Corea del Sur. Un País condicionado por la relación con EEUU, con los vecinos asiáticos (China y Japón) y con Rusia. Y también por la situación con Corea del Norte, con las recientes tensiones creadas por el gobierno de Pyongyang, que parecen poner en peligro el acuerdo de armisticio, vigente desde que terminó la guerra de Corea. Como todos los países industrializados, también Corea del Sur fue víctima de los efectos negativos de la crisis internacional sobre la economía real. Pero el País parece soportar bien la crisis y la sensación que se prueba visitándolo es que, en comparación con otros Países más industrializados, hay un bienestar difundido entre la población: el desempleo no tiene picos preocupantes y los niveles de pobreza son bajos. Sorprende favorablemente, para un europeo, no ver en las calles mendigos, nadie que busca comida entre la basura. Estas escenas son más bien normales en otros países. Visitando uno de los palacios reales, una guía voluntaria nos explica con competencia y pasión cada detalle por más de dos horas y al terminar no sólo no pide ninguna propina, sino que se ofrece a guiarnos al día siguiente para visitar otro palacio. ¿Todo bien, entonces? Un dato impresionante nos trae de vuelta a una dolorosa realidad. La primera causa de muerte, en la franja de edad que va desde los 20 hasta los 40 años, es el suicidio: uno cada media hora. Más que los accidentes de carros, más que el cáncer. Un record negativo que antes pertenecía a Hungría. Un dato dramático que llama también el mundo político surcoreano a dar una respuesta. El Parlamento está examinando unos proyectos de leyes que puedan intervenir en la prevención de los suicidios juveniles. En esta perspectiva, bajo el patrocinio de la Asamblea Nacional, el Foro Político por la Unidad –el grupo parlamentario de investigación, promovidos por los deputados que participan en el Movimiento Político Por la Unidad – dio vida a una escuela de formación política dirigida jóvenes de Seúl (la edad promedio fue de 28 años). El sábado 27 se desarrolló la ceremonia de clausura del primer ciclo, con una clase de la profesora Ahn Myong Och que tuvo por título “La política del amor, para la resolución de los conflictos”, a la cual siguió un acto oficial para la entrega de los diplomas, presentes los profesores, (algunos de ellos enseñan en el extranjero –Moscú o Tokio- pero igualmente quisieron estar presente en esta cita). Las impresiones recogidas entre los jóvenes participantes en la Escuela testimonian la esperanza de un auténtico capital social para el País. “Quisiera de verdad que esta semilla florezca”; “entendí que cada elección mía es un acto político”; “esta nueva visión de la política puede llevar felicidad a mucha gente”; “comprendí que los conflictos se pueden resolver con el amor y con el diálogo”; “descubrí que es la vocación a la política: un llamado que alcanza a todos”; “la política no tiene que apoyarse sólo en los hombros de los políticos de profesión, sino también en las mías”; “en cualquier lado yo esté en el futuro yo seré un político, es decir viviré en el espíritu justo para ser un ciudadano activo”; “en esta escuela entendí que de verdad es posible vivir la fraternidad en la política, también en este clima de tensión aquí en Corea”. No es normal ver rostros sonrientes de jóvenes que se acercan a la política. Aquí los había. Link: Corea del sur, tener confianza
Poner en práctica el amor
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