¿Sobre cuáles vías y con qué perspectivas se mueve el compromiso ecuménico de los Focolares? En su intervención en un reciente Congreso de obispos en Katowice, Jesús Morán Cepedano (español, nacido cerca de Ávila, en España, en 1957), desde el 2014 co-presidente del Movimiento de los Focolares, trazó las premisas y características de una espiritualidad que la II Asamblea Ecuménica Europea, en 1997, definió como “ecuménica”. «Con la palabra “espiritualidad” quiero decir una forma de traducir en vida la fe cristiana». Una referencia personal: «Conocí a Chiara Lubich y al Movimiento de los Focolares en 1974. Como español, crecí en un ambiente católico, meditaba el Evangelio en la Iglesia, pero estos nuevos amigos me propusieron ponerlo en práctica. Quería cambiar la sociedad, pero la primera sorpresa fue que el Evangelio me cambiaba a mí». Eran los años de los contactos de Chiara Lubich con personalidades de varias Iglesias, entre ellas, el Patriarca ecuménico de Constantinopla Athenágoras I y el arzobispo Robert Runcie, entonces primado de la Iglesia de Inglaterra. «Este carisma suscitaba gran interés también, y a todavía más, en quien no era católico». Recordando las palabras de la fundadora de los Focolares, dirigidas a una platea de 7 mil sacerdotes y religiosos, reunidos en 1982 en el Aula Pablo VI en el Vaticano «la Obra de María no pertenece sólo al mundo católico. Somos una sola realidad entre todos nosotros, si bien con los límites que comportan las divisiones que todavía existen», Morán explica: «El carisma donado por Dios a Chiara entierra sus raíces en una dimensión eclesial que puede ser compartida por todas las confesiones, porque se nutre en el corazón del Evangelio. Y ésta está vinculada con la naturaleza de la espiritualidad que nace de este carisma: una espiritualidad de comunión, a imagen de la Trinidad». Una espiritualidad que hace que, en las relaciones ecuménicas, se le dé la prioridad al “diálogo de la vida”, al “ecumenismo del amor”, “de la verdad”, “del corazón”; todas formas que subrayan la reciprocidad del amor, el cual no sustituye al diálogo teológico pero que hace posible el «acercamiento, en un profundo ‘intercambio de dones’ que enriquece a unos y a otros”. La unidad y la reconciliación empiezan en el corazón, a partir del encuentro entre las personas, de la apertura acogedora, subraya Morán. Pero «la unidad que vivimos y que buscamos –argumenta- no es uniformidad, es el Espíritu Santo mismo quien suscita la diversidad». No es un enfoque teórico, por lo tanto, sino una experiencia viva de amor evangélico, un “taller ecuménico” que, en la experiencia de los Focolares, reúne a cristianos pertenecientes a más de 300 Iglesias y que se ha expandido, al menos como autoconciencia, dentro de innumerables contextos eclesiales. «El diálogo de la vida es fructífero –agrega- también en y entre las parroquias de varias Iglesias: mediante alianzas que ayudan a conocerse recíprocamente y a encontrar nuevas formas de colaboración para proyectos sociales y culturales. También los jóvenes pertenecientes a distintas Iglesias están comprometidos en primera línea en sostener acciones de primera necesidad y ayudas a los más necesitados». ¿Cuáles son las repercusiones a nivel teológico? «Algunas personas expertas han sido llamadas para participar de procesos de diálogo oficiales. También a nivel regional y sobre todo diocesano, y muchos están comprometidos en primera persona». Un ejemplo, entre otros, son los simposios teológicos instaurados entre los profesores de la Facultad rumano-ortodoxa de Cluj-Napónica (Romania) y los del Instituto Universitario Sophia de Loppiano (Italia), donde ha sido instaurada, el 14 de diciembre pasado, una cátedra ecuménica dedicada al Patriarca Athenágoras y a Chiara Lubich. «Silenciosa, pero tenazmente, Dio está trazando un camino irreversible para alcanzar su designio sobre la humanidad, la fraternidad universal». La reflexión de Morán concluyó con las palabras de la “Declaración de Ottmaring” con las que el Movimiento de los Focolares inauguró las celebraciones por el quinto centenario de la Reforma: «Con todas nuestras fuerzas queremos sostener a las Iglesias en su compromiso de llegar a la plena y visible comunión. Haremos todo lo posible para que nuestras actividades e iniciativas se caractericen por esta actitud de apertura y fraternidad entre los cristianos». Lee el texto integral
Poner en práctica el amor
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