A sus espaldas 180 jóvenes del Movimiento de los Focolares, en representación de sus coetáneos de todo el mundo. Rostros, colores y rasgos étnicos muy distintos. En primera fila se presentan tres jóvenes de Siria. A su lado está Michel, que viene de Mali y tiene ojos muy expresivos. Conoció a los Focolares en su país y desde entonces dice que su vida cambió. František de la República Checa y María de Portugal explican: «Provenimos de más de 40 países. Estamos aquí de todos los continentes para confrontarnos sobre nuestra identidad y nuestros desafíos para construir una cultura de fraternidad». Detrás de ellos están sentados Amin de Argelia, que es musulmán, y Kioko, budista japonesa. Todos trabajan para construir, con un aporte realmente mundial, el próximo Genfest de Manila (6-8 de julio de 2018), el primero, en la historia de esta manifestación, fuera de Europa. ¿Por qué en Asia? Responde Giuseppe, que es italiano: «Asia contiene el 60% de los jóvenes del mundo, por lo tanto para nosotros significa apuntar al futuro, a la fraternidad universal. El título, “Beyond all borders”, más allá de las fronteras, es uno de los desafíos más grandes que tenemos que afrontar», empezando por los límites personales: los prejuicios, la diversidad social y cultural. Un gran desafío en un país que ha sido afectado por una oleada de violencia endémica, por la exclusión social de muchos sectores de la población y por una crisis política sin precedentes. «Queremos que estos conflictos no nos dividan sino que sean una posibilidad para unirnos más». Fue la gran idea lanzada por Chiara Lubich en 1987. La fundadora de los Focolares, ante una platea de jóvenes, explicó el motivo del nacimiento del Genfest: «Es una explosión de fuegos, no artificiales, sino reales, del amor de Dios. El objetivo del ut omnes (“Padre, que todos sean uno” Jn. 17, 20-23) se acerca. Jesús conquista y arrastra, deja tras de sí todo lo que no va, como un riachuelo fresco que deja en la orilla todo lo que no puede arrastrar su limpidez». Y agregó: «Verán los milagros de las gracia de Dios, porque Dios está con nosotros. Él es el único omnipotente». Está presente María Voce, la actual presidente de los Focolares. «Quisiera dirigir un enorme gracias a los jóvenes». El de ellos –afirma– es un gran acto de valentía, «la respuesta de hoy al llamado que Chiara lanzó desde los años ’60 “Jóvenes de todo el mundo, únanse”. Este llamado resuena todavía, no sólo para ustedes sino para todos. El objetivo del mundo unido todavía no lo hemos alcanzado. La primera generación por si sola, no lo logró, no podía lograrlo. Sola, tampoco la segunda lo podrá lograr, porque es un objetivo enorme. La idea de un mundo unido debe transmitirse de generación en generación, y ellas, unidas, pueden llevarlo a cumplimiento». Y agrega: «El Genfest no se refiere sólo a los jóvenes, sino a todos. Por eso quiero ir también yo y espero que seamos muchos». Cada uno puede hacer algo: «Alguien podría decir, ‘pero yo estoy enfermo, no logro… ¡Ofrece tu sufrimiento! Se puede ayudar con la acogida, ayudando a los jóvenes a preparar el programa, dando un aporte económico para esos jóvenes que de lo contrario no podrían participar. Hagamos toda nuestra parte. ¡El Genfest es mío, es nuestro!» Antes de concluir la conexión, una joven filipina propone a todos una tripe tarea: «Primero: organizar un Genfest local. Segundo: hacer una acción concreta, para ayudar al menos a un joven a ir a Manila. Tercero: adquirir la camiseta con nuestro logo, es también un modo de ayudarnos». Todos los detalles están en el sitio de los Jóvenes por un mundo unido, una sigla que a partir de ahora tenemos que aprender de memoria: Y4UW. Ver también: dev.focolare.org/genfest-2018/
Poner en práctica el amor
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