Recientemente concluyeron los Encuentros del Mediterráneo que tuvieron lugar en Marsella (Francia), ciudad mosaico de pueblos y culturas. Un evento que en diálogo traza nuevos caminos de esperanza con una mirada renovada al futuro. “¿Qué salió del evento de Marsella? Ha surgido una visión del Mediterráneo que yo definiría como simplemente humana, no ideológica, no estratégica, no políticamente correcta ni instrumental, no, humana, es decir, capaz de referirlo todo al valor primario de la persona humana y su dignidad inviolable. Y al mismo tiempo surgió una mirada de esperanza”.
Estas son las palabras que pronunció el papa Francisco durante la audiencia general del 27 de septiembre de 2023, centrando su meditación en el reciente viaje apostólico a Marsella al concluir los “Rencontres Méditerranéennes” que tuvieron lugar en la ciudad francesa del 17 al 24 de septiembre de 2023. Un verdadero “mosaico de esperanza”, como anuncia el título del evento organizado por la archidiócesis de Marsella, en el que participaron obispos, alcaldes, líderes religiosos, teólogos de la zona mediterránea y jóvenes de las cinco orillas del Mare Nostrum, en un diálogo abierto que mira hacia el futuro y los numerosos desafíos que afrontar. A raíz de los dos encuentros anteriores, el de Bari en 2020 y el de Florencia en 2022, Marsella, con su historia, su puerto y su esencia multicultural y multireligiosa, ha promovido este viaje a través de mesas redondas, encuentros de reflexión y oración, artísticos y espectáculos culturales de diverso tipo con el objetivo, como afirmó el papa Francisco en el Ángelus del domingo 17 de septiembre, de “promover caminos de paz, colaboración e integración con especial atención al fenómeno migratorio”. Y este es uno de los temas más abordados en los debates entre los jóvenes presentes, como afirma Chiara Barbaccia, licenciada en criminología, de 28 años que se prepara para ser educadora en prisiones, hija de una isla italiana, Sicilia, la puerta de entrada a Europa: “En un momento en el que somos bombardeados por los medios de comunicación que nos hacen sentir invadidos, estamos llamados a no olvidar que nos enfrentamos a personas que abandonan su país porque se ven obligados, no por diversión. Y también debemos tener presente el valor de la hospitalidad, la carta ganadora para seguir siendo humanos”. Palabras que no se quedan en pensamientos pero que, si se comparten, toman forma. Chiara es, de hecho, una de los 70 jóvenes de entre 25 y 30 años que, representando el Mediterráneo y sus múltiples rostros, se encontraron con los obispos de las cinco zonas geográficas de este Mar, en un momento de interacción en pleno estilo sinodal: “Yo frecuento la parroquia de los frailes franciscanos de San Antonino en Palermo – dice – y, con vistas al intercambio y al crecimiento recíproco y gracias a la amistad con el Movimiento de los Focolares de mi ciudad, estoy aquí en Marsella. Los jóvenes de la mesa redonda en la que participé procedían de Ucrania, Bosnia, Tierra Santa y Argelia. Una mirada desde las diversas perspectivas del Mediterráneo. Les conté un poco sobre mi experiencia y lo que hacemos por la hospitalidad y otras cosas más. Lo que falta para que este mar sea verdaderamente “nostrum”, para todos, para la comunidad, es la idea compartida del bien común, la idea de que todo lo que “se mueve” en él no pertenece a una nación más que a “otra”, sino que es un patrimonio común que debe ser valorizado y no “hacerlo naufragar” o, peor aún, hacerlo hundir”. De la migración a la crisis climática, de la integración a la crisis geopolítica y la violencia de la guerra, la voz de estas nuevas generaciones que han animado y coloreado la ciudad de Marsella es fuerte. Los jóvenes son “faros”, como los definió el Papa en su discurso con motivo de la última sesión de los Encuentros, el 23 de septiembre, “son la luz que indica el camino futuro” y es importante garantizar que tengan espacios de encuentros donde orientarse para confraternizar y poder abrirse los oídos unos a otros, como ocurrió en la Oeuvre de jeunesse Joseph Allemand Saint Savournin, donde muchos chicos y chicas de secundaria de la ciudad, divididos en grupos, participaron en los “salones” temáticos para debatir y compartir desafíos y proyectos en el Mediterráneo. Entre los animadores venidos de diversas zonas, en particular de Italia, se encontraba también un grupo del Movimiento de los Focolares que, junto con otras entidades, contribuyeron a este intercambio. Cada salón fue un camino: en la inclusión, en el respeto a la diversidad de las otras confesiones, sobre la libertad de las mujeres en las diversas culturas, en la danza y en el arte, capaz de romper barreras y herramienta de acogida. Un viaje hacia la sensibilización sobre el tema de la reconversión de la industria bélica, como cuentan los chicos de WarFree – Lìberu dae sa gherra, la asociación que pretende una reconversión ética de Cerdeña (isla italiana) a través de una economía de paz con el mirada sobre el mundo; una red de empresas que se proponen como una alternativa a las industrias productoras de armas y petroquímicas y una nueva economía civil que ofrezca un trabajo digno al territorio promoviendo la conexión entre paz y desarrollo sostenible: “Estas industrias presentes en el territorio sardo son la mayor exportación de Cerdeña y en una tierra donde el trabajo escasea, es importante que la gente sepa para qué trabaja, quién gana con estas exportaciones y cuáles son las consecuencias – afirma Stefano Scarpa, uno de los socios de Warfree, que trabaja en el proyecto desde el principio -. No es una cuestión que concierna sólo a Cerdeña. Por eso los Encuentros Mediterráneos son una oportunidad. Sería bonito poder hablar no sólo de Mare Nostrum sino de globalidad, de un diálogo constante que quiere encontrar similitudes entre las dificultades de cada país y las respuestas”. “La Iglesia juega un papel muy importante en los territorios y en el diálogo con las otras Iglesias y otras religiones. Aquí es donde se debe fomentar la participación de todos – añade María Letizia Cabras, joven sarda del Movimiento de los Focolares que colabora en Warfree – para que el debate a nivel territorial se aplique también a nivel “mediterráneo”, a través de proyectos y eventos que impliquen todos los diferentes países”.Maria Grazia Berretta
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