Sinopsis: En este volumen se agrupan tres obras de san Ambrosio que presentan indudables rasgos comunes: las tres se centran en los primeros capítulos del Génesis, fueron compuestas por la misma época y forman parte de los escritos exegéticos del gran obispo de Milán.
Si bien no se cuentan entre sus obras más estudiadas y famosas, su interés radica tanto en la importancia de los acontecimientos que comenta, como en el indudable valor literario que les confiere la extraordinaria personalidad de su autor.
Existen argumentos de suficiente peso como para afirmar que El Paraíso, Caín y Abel y Noé son el producto, elaborado en el taller de la retórica ambrosiana, de su predicación a lo largo de los años 374-378, es decir, en el período inmediatamente posterior a su sorprendente consagración episcopal el 7 de diciembre de 374.
La estructura de estas tres obras viene dada por el texto bíblico que comentan, versículo a versículo, si bien no faltan atisbos de sistematización de la materia en algunos momentos de la exposición.
También es común a todas ellas la fuerte influencia de Filón, hasta el punto de haber merecido que su autor haya sido llamado el «Filón cristiano».
En efecto, es posible detectar la presencia del filósofo judío como fuente de ideas y hasta de expresiones, pero eso no quiere decir que haya influido en la forma de pensar de Ambrosio, como se pone de relieve en la Introducción de este volumen.
En ella también se analizan algunos rasgos característicos de la exégesis ambrosiana: concretamente la importancia que en ella tienen los nombres, su atención a los números y la dimensión cristológica de sus comentarios al Antiguo Testamento.
La presente traducción es la primera edición íntegra de estas obras que se publica en lengua castellana.
Sobre el autor…
Ambrosio de Milán
San Ambrosio es uno de los grandes Padres de la Iglesia de Occidente, junto a San Agustín -en cuya conversión tuvo tanto influencia- y San Jerónimo. Nació hacia el año 339 en Tréveris, donde su padre era prefecto de las Galias. Tras la muerte prematura del padre su familia se trasladó a Roma, donde el joven Ambrosio recibió una educación esmerada llegando a ser jurista y ejerciendo la abogacía. Hacia el 370 fue nombrado gobernador de las provincias de Liguria y Emilia, con residencia en Milán. Pocos días después de su bautismo en diciembre del 374 -a la muerte de Auxencio, obispo arriano de Milán-, Ambrosio fue elegido por el pueblo para ocupar la sede episcopal milanesa, en la que permanecería hasta su muerte ocurrida en diciembre del 397. Al frente de la Iglesia de Milán, Ambrosio se manifestó enseguida niceno, como lo era su propia familia, y se opuso fuertemente al arrianismo. Tenía el genio latino del derecho y del gobierno, junto a la sabiduría práctica del pastor y la espiritualidad del místico. Tuvo gran influencia en los asuntos políticos del Imperio. Sus obras son numerosas: exegéticas, morales, ascéticas, dogmáticas y varias. Fue el gran doctor de la virginidad, verdadero Padre de los pobres y de los perseguidos, con desprendimiento generoso no sólo de sus propios bienes, sino, también, cuando lo consideró necesario, de los tesoros de la Iglesia. En suma, fue un obispo de cuerpo entero, un “hombre de Iglesia”.
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