En las periferias de grandes megalópolis o en pequeñas aldeas rurales, en barrios marginales y periféricos, en orfanatos o cárceles, o bien a lo largo de una playa turística que hay que limpiar, siempre en contacto directo con la población del lugar. Cuatrocientos chicos se están preparando así, en veinte distintas localidades del sudeste asiático, al Genfest 2018, que abrirá sus puertas el próximo 6 de julio en el “World Trade Center” de Manila, con talleres diseminados en varias universidades de la gran ciudad filipina. Una semana de compromiso social e intercambios con el lema de la interculturalidad, que anticipa el espíritu de una manifestación de la que participarán seis mil jóvenes de varias partes del mundo. Una gran oportunidad para experimentar concretamente la caída de fronteras, ante todo las culturales, y para interactuar con personas de culturas y religiones diferentes. Todo esto es el “pre-Genfest”. «La finalidad del Genfest – explica Romè Vital, uno de los coordinadores de esta empresa – es el de ofrecer a estos jóvenes, que están por participar en el Genfest de Manila, la oportunidad de hacer una concreta experiencia “en miniatura” de fraternidad universal. Y también otro objetivo es abrirlos a realidades sociales que están muy lejos geográficamente de sus países de origen. Hemos querido ofrecerles la posibilidad de entender más acerca de las diversidades culturales presentes en Asia». Un grupo de jóvenes está haciendo la experiencia de la vida frenética de los barrios periféricos de ciudades como Hong Kong y Seúl; otros están visitando áreas rurales en Masbate o en Pangasinan, en las Filipinas; otros están haciendo una experiencia de diálogo interreligioso, como en Chiang Mai (en Tailandia), en Medan (Indonesia) y en Yangon (Myanmar). En Coimbatore, India, esta experiencia intercultural e interreligiosa está bajo la guía del lema de Gandhi “sé el cambio que quieres ver”, mientras que en Taipei (Taiwan) los jóvenes están interactuando con los habitantes de la isla. En Aklan, Filipinas, se está llevando a cabo una verdadera “inmersión” en la cultura de la comunidad de Atis (Aetas), tribu que se piensa está entre las originarias de la isla Boracay. Pero hay también iniciativas de tipo ecológico y de la tutela del territorio, como en Hanoi, Vietnam, en donde los chicos están participando en la cosecha del arroz, o en Palawan, famosa localidad turística de las Filipinas, en donde un grupo está limpiando algunas playas». «En muchas localidades – continúa Vital – un recorrido socio-cultural ayuda a entrar profundamente en la historia de ese país. Es el caso de Seúl, en Corea, en donde los jóvenes presentes están profundizando los eventos que han producido la división entre Corea del Norte y del Sur, con la guía de expertos que conducen talleres sobre la paz, exportables a cualquier latitud. Otras localidades también han acogido a chicos, como Mumbai (India), Ho Chi Min (Vietnam), Bangkok (Tailandia), además de las distintas ciudades de las Filipinas como Baguio, Cebu, Dumaguete, La Union y Tacloban. Fundamental la presencia en la preparación de la semana fue la colaboración con organizaciones como “Bukas Palad” y “Façenda da Esperanza”, en las Filipinas, y “Shanti Ashram” en la India». «Esta semana “pre-Genfest” tendrá un impacto indeleble en la vida de los jóvenes que están partipando en él, porque la construcción de un mundo unido comienza siempre con acciones concretas, como dijo recientemente, durante su visita a Loppiano el 10 de mayo pasado, el Papa Francisco: “hay que entrenarse a usar juntos tres lenguajes: el de la mente, el del corazón y el de las manos”. Éste es un elemento fundamental en la formación de las nuevas generaciones. En la misma ocasión, el Papa invitó al Movimiento de los Focolares a ponerse “al servicio de todos, con la mirada que abraza a toda la humanidad, empezando por aquellos que de alguna manera están relegados a las periferias de la existencia”. Cuando lleguen a Manila para el Genfest, estos jóvenes ya habrán experimentado en pequeña escala lo que significa la “fraternidad universal”, porque el mundo unido necesita las manos de todos. Entonces sí que será una verdadera “experiencia de Dios”. Ésta es la finalidad por la que ha nacido el Genfest». María Clara Ramírez Ver el video
Poner en práctica el amor
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