Los cristianos saben cuál es el examen que deberán superar al final de su vida. De hecho, Jesús nos reveló las preguntas que nos hará cuando nos presentemos ante Él. Son más actuales que nunca – como explica Chiara Lubich. Es urgente transformar todas nuestras relaciones con los hermanos, padres, parientes, compañeros, conocidos y hombres de todo el mundo en relaciones cristianas. E, impulsados e iluminados por el amor, dar origen a obras individuales y sociales, recordando que, si un vaso de agua tendrá su recompensa, un hospital, una escuela, un orfanato, un centro de reinserción, etc., hechos como medio de expresar nuestra caridad, nos prepararán para un brillante examen final de nuestra vida. Dios, de hecho nos dirá: “Tenía hambre en tu marido, en tus hijos, así como en la población de la India, y tú, reconociéndome en ellos, me diste de comer”. “Tenía sed, estaba desnudo en tus niños cada mañana, así como en tus hermanos de muchas naciones en donde las condiciones de vida eran inhumanas, y tú, reconociéndome siempre en todos, me vestiste con todo lo que tenías”. “Estaba huérfano, hambriento, enfermo en el niño de tu barrio, como en la población de Pakistán destruida por los cataclismos, y tú hiciste todos los esfuerzos posibles para socorrerme”. «Soportaste a tu suegra o a tu esposa nerviosa, así como a tus obreros provocadores o a tu jefe en el trabajo, poco comprensivo, porque estabas convencido de que una perfecta justicia social existirá solo si florece de la caridad social; y esto lo hiciste porque me viste en todos». «Visitaste a tu pariente en la cárcel, socorriste en lo posible a los que viven oprimidos y dominados en lo más íntimo de su espíritu y rezaste por ellos…». Entonces nosotros, atónitos, dejaremos escapar de nuestros labios una sola palabra: gracias. Gracias, Dios mío, por habernos abierto en la tierra un camino, «el más directo», el más breve para llegar pronto y directamente al destino celestial
Chiara Lubich
Cf. Chiara Lubich, Hacia un nuevo humanismo, en: Chiara Lubich, Lo esencial de hoy. Escritos espirituales /2, ed. Ciudad Nueva, Madrid, 1999, pp. 139-140.
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