Vive y trabaja en la provincia de Génova, ciudad del Noroeste, en un territorio agradable, entre el mar y los montes circundantes. Trabaja como presidente de uno de los consorcios de la red de empresas sociales, con casi setecientos empleados en el sector de atención social, asistencial y de inserción laboral de personas discapacitadas. Es una referencia nacional de la AIPEC (Asociación Italiana de Empresarios para una Economía de Comunión). A pesar de su comprometido trabajo no perdió nada de su rapidez mental y sencillez. Su testimonio fue escuchado muy atentamente durante un Convenio de la Embajada de Italia en la Santa Sede, el 3 de mayo pasado, que tuvo por título “Chiara Lubich y la Economía de Comunión”: «Tenía el deseo de desempeñar un trabajo que fuera útil para los demás. Apenas me recibí, gané un concurso público como educadora para la integración social de los niños discapacitados. Me sentía útil, pero el trabajo era zafral, con un contrato a término. En esa situación había otras jóvenes que tenían mi mismo deseo de crecer en la profesión social. Una de ellas nos habló de algunas personas que hacía algunos años trabajaban en una cooperativa del territorio y se ocupaban de personas discapacitadas. El encuentro con ellos fue determinante: pusieron a nuestra disposición un espacio, nos dedicaron tiempo y nos ofrecieron su experiencia. Nuestra cooperativa nació así, como un don, por un gesto de gratuidad que recibimos y a continuación lo aplicamos. Comprendimos más adelante que ese gesto fundaba sus raíces en los valores de la Economía de Comunión. Esta experiencia de vida, antes que de trabajo, marcó y caracterizó el estilo de nuestra empresa».
Así fue que nació, en 1996, “Il sentiero di Arianna”, una cooperativa formada al comienzo por nueve jóvenes mujeres, que ponen en común los recursos ganados y los reinvierten en formación y desarrollo de la empresa. De ese núcleo inicial, hoy la empresa cuenta con más de 130 socios, el 85% son mujeres. «Cuanto más fieles éramos a los valores de la Economía de Comunión, más se desarrollaban nuestras cooperativas, convirtiéndose en un valor para toda la comunidad. Cuanto mayor contenido le dábamos a palabras como trabajo, dignidad de la persona, reciprocidad, formación, ayuda recíproca, tanto más lográbamos superar los infaltables períodos críticos. La fuerza de las mujeres empresarias fue determinante. Chiara Lubich nos indicaba un camino concreto, generador de posibilidades de cambio. Su visión de un mundo más igualitario y su idea de la economía nos atraía inmensamente» “Il Sentiero di Arianna” – explica- es una organización que da a las mujeres la posibilidad de que sean protagonistas. «Aquí la noticia de un embarazo es siempre una hermosa noticia. Muchas de nosotros pudieron y pueden hoy vivir con serenidad la maternidad y el regreso al trabajo. Pero también las mujeres que no son madres son generadoras de cambios y de innovación, porque saben procesar etapas positivas para mejorar organizativamente a fin de armonizar mejor los tiempos de trabajo y los tiempos de atención a sus familias. Porque las necesidades son muchas. Y nosotros partimos realmente de las necesidades de nuestras familias y de la comunidad, proponiendo soluciones, entrelazando desafíos de relación social y económica con los entes, las instituciones y las otras empresas». Con este espíritu, el Grupo Tassano contribuyó a sostener el desarrollo de otras realidades empresariales. «La empresa más fuerte es la que nace como expresión de un territorio. A través de las redes nacionales a las que pertenecemos como cooperadores, nos estamos comprometiendo en temas del desarrollo económico fundado en los valores éticos, respetuosos del hombre y del ambiente. A través de AIPEC encontramos empresas y empresarios que pertenecen a sectores diferentes, pero que comparten el mismo sentido de responsabilidad social. Juntos estamos comprometidos en proponer un modelo económico nuevo: inclusivo, solidario, de desarrollo sustentable». ¿Qué significa para Simona ser una empresaria de Economía de Comunión? «Quiere decir ser siempre sí mismos. Acogedores, respetuosos, coherentes, atentos al uso de los recursos, vinculados a los demás y al mismo tiempo libres. Una persona es siempre la misma, aún en tiempos y espacios distintos. Lo mismo vale para una empresa». Chiara FavottiPoner en práctica el amor
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