«Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman», es la Palabra de vida que tratamos de poner en práctica durante este mes de octubre de 2021. Chiara Lubich, en este pasaje nos ayuda a penetrar más en estas palabras que el apóstol Pablo escribió a los Romanos. Él [Dios] interviene para bien de los que lo aman. (…) O sea, no para bien de cualquiera, sino para los que aman a Dios, que son los que corresponden a su amor. Él no tiene por cada uno de nosotros un amor genérico, sino un amor personal y especial, y hace que todo sirva para el bien –es decir, para la salvación, para la verdadera felicidad, para el progreso espiritual– de los que lo aman. Todas las cosas. Entonces no se trata solamente de su Palabra o de los sacramentos o de los ministerios o de los diferentes medios que Él dispuso en la Iglesia para nuestro bien espiritual. Eso sería evidente. El Apóstol quiere decir algo más: para los que creen en el amor de Dios y lo aman, las más diversas circunstancias que condicionan su existencia no son simples efectos de la casualidad o de las leyes ciegas de la naturaleza o de la voluntad de los hombres, sino que están guiadas por ese amor; son todas ocasiones y medios de los que Dios se sirve para llevar a cabo la obra de su santificación. Él se esconde detrás de todos los acontecimientos de nuestra vida, como detrás de un estado de salud determinado, de un contratiempo, un cambio repentino de planes impuesto por las circunstancias; detrás del estado de vida en el que nos encontramos, o de una prueba moral inesperada o de una dificultad de cualquier tipo que encontramos en el trabajo. Se esconde tras el hecho de que nos hallemos en un lugar determinado o al lado de un prójimo en concreto. Para el que ama a Dios, todo, hasta las faltas de su vida pasada, adquiere un significado positivo, porque en todas estas circunstancias experimenta el amor de Dios, que quiere guiarlo hacia la santidad. (…) Ante todo, no debemos detenernos nunca en el aspecto puramente externo, material y profano de las cosas, sino creer que cualquier hecho es un mensaje con el que Dios nos expresa su amor. Entonces veremos que la vida, que se nos puede mostrar como un tejido del cual no vemos más que nudos e hilos confusamente entrelazados, en realidad es distinta: es el dibujo maravilloso que el amor de Dios va tejiendo sobre la base de nuestra fe. En segundo lugar, debemos abandonarnos con confianza y totalmente a este amor en todo momento, tanto en las pequeñas cosas como en las grandes. Es más, si sabemos encomendarnos al amor de Dios en las circunstancias comunes, Él nos dará la fuerza para confiarnos a Él en los momentos más difíciles, como pueden ser una gran prueba, una enfermedad o el mismo momento de la muerte.
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, en Palabras de Vida/1, preparado por Fabio Ciardi, Obras de Chiara Lubich, Ciudad Nueva, 2020, pp. 312-314)
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