Proteger a los menores es un deber cívico que se inscribe en el más amplio respeto de los derechos humanos. Un deber, por lo tanto, pero también caracterizado por una importante visión de futuro, precisamente por el valor inestimable que representan las nuevas generaciones. Dando una mirada a los distintos artículos de la ley salvadoreña, entrada en vigencia en 2011, se evidencia toda la novedad con respecto a la anterior, que prestaba atención sólo a los casos de fuertes carencias como sobrevivencia, discapacidad, abandono. En esta nueva normativa, que incorpora las líneas-guía de los tratados internacionales, se prevé la protección a todos los niños, desde la concepción hasta los 18 años de edad, garantizando adecuadas oportunidades para un desarrollo integral y una vida inspirada en los principios de la dignidad humana. Como en muchos otros países, también en El Salvador no faltan fenómenos sociales que a veces comprometen dichos principios, justamente por la característica vulnerabilidad que caracteriza la franja de la infancia y adolescencia. Y como en cualquier otro rincón del planeta, también aquí se necesita que la población colabore activamente con las Instituciones para salvaguardar todos los derechos humanos, pero especialmente esos derechos de los que goza todo niño en el mundo. Es del 2014 un Documento, elaborado por el Centro internacional de los Focolares, “para la promoción del bienestar y la tutela de los menores” que suscitó en todo el Movimiento en el mundo una renovada sensibilización hacia esta responsabilidad. Gracias también a esa iniciativa, la comunidad salvadoreña del Focolar está ahora dando una valiosa contribución para dar a conocer de forma capilar los derechos del niño y de cómo hay que actuar para promover su desarrollo integral y su bienestar psico-físico-espiritual. Desenmascarando también ciertas formas escondidas y sutiles con las cuales, involuntariamente, padres y educadores podrían perjudicar su crecimiento armonioso con su forma de actuar. La de los Focolares es una acción que encuentra el amplio consenso de la Iglesia católica local, que a su vez anima a las asociaciones para que adopten todos los medios para ayudar a prevenir cualquier acción que pueda violar dichos derechos. El programa formativo de los Focolares prevé una lectura de la ley desde la óptica del amor evangélico, en la perspectiva de concurrir a la formación de nuevas generaciones cada vez más conscientes, libres, capaces de hacer elecciones autónomas basadas en los valores. En este programa se enmarca también el reciente “Proyecto Up2me” preparado por los Focolares y adecuado a las distintas franjas de la edad evolutiva. Una propuesta apasionante para poner en práctica con adultos, jóvenes y niños, para abrir con muchos un diálogo sobre temas muy candentes hoy en día.
Poner en práctica el amor
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