Movimiento de los Focolares

Europa, “Familia de pueblos”

Jul 6, 2017

Intervención de María Voce, Presidente del Movimiento de los Focolares, en el Forum “Hacia una Europa de Esperanza, Reconciliación y Acogida”, como conclusión de su visita a Malta (del 2 al 7 de mayo de 2017).

Malta 3«El pasado 25 de marzo se conmemoró el 60° aniversario de los Tratados de Roma, que hicieron nacer concretamente aquella “comunidad de pueblos” que Robert Schuman había entrevisto plenamente. El 7 de mayo de 1950, de hecho, había propuesto a Adenauer una solidaridad de producción” de carbón y acero, que hiciera imposible cualquier forma de guerra entre Francia, Alemania y los demás Países que adhirieran. Un acto extraordinario para reconciliar a pueblos postrados por el más terrible conflicto experimentado hasta el día de hoy. Europa estaba devastada, más de 35 millones de muertos, no sólo escombros, sino también destrucción social, política, moral. Sin leyes, sin orden público, sin servicios… En aquellos estremecedores días ya habría sido mucho salvaguardar la seguridad de los confines y vigilar sobre los acuerdos de paz. ¿Cómo se ha llegado, en cambio, a imaginar la curación profunda de las heridas de tal modo que de tantos pueblos  en contraposición formen un solo pueblo europeo? ¿Quién inspiraba a Schuman, Adenauer, De Gasperi y a otros más? Queremos pensar que ha sido Dios quien suscitó las ideas y la fuerza para Europa. Dios que testimonió su amor por los hombres hasta morir por ellos con una muerte atroz e infame, que se identificó con todos los dolores de la Humanidad, comprendidos los que derivan de las violencias y las guerras. Dios, que también hoy puede pedir a los pueblos que se reconcilien y formen una única familia universal. Los fundadores de Europa hicieron esa experiencia. No se dejaron aplastar por lo absurdo del mal, de las dictaduras deshumanas, del conflicto, de la Shoah… Chiara Lubich, la fundadora del Movimiento de los Focolares, a propósito de la cultura que nace de una profunda reconciliación, decía: “…Cada persona puede aportar una propia, típica contribución a todos los ámbitos: a la ciencia, al arte, a la política, a las comunicaciones y así sucesivamente. Y su eficacia será mayor si trabaja juntamente con otros, unidos en el nombre de Cristo. Es la Encarnación que continúa, encarnación completa que se refiere a todos los miembros del Cuerpo místico de Cristo. Así nace y se difunde en el mundo, la que podríamos llamar “cultura de la Resurrección”: cultura del Resucitado, del Hombre nuevo y, en Él, de la Humanidad nueva”. Y si ésta fue en cierto modo la aventura de los fundadores de Europa, podemos – y diría: debemos – aspirar a continuar su obra. Todos estamos llamados a ello. La unidad de los pueblos de Europa es un itinerario educativo, cultural, espiritual, y al mismo tiempo, también político, económico, social, comunicativo. He aquí, por tanto, algún posible paso ulteriorante todo se nos pide a nosotros los cristianos no sólo la reconciliación sino un camino de común testimonio, camino que ha visto recientes encuentros históricos: en Lund, en Suecia; en Lesbo, en Grecia; en Cuba. A todos nosotros nos toca la tarea de contribuir en los pasos hacia la plena y visible comunión, sabiendo que esto será muy determinante para la unidad de Europa y para servir mejor a la Humanidad. Queremos además ensanchar la mirada a toda Europa  – del Atlántico a los Urales – y esto significa el reconocimiento recíproco de los valores y los espacios de colaboración entre el Norte y el Sur, entre el Este y el Oeste. Las guerras, los regímenes totalitarios, las injusticias, han dejado heridas que hay que curar. Para ser verdaderamente constructores de la unidad europea, debemos lograr reconocer que lo que hoy somos es fruto de una historia común y de un destino europeo que tenemos que tomar  íntegramente en nuestras manos. Si como consecuencia se renovaran las relaciones entre la Unión Europea y los Países europeos que no adhieren a ella, éste sería un paso importante para la paz, particularmente para Oriente Medio. También en Europa hay una fuerte necesidad de participación de los ciudadanos en la vida de la ciudad y de todo el continente. En otras palabras, hay que regenerar la democracia que nació en Europa que, sin embargo, hoy tiene necesidad de una nueva dimensión, más efectiva, más densa, más adecuada a este siglo. Malta 4Y prosigue: En un contexto europeo multicultural y multireligioso hay una gran necesidad de una nueva capacidad de diálogo. Diálogo que puede sustentarse en la “Regla de oro“, que dice: “Haz a los demás lo que querrías que te hicieran a ti” (Cf. Lc 6,31); regla común a todas las principales religiones de la Tierra y que acogen con gusto también quienes no tienen un referente religioso. Sería necesario además revisar y aplicar, también a nivel institucional, el lema elegido por la Unión Europea “unidad y diversidad”. Sería un don también para los pueblos que, en otros continentes, están buscando caminos para unirse. En la visión de los fundadores, nunca se pensó en una Europa cerrada en sí misma, sino abierta a la unidad de la familia humana. Es significativo reafirmarlo aquí en Malta, el Estado europeo más al Sur, inmerso por alimentación, lengua y, sobre todo, por vocación, en el Mediterráneo, que de ‘tumba azul’ debería volver a ser “Mare nostrum”: de Europa, de África y de Oriente Medio unidos. Las muchas crisis internacionales actuales nos dan la nítida percepción de que es muy largo el camino para llegar verdaderamente a ello. Decía todavía Chiara Lubich: “Hace falta un estudio paciente, hace falta sabiduría, hace falta sobre todo no olvidar que hay Alguien que sigue nuestra historia y desea – si colaboramos con nuestra buena voluntad – realizar sus designios de amor sobre nuestro continente y sobre todo nuestro planeta”. Podemos concluir que para un fin tan alto vale la pena, sin duda, comprometer toda nuestra existencia. Que también este Forum contribuya a poner en pie aquella “Europa familia de pueblos” que, según el Papa Francisco, es “capaz de dar a luz un nuevo humanismo basado en tres capacidades: la capacidad de integrar, la capacidad de dialogar y la capacidad de generar”». María Voce Malta, St John’s Cathedral, 7 de mayo de 2017  

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