«Ama a tu prójimo como a ti mismo» (1).
Es una tensión continua porque nuestra naturaleza se ama a sí misma.
A menudo la crónica registra calamidades, terremotos y ciclones que dejan como saldo víctimas, heridos, personas sin casa. Pero una cosa es ser uno de ellos, otra es ser nosotros.
Y por más que la providencia nos ofrece la ocasión de socorrerlos, nosotros nunca somos los afectados.
En un futuro podremos estar del otro lado: yo en un lecho (¡si puedo acceder a una cama!) de muerte y los otros afuera al sol y, como pueden, disfrutando de la vida.
Todo lo que Cristo nos ha ordenado supera la naturaleza.
Pero también es cierto que el don que él nos da, el don del que le habla a la samaritana, es de naturaleza no humana. Por ello la conexión con el dolor del hermano, con la alegría y las preocupaciones del otro es posible porque tenemos en nosotros la caridad, que es de naturaleza divina.
Con este amor, que es el amor cristiano, el hermano puede verse reconfortado realmente y mañana yo por él.
Y de esa manera es posible vivir, porque de lo contrario la vida humana sería muy dura, difícil, e incluso a veces parecería imposible.
Chiara Lubich
(1) Cf. Lv 19, 18.
Foto: © Pixabay
(Del Diario 1964-1980, Chiara Lubich, Città Nuova, 2023)
La edición del Dios de Chiara Lubich fue compilada por Fabio Ciardi. Inviatamos a ver la entrevista realizada por nosotros en el momento de la presentación. Activar los subtítulos en español.
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