Enero de 1998. Palermo se prepara al gran Jubileo del 2000 llevando consigo signos de luz y de sombra. Una ciudad que cambia, ensangrentada por las pasadas y recientes matanzas perpetradas por la mafia, pero también decidida a rescatarse, mostrando su verdadero rostro. Enero de 2018. Hoy, la capital siciliana se presenta como una expresión de vanguardia del diálogo entre las distintas culturas europeas y el mundo árabe, puntera de la cultura medioriental dentro del tejido europeo. Una “ciudad mosaico”. Ante la presencia del Alcalde Leoluca Orlando, de las autoridades y de algunos representantes de las instituciones, el pasado 20 de enero se quiso rememorar –como signo del “compromiso” de proseguir en la misma dirección- un acontecimiento que representó para la ciudad una etapa de su “magnífico designio providencial”, según la expresión que usó en esa ocasión Chiara Lubich. Durante las distintas intervenciones emergieron algunos aspectos de la vida de los Focolares de los últimos veinte años: el compromiso social y en el mundo de la educación, en especial en algunos barrios de la periferia como Ballarò, Brancaccio y el Zen; la promoción de eventos y la reflexión sobre algunos grandes temas, como el ecumenismo, el compromiso con las nuevas generaciones, la puesta en marcha de escuelas de participación civil y el diálogo con personalidades de la economía, de la política, de la cultura y del arte. En estos años, la comunidad de los Focolares ha dado un aporte al camino de toda la ciudadanía hacia la construcción de una “ciudad de la acogida y de los derechos”, con los valores de la fraternidad y de la continua búsqueda del diálogo. «El recuerdo de la ciudadanía honoraria a Chiara Lubich – afirmo el Alcalde Orlando – es la posibilidad para reflexionar sobre la marcha de la ciudad, en nombre del respeto por la persona humana y la construcción de una comunidad basada en los valores de la unidad y la fraternidad, en los que Chiara basó su Movimiento y que hoy acomunan a millones de personas del mundo. Hoy día esos valores forman parte de la vida cotidiana de Palermo, mediante la acogida y la solidaridad de la que ha dado prueba, que también confirman la voluntad del pueblo palermitano de construir una ciudad acogedora a medida del hombre, como continuamente lo ha demostrado el comportamiento de la sociedad civil». El Arzobispo de Palermo, Mons. Corrado Lorefice, auguró proceder por este camino de fraternidad, mediante el diálogo a todo nivel, en vista de una meta «indicada proféticamente entonces por Chiara Lubich, que Palermo se pueda convertir en una ciudad sobre el monte a la cual mirar para realizar el designio de Dios sobre la comunidad humana». «La celebración de dicho evento –agregó- expresa la profunda sintonía entre la ciudad de Palermo y los valores contenidos en el carisma de Chiara: cooperar con la recomposición de la unidad de la familia humana». María Voce, presidente de los Focolares, a través de un mensaje animó a todos a «compartir los muchos fragmentos de fraternidad que se han consolidado en estos años para promover la acogida, la legalidad y la paz», con el augurio de «que la ciudad se distinga cada vez más por su testimonio activo en varios frentes del diálogo, multiplicando iniciativas basadas en la esperanza y valorando los talentos de todos desde la perspectiva de la unidad». La adhesión a la Asociación “Ciudades por la fraternidad”, querida por la Municipalidad de Palermo, compromete ulteriormente a sus ciudadanos a inspirar en la fraternidad universal cada futura decisión y acción.
Poner en práctica el amor
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