Se está realizando en estos días la gira brasilera del conjunto musical Gen Rosso “Toda vida tiene esperanza”, organizado por la Fazenda da Esperança. Ahora, luego de una primera etapa en Joinville, en el Estado de Santa Catalina, la gira prosigue en el Centro y Norte del país. Joinville, a diez horas de bus de San Pablo, es una ciudad moderna, punto de referencia para todos los amantes del baile, no sólo suramericano. A parte de Moscú, es la única ciudad en el mundo que alberga una escuela del Teatro Bolshói, donde se enseña con el antiguo método ruso. En la ciudad de la danza, del 24 de septiembre al 1 de octubre pasado, nueve bailarines y bailarinas del Bolshói y otros cuatro de la escuela del Centro de Cultura contribuyeron a la realización del musical. Streetlight es un proyecto original, que involucra en el escenario a más de 200 jóvenes con problemas de adicción a las drogas. Tres días de intenso trabajo, aprendiendo y puliendo pasos y música, codo a codo artistas y jóvenes, bajo el lema el uno por el otro. Al finalizar, se abre el telón y el espectáculo empieza. No se trata de un trabajo “para” los jóvenes, sino “con” ellos, como puso de relieve TV Globo – el canal de televisión con más audiencia en Brasil – que dedicó una promo y entrevistas al proyecto. Simultáneamente, en un taller dedicado a los educadores y a los trabajadores sociales de la ciudad, se afrontaron temas que se refieren a los procesos psicológicos, sociales y familiares relacionados con la recuperación de las distintas formas de adicción. Padre Luiz, actual presidente de la Fazenda, Angelucia, Nelson e Iracì, entre los pioneros de la “fábrica” de esperanza que desde Brasil se ha difundido en toda América Latina, y hasta en Filipinas, África, Rusia y Europa central, trabajan codo a codo con el Gen Rosso, que para esta ocasión se presenta con una conformación más amplia, que involucra también a otros miembros de la comunidad del Focolar del lugar. El entusiasmo de los jóvenes que se desempeñan en el escenario, llega a las nubes. «¡Vale la pena tratar de superar los propios límites! Agradezco a la Fazenda por habernos brindado esta oportunidad de trabajar con el Gen Rosso». Tomado por la música y el ritmo, un joven, quien fue jefe de una pandilla violenta, observa: «Para mí, la adrenalina que experimentaba cuando hacía el mal, era lo máximo. Sin embargo me he dado cuenta que se puede ser aún más felices cuando se hace el bien, sin drogas ni alcohol. Para mí es una novedad». William, de la escuela del Bolshói: «Aprendí que se puede bailar, además que con la técnica y la disciplina, también con el corazón. Una experiencia de alegría y al mismo tiempo de armonía que se expresa también con la sonrisa». Una bailarina del Centro de Cultura: «Nuestra profesionalidad se encontró con la fuerza de la experiencia de vida de muchos jóvenes: una sorpresa para mí y un milagro del arte el uno por el otro». También de parte del público llegan comentarios que expresan sorpresa y entusiasmo: «Vi toda la ciudad involucrada». «Éste es arte que se convierte en servicio a la sociedad». «Ustedes han consolidado la unidad entre las distintas comunidades civiles. Una experiencia muy valiosa que tenemos que continuar en el futuro». Además, en cada una de las ciudades incluidas en la gira, se ha constituido un grupo de trabajo para conectar entre ellas las distintas instituciones sociales que se encargan de formación y recuperación de las drogas y de las adicciones. Después de los conciertos estos grupos se consolidan y fortifican. Para que no se apaguen las luces encendidas por el camino. Video de Streetlight
Poner en práctica el amor
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