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«Hace dos semanas estábamos con el Papa en Loppiano. Han pasado dos semanas y nos preguntamos: “¿De verdad sucedió esto?”. ¡Sucedió realmente! Y no sólo sucedió sino que nos dejó una tarea para vivirla. Por ello, en este momento me pregunto: “¿Hemos comprendido profundamente lo que ha sucedido?”. Tal vez lo vamos descubriendo poco a poco, conforme vamos profundizando su maravilloso discurso, porque el Papa nos lanzó un desafío, nos dijo que estamos al inicio de nuestra historia, al inicio de Loppiano, al inicio de todo, digamos. Y si estamos al inicio, significa que debemos mirar adelante, que algo hay que hacer para seguir adelante. Pero el Papa nos dijo lo que tenemos que hacer: debemos transformar la sociedad, no sólo debemos contentarnos –dijo cosas fuertes– con favorecer las relaciones entre las personas, entre las familias, entre los grupos, entre los pueblos, sino más bien ponernos juntos para vencer el desafío de esta sociedad que va mal y que tiene necesidad del Evangelio, que tiene una necesidad enorme de semillas de vida evangélica que luego florezcan y la transformen. En esto nos sentimos realmente al inicio y verdaderamente estamos al inicio, pero no podemos detenernos, precisamente porque el Papa al decirnos esto nos retó y nos dijo: “Ustedes pueden hacerlo”. Y también nos indicó cómo, porque nos dijo: “…transmitiendo a los demás esta espiritualidad del ‘nosotros’, esta ‘cultura del nosotros'”, que puede favorecer una alianza global, universal, una nueva civilización, una civilización que nazca de este “nosotros”. Y nos dijo también que tenemos una ayuda y un estímulo potente en el carisma. El carisma es un don de Dios, por ello no tenemos que enorgullecernos de haberlo recibido, sin embargo, con la humildad que él nos recordó, tenemos que ser conscientes de este carisma y hacer todo lo posible para transmitirlo a la sociedad que nos rodea. Éste es un camino largo, arduo, pero el Papa dijo: “Tenemos necesidad de hombres y de mujeres capaces de hacer esto”. Entonces: ¿Queremos responder a la apelación del Papa? Pienso que sí, queremos responder, y nos ponemos con todo nuestro ser a ir descubriendo, allí donde estamos, el modo para transformar la sociedad que nos rodea. Éste es, creo yo, un compromiso que asumimos hoy pero que durará toda la vida».
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