Un conocido rabino, participante en el encuentro de diálogo judeo-cristiano promovido por el Movimiento de los Focolares (que tuvo lugar en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo, Roma), explicó que la historia de la comprensión entre las dos religiones se ha desarrollado en tres niveles de acción.
El nivel cero, es decir en el que las personas de ambas religiones se presentan y se conocen.
El nivel uno implica un paso más: hay respeto y mutua comprensión. El temor que el “otro” nos interpele todavía no existe.
El diálogo en el segundo nivel, en cambio, propone que las personas involucradas estén dispuestas a que el otro –judío o cristiano- influya realmente con las propias convicciones religiosas y lo trasforme positivamente.
Obviamente no se trata de poner en discusión la identidad religiosa de cada uno y menos todavía de sincretismo. La propuesta consiste en utilizar un lenguaje espiritual en el que todos, en formas diferentes, puedan encontrarse.
Tengo que decir que desde hace años frecuento eventos interreligiosos pero nunca había participado en uno parecido a éste. Pocas veces se ven juntos cuatro rabinos de distintas corrientes judías y un numeroso grupo de laicos expertos en las temáticas propias del diálogo (30 personas de Argentina, USA, Italia e Uruguay), que trabajan con una metodología totalmente original.
Normalmente cada participante habla de su religión, comenta sus propios textos y hace referencias a sus autores. Esta vez, los cristianos comentaron textos del judaísmo y los judíos textos cristianos. No fueron reflexiones tomadas del bagaje de pensadores o teólogos conocidos en sus ambientes, sino más bien, estudios centrados en el impacto que estos documentos provocaron en el lector: un impacto espiritual, especialmente, de contenido profundo.
Desde una perspectiva distinta de la habitual, fueron vistos los textos de la espiritualidad judía y los textos que pertenecen al patrimonio espiritual dejado por Chiara Lubich, fundadora de los Focolares.
Uso una metáfora tomada de la cibernética. Es sabido que la web 2.0 dentro de poco nos abrirá nuevas formas de comunicación a través de la red: el “diálogo 2.0” es también un nuevo paso. Implica dejar de lado las seguridades adquiridas hasta ahora para integrar elementos siempre en forma nueva. Será más apto para la construcción de formas más profundas de encuentro interreligioso y, en definitiva, para la construcción de una sociedad más fraterna.
Lo hemos experimentado durante estos días.
De Francisco Canzani
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