Considerar “hermanos todos” – como dice el Papa Francisco – nos ayuda a ampliar nuestros horizontes. “Den y se les dará” El Padre David, de Kenia, cuenta: “ayudaba a un chico refugiado pobre, que había conocido durante la misión en el campo de refugiados Kakuma, en el noroeste de Kenia, pagándole la escuela. Pero después de un tiempo ya no tenía dinero para mantener este apoyo; por lo que le expliqué esta dificultad y nos despedimos. Después de un tiempo este chico mandó a través de las redes sociales un mensaje pidiendo nuevamente ayuda, sentí mucho dolor por no poder ayudarlo. Entonces decidí vender una vaca que tenía en la casa de mis padres, para pagarle la escuela. Él estaba muy feliz de poder finalmente volver a clases. En la nueva parroquia donde vivo desde hace casi un año, un día los parroquianos decidieron venir a visitarme porque supieron que mi papá no estaba bien de salud. Entre los regalos que me trajeron había tres vacas. No podía creerlo, me parecía que era Dios quien me quería repetir sobre todo las palabras: “una medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en vuestro regazo”. Padre David, Kenia “Para mis hermanos en Líbano” Después de la catástrofe del 4 de agosto de 2020 en Beirut (Líbano), me pregunté qué podía hacer para ayudar a aquella tierra tan sufrida. Después de algunos días iba a ser mi cumpleaños: 40 años. Mi familia y mis amigos querían hacerme una fierta, por lo menos con una cena. Pensé que era la ocasión ideal para ayudar a la población libanesa. Así que le pedí a todos los invitados a la cena que no me dieran regalos sino que contribuyeran con mi proyecto de ayuda a Beirut. Al final de la velada quedé sorprendido al contar el dinero recogido: ¡buenos 600 euros! Nunca pensé que iba a llegar a esa cifra, también porque eran pocos los invitados a la cena debido a las restricciones por el Covid-19. Pero este gesto desencadenó una reacción entre mis amigos: Emilia para su graduación dio lo recaudado para otro proyecto, Francisco para su cumpleaños hizo una adopción a distancia, y después también los chicos del barrio, sabiendo de nuestra iniciativa por el cumpleaños, ¡destinaron las ganancias de una venta de material de reciclaje que hicieron siempre para Líbano! Gratuitamente han recibido, gratuitamente den… es en esto en lo que creemos fuertemente, siempre, cuando recibimos y cuando damos. L., Ischia (Italia) “De un sándwich al céntuplo para los pobres” Un día estaba en un restaurante, esperando para comprar un sándwich; tenía dinero sólo para comprar uno. Saliendo del negocio, vi a una señora que miraba a todos los que comían. Me di cuenta de que tenía hambre y que estaba esperando que alguien le ofreciera algo de comer. Tomé mi sándwich y se lo di. Pensé dentro de mí, siempre puedo comer algo más tarde. Estaba feliz. Después la llevé a la frutería y le pregunté al verdulero si le podía dar fruta y que se la pagaría al día siguiente porque en ese momento no tenía dinero. El verdulero le dio con gusto no sólo una fruta sino una bolsa llena, gratis. Estaba feliz viendo como un pequeño sándwich se convertía en una cadena del céntuplo.– Mumbai (India)
Lorenzo Russo
0 comentarios