Abrir nuestra casa a Jesús, como Marta y María en el Evangelio, y aliviar nuestro corazón de las preocupaciones poniéndonos a la escucha. Vivir la Palabra en la vida de todos los días, encarnarla, es una ocasión preciosa para “escoger la mejor parte”. Solidaridad Hace unos días Elisa, la madre de una niña a la que le enseño catecismo, me invitó a colaborar con una recolección de alimentos y ropa para enviar, a través de algunas mujeres ucranianas, a su atormentado país. Haciendo participar a otras personas conocidas, la respuesta llegó puntualmente y conseguimos en tan sólo dos días –con gran sorpresa para Elisa– armar paquetes con comida y ropa, por más de dos quintales. Después de todo esto, me tocó a mí asombrarme. Les escribí un mensaje de agradecimiento a los que habían intervenido en esta acción de solidaridad, y yo destacaba el hecho que iba a mandar una transferencia bancaria a un sacerdote conocido que se había quedado en Ucrania. No me hubiera imaginado que varias personas me contactarían para contribuir. Al terminar el día, el importe que se alcanzó a reunir era de 1.000 euros. Conmovida, les agradecí a todos. Un joven me sugirió un pensamiento: “¿Tienes presente el milagro de los panes y los peces?”. Espontáneamente concluí con un “Señor, aumenta mi fe”. (Carmela – Italia) Un juego para niños y adultos Cuando nuestros hijos eran pequeños, había inventado para ellos un juego: poner un caramelo en una canasta cada vez que hacían un gesto de amor. Ahora son adultos y tienen familia. Un día mi primogénito me contó que ese juego se había vuelto actual para él. De hecho, ponía en una canasta un caramelo todas las veces que conseguía superar un obstáculo con su esposa, cuando frenaba un arranque de rabia, cuando sabía aceptar un pensamiento de ella totalmente contrario al propio, cuando hacia algún trabajo que ella había dejado de lado, cuando en lugar de juzgarla la escuchaba con atención. Cuando se percató de sus idas y venidas de la cocina a la sala, su esposa quiso saber el significado de todo ello. Pasado un cierto tiempo, él se lo contó y ella, impactada por cómo se las ingeniaba para quererla, quiso participar también en el juego. De allí surgió un nuevo enfoque de toda la vida familiar, tanto que con el pasar del tiempo los hijos también se vieron involucrados. Ese juego de niños se había demostrado importante para los adultos también. (F.Z. – Francia) Ponerse al servicio En nuestro trabajo en el Ministerio de la Juventud, tratamos de actuar con espíritu de familia, y ello requiere de nosotros una doble tensión. Por un lado, evitar que las cuestiones políticas nacionales, las urgencias y los problemas más graves nos impidan estrechar relaciones personales con todos. Por otra parte, no debemos olvidarnos en ningún momento de que estamos allí para servir a esa parte de sociedad que se nos ha encomendado. Debemos poner en primer lugar el servicio a los jóvenes, especialmente a los que tienen necesidades, estando atentos a la gestión de los fondos públicos cuando organizamos una acción de la Secretaría, tratando de no gastar inútilmente. Tener cuidado al contratar a personas, dar peso a la profesionalidad y no a la afinidad política o a la amistad, sin abusar de los bienes de la administración pública para intereses personales. Como en una familia natural, la vida en el ámbito político también se construye en las pequeñas y grandes ocasiones en las que hay que optar y volver a comenzar, estando al servicio de nuestra gente. (N.T. – Argentina)
A cargo de Maria Grazia Berretta
(extraído de “Il Vangelo del Giorno”, Città Nuova, año VIII, número 2, julio-agosto de 2022)
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