Nos encontramos con el padre Vyacheslav Hrynevych, director de Caritas-Spes Ucrania, de paso por Roma, y nos contó lo que están haciendo para apoyar a la población hoy, pensando también en el mañana. “Lo más difícil es que no se ve el final de esta guerra. En las últimas dos semanas he visitado nuestros centros en Chernihiv, Kharkiv, Getormel y los pueblos de los alrededores: allí había gente pobre antes de la guerra, pero hoy son más pobres, debido a la experiencia de la guerra. También por eso queremos organizar un acompañamiento psicológico y espiritual que nuestros voluntarios que llegan allí puedan ofrecer a estas personas”. El padre Vyacheslav (Wenceslao) es el joven director de Caritas-Spes Ucrania, con una sonrisa tranquilizadora y la energía necesaria para resistir y realizar acciones de ayuda a la población en el escenario del conflicto en Ucrania. Recorriendo los diferentes centros y ciudades, le llamaron la atención algunas imágenes, como la del metro de Kharkiv, organizado como una ciudad subterránea paralela: “Algunas personas viven en el metro, se organizaron solas – explica -: hay un punto de distribución de alimentos, con horarios de desayuno, almuerzo, cena, hay atención médica, pero las personas, incluidos niños, viven en los vagones. Cuando les propusimos organizar la evacuación respondieron que querían quedarse, porque esa es su ciudad, para ellos es importante. Esto sucede en todas las estaciones y cuando falta algo, por ejemplo, un producto como el azúcar, se recibe de otra estación cercana, a través de los túneles de conexión. Esta es una hermosa imagen de la organización del pueblo ucraniano, pero también una imagen apocalíptica de una ciudad en guerra”. Además de asegurar la alimentación diaria, en los centros se organizan algunas actividades: hay quien se queda con los niños, otros ofrecen apoyo psicológico, otros se encargan de repartir ropa, todos están involucrados. Cuando le preguntamos por los niños, el padre Wenceslao nos cuenta lo impactado que está por el hecho de que parecen haber aceptado la guerra, pero sin comprender su naturaleza trágica y brutal. “Un niño – nos cuenta – nos explicó, de forma sencilla, la diferencia entre el rumor de la lluvia y el sonido del bombardeo”. Para ellos y sus familias es importante el apoyo psicológico y lo será después: “Creo que el 80% de los niños, si no más, están separados de los padres que están en guerra, las mujeres y los niños están fuera del país o en refugios. Algún día tendremos que hacer algo para reunir a estas familias. Conozco esta situación desde 2014. Incluso entonces, cuando los hombres regresaron, no eran los mismos, padecían síndrome postraumático. Este es un gran desafío, una tarea que durará años y años”. Cuando le preguntamos por el final de la guerra, el padre Venceslao no sabe darnos una respuesta unívoca: “La guerra no acaba sólo con un acto de paz, la guerra queda en la memoria, recordaremos los bombardeos toda la vida, las imágenes feas, las familias separadas, los amigos muertos… La guerra terminará con el perdón y eso hay que trabajarlo de a poco, con un gran examen de conciencia…”. Luego retomando un hilo de esperanza: “Espero cuando pueda ir a casa a jugar al fútbol con mis amigos. Ese será un tiempo de paz. Cuando será posible rezar en las iglesias sin sirenas. Cuando en las iglesias habrá gente para rezar y para la Misa y no para repartir bienes humanitarios o medicinas, como ocurre ahora. Pero es difícil decirlo ahora, la situación es tan dinámica y no hay señales, ni perspectivas”. La guerra es algo que destruye la vida de los hombres y el padre Wenceslao agradece que en este momento el Movimiento de los Focolares haya elegido estar junto a ellos: “Ver los rostros de las personas que, de una manera muy hermosa, viven el carisma del Movimiento de los Focolares me da mucha esperanza. Junto con los que viven en Ucrania y colaboran con Caritas-Spes hacemos un gran trabajo, de la mañana a la noche, con mucho respeto. También me gustaría agradecer a aquellos que no pueden ayudar económicamente, pero están cerca de nosotros con sus oraciones, gracias. También en esta guerra experimentamos el amor de Dios”.
Riccardo Camillieri e Stefano Comazzi
Para quienes deseen contribuir Azione per un Mondo Unito ONLUS (AMU) IBAN: IT 58 S 05018 03200 000011204344 presso Banca Popolare Etica Codice SWIFT/BIC: ETICIT22XXX Azione per Famiglie Nuove ONLUS (AFN) IBAN: IT 92 J 05018 03200 000016978561 presso Banca Popolare Etica Codice SWIFT/BIC: ETICIT22XXX Causale: Emergenza Ucraina
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