Mientras que la crisis en Ucrania, llega al colapso, y tiene al mundo con el “corazón en la boca”; y los reflectores de los medios de comunicación apuntan sobre muchos otros puntos del planeta como Siria o Venezuela, tenemos la posibilidad de dialogar con algunos amigos de los Focolares que viven sumergidos en las tensiones que sufre Nigeria, el país más poblado de África con más de 160 millones de habitantes.
Nigeria es la convivencia islamo-cristiana más numerosa del mundo. Según ustedes, ¿es ésta la causa de los graves hechos de violencia que existen en el país?
«Lamentablemente, en los últimos años, la situación en Nigeria ha vuelto a la escena pública por los frecuentes atentados terroristas y daños causados tanto por los musulmanes como por los cristianos, como lo demuestran los dolorosos acontecimientos de las últimas semanas, ocurridos en los estados de Borno y de Adamawa, al noreste del país. Observando desde afuera, puede parecer que lo que está ocurriendo sea expresión de un conflicto religioso, pero quien vive en el país puede atestiguar que ésta no es toda la verdad. El hecho es que en una gran parte de Nigeria la convivencia es pacífica y respetuosa».
¿Hay estallidos de violencia…?
«En algunas regiones, en especial en el norte, existen tensiones continuas que han causado millares de víctimas. Los motivos son muchos: la falta de recursos económicos, las heridas sufridas en el pasado entre las diversas etnias, pero, sobre todo las actividad destructora de los grupos terroristas»
¿Qué hacer para reaccionar ante esta situación?
«Los miembros del Movimiento de los Focolares, junto con muchos hombres y mujeres de buena voluntad, tratamos de ser constructores de paz en la vida cotidiana: reconocer, antes que nada, en cada persona que encontramos un hermano o una hermana que debe ser respetada, sostenida, ayudada. Y nos comprometemos a tener esta actitud dondequiera que nos encontremos: en la familia o en el trabajo, en la calle, en el mercado o en la escuela, comenzando por pequeños gestos, como un saludo, o interesándonos por lo que al otro le interesa, etc… ».
¿Y frente a situaciones de peligro, en las que se precisa proteger la propia vida o la del otro…?
«Tratamos de no detenernos frente a las diversas procedencias étnicas o religiosas, para estar listos para ayudar a cualquiera que se encuentre en necesidad. Vemos que estos actos, pequeños o no tan pequeños, pueden ayudar a enlentecer, y a veces, a frenar la espiral de violencia. Pueden promover poco a poco una nueva mentalidad, es decir ayudar a cambiar el clima de odio y de venganza por una actitud de respeto y fraternidad»
Hace poco se inauguró un nuevo centro en Abuja, la capital de Nigeria…
«Sí, hace justo un mes. Fue una decisión tomada junto con la Iglesia local para poder estar cerca de la comunidad del norte del país, que está más expuesta a las tensiones. Así podremos sostener y alentar a los que están viviendo por la paz y la fraternidad, a pesar de todo».
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