Todo pasa, también la vida. Solo el Evangelio permanecerá para siempre porque no sufre el desgaste del tiempo. Hoy, 14 de marzo de 2022, 14 años después del fallecimiento de Chiara Lubich, publicamos este pasaje en el cual ella consigna el Evangelio a quien la sigue por el camino de la unidad. Una invitación a vivir la Palabra en todas nuestras acciones cotidianas. Advierto en el alma un pensamiento que vuelve una y otra vez: “Deja a quien te sigue solo el Evangelio. Si haces así el Ideal de la unidad continuará. Es evidente que en este tiempo en el que vives tú y viven los otros, han sido útiles los conceptos, las frases, los lemas que adaptaban el Evangelio a la época moderna, pero estos pensamientos, estos dichos, estas ‘casi’ palabras de vida pasarán. Cuando la unidad entre los cristianos esté casi realizada no se hablará más de ecumenismo; cuando exista una cierta unidad en el mundo no se hablará más de hombre-mundo[1] como un ideal por alcanzar; cuando el mundo, prevalentemente ateo, sea impregnado de la realidad de Dios, no se pondrá tan de relieve el ateísmo. La misma espiritualidad de la unidad, que es la medicina para este tiempo, habiendo alcanzado su objetivo se pondrá al lado de todas las otras nacidas de los diversos carismas que Dios ha dado a su Iglesia a través de los siglos. Lo que permanece y permanecerá siempre es el Evangelio que no sufre el desgaste del tiempo: “Pasarán los cielos y la tierra, pero mis palabras no pasarán” (Mt. 24,35). Aquí se trata de todas las palabras de Jesús. Advierto que, sin duda, debemos adecuarnos con todas nuestras fuerzas a la época en que vivimos y seguir las particulares inspiraciones que Dios nos da para llevar y cultivar en nosotros y en aquellos que nos han sido confiados el reino de Dios; pero tenemos que hacer todo esto conscientes de la transitoriedad de la vida, sabiendo que existe la Vida eterna anunciada por Jesús en su Evangelio. Tenemos que subordinar en nuestro corazón todas las ideas y los modos de hacer, útiles pero no puramente evangélicos, y renovar constantemente nuestra fe en el Evangelio que no pasa”.
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, en La Parola di Dio, Città Nuova 2011, pp. 112-113) [1] La expresión – acuñada por Chiara Lubich en sus diálogos con los jóvenes – se refiere al imperativo de ampliar el corazón y la mente a la medida de Jesús Abandonado, para llegar a ser personas capaces de contribuir eficazmente a la unidad del mundo (Cf. C. Lubich, A los Gen – años 1970-1974, pp. 69-80).
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