabra entra en acción […] debe ser respaldada por el testimonio, por el amor: haber amado antes; e ilustrada por la experiencia: contar las experiencias. Así hicieron los primeros cristianos y así es hoy. […]
Hay un episodio que se quedó grabado en lo más profundo de mi corazón. ¡Me parece bellísimo! Este […] es el secreto de nuestra irradiación, el punto desde el cual hay que empezar. […]
“(…) Iba por las calles de Einsiedeln, y veía pasar a muchas personas de diferentes Órdenes religiosas ─porque es un ambiente… con un santuario estupendo─ […] Entre ellas, me impactaban, de un modo especial, las hermanitas de Foucauld: pasaban en bicicleta; sus rostros eran vivísimos, con aquellos pañuelos de lavanderas; esos rostros tan vivaces me hacían recordar la frase que se decía de su fundador, Foucauld, quien ─ como dicen ─ gritó el Evangelio con toda su vida. De hecho, parecía que aquellas religiosas dijesen: ‘Felices los pobres de espíritu; felices los que lloran’… No eran las bienaventuranzas que el mundo desea. Eran el escándalo del Evangelio.
Nació dentro de mí, entonces, un gran deseo: dar también yo, incluso externamente, mi testimonio. Pero […] no sabía cómo. “En un momento determinado me encuentro con una compañera ─era Natalia─ y le digo: ¿Sabes? […] he notado que esas religiosas me trasmiten a Dios, y no tanto con la palabra, sino con el hábito que llevan… y quisiera que también nosotras hiciéramos lo mismo. Pero ¿cómo reconocerán a Dios a través de nosotros? ¡Ah! ─dije─ ‘en esto conocerán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros’.”
El amor recíproco era, por lo tanto, nuestra divisa.
Chiara Lubich
https://www.youtube.com/watch?v=4b5ZhWuSXkw
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