01/07/2019 Familias separadas, divorciados, personas que están en una segunda unión, personas que conviven sin estar casadas. ¿Cómo ubicarse frente a estas personas? El compromiso de Familias Nuevas con las parejas casadas y las familias que afrontan dificultades. “La familia es amor que va y que viene. Es compartición, contención y reciprocidad. Es el cuidado de los hijos y lugar de crecimiento, privilegiado, también para los padres. La familia es recomenzar siempre”. Así nos cuentan Lucía y Máximo Massimino, de unos cuarenta años, casados desde hace 17, con tres hijos. Viven en Collegno, cerca de Turín, y están trabajando en el Movimiento Familias Nuevas, que ofrece espacios de diálogo y formación para las parejas. Hemos tenido una charla con ellos. Hoy se habla sólo de los “sacrificios” que implica construir una familia. Falta contar, en cambio, la belleza de la familia: empecemos por ahí. Lucia – La belleza de la familia es sentir que alguien te cuida y poder cuidar a alguien. Es sentir que hay otro que piensa en ti, que te quiere; es sentir que formas parte de una comunidad. Máximo – Es el hecho de compartir la alegría y los dolores, con los hijos también, porque saben ver más allá de las palabras que dices. Es hermoso que en tus hijos la vida vaya adelante. Hoy muchas familias están en dificultades, lastimadas o divididas. Con Familias Nuevas les toca recoger el dolor de muchas parejas. ¿Qué itinerarios proponen ustedes? Lucía – Hay crisis que requieren un acompañamiento momentáneo; son parejas que nos piden poderse confiar con peronsas amigas. Con ellas comprendes, quizás porque ya lo has vivido tú, que es sólo un momento de paso de su vida. Frente a crisis más graves acompañamos a las parejas hacia opciones que requieren profesionales, animados por grandes valores. Máximo – Como Movimiento nos dedicamos mucho a la formación. Lucía y yo nos ocupamos de las parejas jóvenes y organizamos encuentros a los que invitamos educadores y psicólogos con la intención de ofrecer herramientas, por ejemplo para gestionar un conflicto. Son encuentros abiertos a todas las parejas, novios, casados, personas que conviven o separados. Una formación que se inspira en el carisma de la unidad de Chiara Lubich, nacido en el seno de la Iglesia Católica, pero que está abierta a personas de otras religiones o sin referencia religiosa. Familias separadas, divorciados, personas en una segunda unión, que conviven. ¿Cómo ubicarse frente a estas personas? Lucía – En el Movimiento de los Focolares hay una verdadera pasión por ellos. Familias Nuevas trata de conocer a estas personas, invierte en las relaciones personales, que son lo único que puede ayudar, y que nos permiten comprender los motivos de la ruptura, el dolor. Las jornadas de encuentro dedicadas a las familias son contextos privilegiados en los que se da un clima de diálogo, y en el fracaso se ve una oportunidad de recomenzar. Si se habla de familia se habla de amor. ¿Es inevitable, entonces, “hablar de Dios” en estas reflexiones? Máximo – Nosotros pensamos que el matrimonio hace presente a Dios en nuestra familia, y en virtud de esa presencia la familia vive una circulación de amor que –citando a Chiara Lubich– recuerda el amor que circula entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Vemos que esta presencia nos sostiene en los momentos en los que quisieras escapar. Es una experiencia que no se puede enseñar, sólo se puede hacer, y que nosotros abiertamente les contamos a las parejas no casadas o no creyentes. Muchos se preguntan: ¿el amor puede acabarse? ¿Hay una receta para que el “para siempre” dure realmente siempre? Lucía y Máximo – El enamoramiento termina pero la palabra clave es recomenzar, y saberse perdonar. Alimenta a la pareja el hecho de compartir el recorrido matrimonial con otras parejas, compartir valores importantes e iniciativas. Además es bueno recordar que somos esposo y esposa, enamorados, y no sólo papá y mamá.
Claudia Di Lorenzi
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