“La revolución del Evangelio. Regresar al Evangelio y a la vida del Evangelio en el mundo”. Radica en esto, en poner en práctica la Palabra de Dios, hoy como en los tiempos de los primeros cristianos, el proyecto ecuménico que inició hace 50 años Chiara Lubich y que lleva adelante el Movimiento de los Focolares en todo el mundo. Un proyecto en el que los cristianos de todas las Iglesias pueden reconocerse plenamente, participar y juntos ser semillas de paz por doquier, en un mundo herido por las guerras y las divisiones. Habla María Voce, presidente del Movimiento de los Focolares. La encontramos con un grupo de periodistas de diferentes diarios, en el marco de la 59ª Semana ecuménica que se ha realizado en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo del 11 al 13 de mayo. La sala está llena. Están presentes casi 700 cristianos de 69 Iglesias y Comunidades eclesiales, de 40 Países del mundo. Las cabinas para las traducciones están todas encendidas: 17 las lenguas presentes. Los participantes, de todas las edades, tienen colores y vestidos que hacen intuir proveniencias y pertenencias distintas. Entre los momentos fuertes de esta Semana, la oración por la unidad en las catacumbas de san Sebastián en Roma, en el mismo lugar donde rezaron los primeros cristianos y mártires. Aquí, estrecharon un “Pacto de amor recíproco” intercambiándose un signo de paz y de perdón por las heridas infligidas en el pasado y para que,“renovados por el amor, llevemos este testimonio vivido entre nosotros, a nuestras comunidades, a nuestros Países, a nuestra sociedad”. “Hemos construido mucho juntos”, comenta María Voce. “Ahora se trata de acelerar el paso, para que la comunión sea plena y visible. Es necesario ir adelante”. Nunca como hoy el mundo anhela la fraternidad universal. ¿Usted cree que es posible? ¿Es posible en este siglo? «No sé si será posible en este siglo, pero sé que es posible. Más aún, es seguro que llegaremos porque es el deseo de Dios. Dios quiere que toda la familia humana sea una familia de hermanos. Si Dios lo quiere, este designio de unidad del género humano no puede dejar de realizarse. No sé si se logrará en este siglo. Pero lo importante no es realizarlo en este siglo. Lo importante es que se realice y que nosotros demos el paso que Dios nos pide hoy, y hoy Dios nos pide trabajar en esta dirección y, por lo tanto, al menos entre cristianos reconocernos como hermanos». En el mundo ecuménico por varias partes se advierte sufrimiento por la imposibilidad de que cristianos de distintas Iglesias puedan participar en la misma mesa eucarística. ¿Cómo responde usted? «Ciertamente es un dolor para todos. Pero sentimos también que la presencia de Jesús en el mundo no se limita a la presencia eucarística. Jesús está presente en el mundo de muchos modos. Está presente con su amor, está presente en el prójimo porque reconocemos a Jesús en el hermano; está presente en los pobres, está presente en los que nos guían en el magisterio de la Iglesia y en las distintas Iglesias e instituciones. Nosotros, como Movimiento de los Focolares, sentimos particularmente importante dos cosas. La primera es el dolor y la presencia de Jesús en el mundo. Jesús asumió todos los dolores de la Humanidad y, por tanto, también el dolor de la división. Es un dolor que Jesús vivió fuertemente en el momento en el que fue crucificado y abandonado. La segunda que consideramos importante es cuando Jesús dijo: “Donde dos o más están reunidos en mi nombre…”. No dijo unidos en la Eucaristía, dijo “en mi nombre”. ¿Y qué quiere decir estar unidos en el nombre de Jesús? Quiere decir estar unidos en el amor recíproco que Él trajo a la Tierra. Por eso, donde dos o más están unidos en su nombre, está Jesús presente. Esta presencia de Jesús en el mundo en cierto sentido es la prueba de que nosotros vivimos ya una verdadera comunión y, por esto, también nosotros podemos decir: ¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo? No podremos recibir juntos la Eucaristía, pero podemos recibir el amor de Dios, podemos vivir este amor entre nosotros, todos juntos, en la esperanza de que se pueda llegar a esa comunión aún más completa que se añadirá a la comunión que ya tenemos ».(continuará) Por M. Chiara Biagioni – Fonte: SIR
Poner en práctica el amor
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