¿Cómo actúa el Espíritu Santo en la Iglesia hoy? ¿Tiene sentido todavía hablar de un camino ecuménico en un momento como el actual, marcado también para los cristianos, por la fragmentación, la complejidad, los escándalos y los desafíos humanitarios? Dos años después del evento de Lund, que dio un nuevo impulso al diálogo ecuménico, 40 obispos de varias Iglesias, de 18 países, se reunieron en Sigtuna (Suecia) del 6 al 9 de noviembre pasado. Cuatro días de diálogo abierto e intercambio promovido por el Movimiento de los Focolares en torno al tema “El soplo del Espíritu, la Iglesia en el mundo de hoy”. Presente también la presidente de los Focolares Maria Voce y el co-presidente Jesús Morán, con una representación de las comunidades del Movimiento que viven en Suecia. Maria Voce intervino con el tema “El soplo del Espíritu, alma de la Iglesia, en la experiencia y en el pensamiento de Chiara Lubich”, mientras que Jesús Morán propuso una lectura de los desafíos de la contemporaneidad en la perspectiva de la espiritualidad de la unidad. El congreso, ahora en su 37ª edición, es el resultado de una experiencia de sinodalidad y comunión iniciada por el deseo de Juan Pablo II, quien lo propuso al obispo de Aquisgrán, Klaus Hemmerle. “Además de las diversas ponencias, quisimos dedicar un amplio espacio para dialogar y compartir los desafíos ecuménicos que vivimos diariamente en nuestros contextos nacionales y continentales”, explicó el cardenal Francis Kriengsak Kovithavanij, arzobispo de Bangkok y moderador del congreso. El gran tema de la reconciliación fue tratado por monseñor Brendan Leahy, obispo católico de la diócesis de Limerick (Irlanda). En una ponencia sobre el poder del perdón y la pacificación, después de los escándalos que afectaron a la Iglesia irlandesa, afirmó que: “El Espíritu nos insta a no dejarnos robar la esperanza (cf. Rom 8). Una de las grandes tentaciones es desanimarse, pero es el Espíritu el que mantiene viva la esperanza, siempre nos ayuda a empezar de nuevo con un nuevo compromiso en la aventura cristiana de la unidad y la reconciliación”. El obispo anglicano Trevor Williams, irlandés, presentó su testimonio como pastor, responsable durante varios años de la comunidad ecuménica de Corrymeela, en Irlanda del Norte, que contribuyó enormemente al proceso de reconciliación entre las diferentes facciones en conflicto. “La reconciliación no es una opción, sino una necesidad si queremos encontrar una paz duradera. Vivimos en un mundo de ‘ellos’ y ‘nosotros’. La verdad es que solo hay ‘nosotros’. Revelar esta verdad es obra de la Reconciliación, obra del Espíritu Santo”. El pastor evangélico-luterano alemán Jens-Martin Kruse compartió su experiencia pastoral en Roma, en un laboratorio ecuménico en curso, gracias también a la acción del Papa Francisco. El camino de reflexión común, continuado después de la conmemoración de los 500 años de la Reforma, fue repasado por el arzobispo Antje Jackelén, Primado de la Iglesia di Suecia, por el obispo católico de Estocolmo, el cardenal Anders Arborelius e por el obispo Munib Younan, ex presidente de la Federación Luterana Mundial, quien en 2016 presidió junto con el papa Francisco la histórica liturgia ecuménica en Lund (Suecia). “Les aseguro que el Espíritu Santo nos ha guiado y continúa guiándonos hacia una primavera ecuménica. Ahora depende de nosotros cosechar los frutos de la unidad. Hoy decimos: viajamos juntos como testigos vivos en nuestro mundo fragmentado, para que el mundo crea”. Uno de los momentos más intensos de la congreso fue la oración ecuménica en la antigua iglesia de Sigtuna y la firma del “Pacto de unidad”, con el que los obispos se comprometieron a hacer un camino de comunión efectiva y afectiva, “amando a la Iglesia de los demás como la propia”. Compromiso que cada uno ha sellado con su firma y un abrazo fraterno.
Poner en práctica el amor
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