El 13 de mayo se llevó a cabo el evento “Dar una red al ambiente”. Por fin en forma presencial, muchísimos estudiantes, junto a otros conectados a través de streaming en todo el mundo, festejaron y compartieron los resultados de un año de trabajo por el bien del planeta. Son más de 500 los chicos que el viernes 13 de mayo de 2022, en el espléndido marco del Aula Magna de la Universidad “Sapienza” de Roma, animaron con gran alegría lo que podríamos definir una verdadera fiesta por la Tierra, que concluyó el año lectivo 2021-2022 del proyecto “Dar para salvaguardar el ambiente en red”. Estaban presentes diez institutos de la región del Lacio (Italia) y muchos otros, conectados a través de streaming en distintas partes del mundo, juntos para poder recoger los frutos que habían nacido por la adhesión al proyecto. De hecho, durante el año, 8.000 estudiantes de 39 colegios italianos y otros 12 países, educados al ahorro energético, firmaron un pacto y lo concretizaron con 200 acciones personales de ahorro. La monetización de esos actos, financiada con 10 centésimos de Euro por sponsors familiares, y computados a través de la App DPSAR, permitió sostener varios proyectos de solidaridad en contextos de pobreza y degradación ambiental como consecuencia de los cambios climáticos. Una mirada dirigida al planeta y a sus habitantes a partir de nuestra cotidianeidad. De ello nos habla Andrea Conte, coordinador del proyecto, astrofísico y profesor de matemática y física en el Liceo Clásico de Pescara (Italia). ¿Qué significa dar una “red” al ambiente? Este itinerario de educación para la salvaguardia del ambiente ha sido ideado en 2008 en Roma por la docente Elena Pace, miembro de la asociación Nuove vie per un mondo unito (Nuevos caminos para un mundo unido) y el nombre del proyecto inicialmente era sólo “Dar para salvaguardar el ambiente”. La idea de añadir la palabra “red” en 2019 fue realmente un salto de calidad: cada uno de los grupos sigue desarrollando acciones concretas pero ya no está solo. Cada uno de los chicos, con sus compañeros y con la ayuda de las familias sigue realizando actos por el bien de la Tierra, pero en red con otros colegios que hacen lo mismo. Hemos partido integrando los colegios italianos y hoy esta red se ha ido agrandando cada vez más. ¿Ha habido acciones que han producido un cambio radical? La creatividad de los chicos es la que marca el ritmo lógicamente. Una escuela de Roma, por ejemplo, decidió anular completamente el uso de botellas de plástico, pero para hacerlo llevó a cabo un trabajo científico, ideando un sistema para pesar el plástico, una especie de “plasticómetro”. Cada vez que alguien tiraba una botella de plástico asumía el compromiso de utilizar una cantimplora. Rápidamente vieron disminuir el peso del plástico producido y en poquísimo tiempo lograron llegar a eliminar completamente el plástico. Una verdadera revolución. ¿Por qué el interés en la cuestión ecológica hoy crece cada vez más justamente entre los jóvenes? La ecología siempre ha existido, se habla de cambios climáticos desde hace décadas, pero hoy los jóvenes sienten la influencia que llega de esta sociedad en continua evolución y advierten la exigencia de ser activos concretamente. A pesar de que se hable de un empeoramiento continuo de la situación, la sensibilidad aumenta, como así también los proyectos promovidos por las administraciones de muchas ciudades, colegios, y aumenta ese sentido de ciudadanía, ese deseo de ser individuos conscientes y activos en hacer que nuestro planeta sea cada vez más sano. ¿Qué mensaje tratas de dar a tus alumnos todos los días? Por lo pronto tengo la suerte de enseñar cosas que verdaderamente me apasionan y en las que creo, y ello es sin duda un regalo para mí. Cuando yo hacía el colegio secundario no tenía los mismos estímulos que ellos tienen ahora y me alegra podérselos dar. Empecé a darme cuenta de las dificultades en las que se encontraba el planeta sólo en la universidad, estudiando astronomía y astrofísica. Cuando te despegas de la superficie terrestre y miras el universo exterior, captas realmente la fragilidad de la Tierra. Por eso siempre hago una comparación con los chicos, diciéndoles que cuando nos desapegamos de nosotros mismos y vamos hacia el otro, nos damos cuenta indudablemente de todo lo que podemos dar, cada uno en su diversidad.
Maria Grazia Berretta
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