«Miradas de luz. Siempre hacen bien, especialmente en un mundo donde hay pocas». Fueron las primeras frases que recogí de Anna, quien se declara no creyente, a la salida de la sala que este año hospedó la primera Mariápolis de Piamonte. Miradas de luz era el título de estos tres días vividos por 200 personas de todas las edades y categorías sociales, provenientes de distintas ciudades de esta región. Luz que brota de momentos de espiritualidad y del compartir, que ha iluminado temas álgidos de actualidad, como la situación de Europa, la migración, el Medio Oriente, el fin de la vida y los cuidados paliativos, que se alternaron con momentos de distensión, excursiones. Para regenerar el alma y el cuerpo. No sólo. En el oscuro marco de los desafíos de la vida pública y de la incertidumbre económica y política, en medio de un clima que hace pensar que la fraternidad es un lujo para unos pocos, una mirada de luz ha iluminado también la vida de Bra, una ciudad con una historia antiquísima pero proyectada al futuro. Aquí la fraternidad, elevada a categoría política, está inscrita desde hace años en el Estatuto de la ciudad. Y no se ha quedado en letra muerta. Dos adolescentes, son el soporte de un power point, presentan los hechos, con un lema “ColoreAmos” la ciudad. Son muchas las iniciativas, como pintar las paredes de la escuela o los muros maltratados de la ciudad, la recolección de basura, limpieza de la maleza, las visitas a los ancianos en los albergues. Para dejar por doquier un signo de amor y contagiar a los demás de la felicidad que experimentan cuando se pone en movimiento la revolución del Evangelio. La misma que está detrás de una ciudadana honoraria de Bra, Chiara Lubich. «Las iniciativas de estos de –subrayó Bruna Sibille, alcaldesa de Bra – han contaminados a quienes tiene algunos años más, otras comunidades, como la comunidad albanesa, trabajadores del sector de la construcción, grupos de ortodoxos, junto a su Pope, un grupo de rumanos y otras realidades de los barrios. El próximo mes de septiembre –anunció- antes del inicio de las clases, nos volveremos a reunir para seguir trabajando juntos». Uno de los puntos programáticos que están en la base de su mandato, que está por concluir, ha sido “el crecimiento de la cohesión social pasando del modelo de la ciudad al de una comunidad inclusiva”. «Los chicos han sido un factor de cohesión muy importante en esta dirección. Así –agregó- se pusieron las bases para dar una señal importante sobre cómo administrar una ciudad y formar a las futuras generaciones de administradores, en un momento en donde hay muchos ejemplos negativos. Si se cuida la propia ciudad y el bien común –concluyó- se tendrá una ciudad más segura y se superarán muchos males, que no siempre son reales, sino virtuales, y todavía más difíciles de vencer».
Carla Cotignoli
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