El Movimiento de los Focolares participa en varios países del mundo en la acogida de refugiados afganos. En Italia, hasta la fecha, unas 400 personas se han ofrecido a abrir sus puertas a los refugiados. Ha habido una respuesta inmediata de personas, familias y comunidades enteras, desde Milán hasta Ragusa. En Italia el Movimiento de los Focolares ha lanzado un llamamiento para concretar la acogida, enseguida después de los primeros puentes aéreos que trajeron a los refugiados afganos a nuestro país: desde el 26 de agosto se ha lanzado una invitación a través de las comunidades locales de los Focolares y de las muchas personas involucradas a varios niveles en redes locales o nacionales de acogida y acompañamiento de inmigrantes. El llamado nos invita a considerar la posibilidad de abrir los centros del movimiento, institutos religiosos, canónicas, casas parroquiales, pero también las propias casas; captar a quienes estén dispuestos a colaborar en esta emergencia apoyando a los refugiados que llegan; iniciar colaboraciones con autoridades y organizaciones locales. Un trabajo en marcha, que debe combinar la iniciativa privada con los sistemas de acogida preparados por el Ministerio del Interior, y que ya está dando sus primeros pasos concretos, en línea con lo que esperaba el papa Francisco en el Ángelus del domingo 5 de septiembre, que todos los afganos “tanto en patria, como en tránsito y en los países de acogida” pueden “vivir con dignidad, en paz y fraternidad con sus vecinos”. Las respuestas no tardaron en llegar: algunas personas pusieron a disposición su experiencia profesional, sus viviendas o viviendas desocupadas. Entre los primeros en responder al llamamiento, una enfermera de Bérgamo: “Entre un turno y el siguiente, estoy disponible para cualquier necesidad”. Otros ofrecieron sus competencias legales, de salud o relacionadas con la educación. Una familia de Lombardía, con cinco niños pequeños, dijo que estaba dispuesta a acoger a un niño. No solo familias, sino comunidades enteras que responden a la invitación del Papa para abrir canónicas e iglesias. El mundo religioso se pregunta cómo ponerse a disposición: este es el caso de un grupo de religiosos de los pueblos del Vesubio. También hay comunidades de focolarinas, como en Pesaro, Milán, Cosenza, que se unieron para unir fuerzas y encontrar un lugar para poner a disposición de alguien. También continúan los contactos con algunas organizaciones y cooperativas con ideales compartidos, que pueden sostener y apoyar esta acogida que se hace en familia con las herramientas adecuadas, como el Fo.Co. (Chiaramonte Gulfi, RG) y la asociación Nuevos caminos para un mundo unido (Roma). También en la región de Lacio, en Marino, la acogida es un hecho por parte de la cooperativa y asociación sin fines de lucro Una ciudad no basta, que se activó de inmediato. En el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo, algunas familias afganas han sido acogidas desde los primeros días de la emergencia. En varias ciudades de Italia, el pasado 28 de agosto se participó en la iniziativa impulsada por la Economy of Francesco por los derechos y libertades de las mujeres afganas. Paralelamente, continúa la recaudación de fondos, con pequeñas y grandes cifras – hay quienes no pudieron abrir sus casas y cotizaron sus joyas familiares, destinándolas a asociaciones que a nivel local podrán utilizarlas para necesidades específicas, que no se pueden cubrir con las contribuciones estatales. La cuenta de referencia es la que ya está en uso para la emergencia del COVID. Los aportes se pueden depositar con el propósito ACCOGLIENZA AFGHANISTAN.
Maria Chiara De Lorenzo
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