El viernes 1 de marzo concluyó en la histórica ciudad de Augsburgo (Alemania) el 40° Congreso ecuménico de Obispos amigos del Movimiento de los Focolares. Eran 60 los participantes provenientes de 26 países y pertenecientes a 29 Iglesias cristianas. “Dare to Be One. A call from Jesus to live the future, now” (Animarnos a Ser Uno. Un llamado de Jesús a vivir el futuro, ahora) fue el título y más aún la realidad del encuentro. 1518 – En Augsburgo se encuentran discutiendo el Cardenal romano Cayetano, conocido teólogo tomista, y el monje agustino Martín Lutero, docente de Sagrada Escritura en la Universidad de Wittenberg, sobre las 95 tesis acerca de las indulgencias que ha presentado Lutero. No hay nada que hacer. No se entienden. Lutero teme por su vida y en la noche se escapa. 1530 – La Dieta del Sagrado Imperio Romano conduce a Augsburgo al emperador Carlos V que quiere volver a juntar a protestantes y católicos, ya divididos. Para la ocasión Felipe Melanchthon, teólogo amigo de Lutero, ha preparado la Confessio Augustana, una confesión de fe redactada para poner a todos de acuerdo. El intento fracasa. 1555 – Durante una ulterior Dieta en Augsburgo se firma la Paz religiosa que asegura la coexistencia de católicos y luteranos. Cada uno de los príncipes del Imperio establece qué confesión se seguirá en su territorio, una decisión resumida en la expresión latina cuius regio eius religio (de quien es la región es la religión). 1650 -Tras la sanguinaria guerra de los 30 años, que ha impactado a Augsburgo también, se sanciona la libertad de expresión religiosa y la paridad de protestantes y católicos en todas las oficinas públicas. Nace la Alta Fiesta de la Paz que se celebra aún hoy cada 8 de agosto. En este sitio cargado de historia, Augsburgo –y por invitación del Obispo católico del lugar Bertram Meier– se llevó a cabo del 27 de febrero al 1 de marzo el 40° Congreso ecuménico de Obispos amigos del Movimiento de los Focolares. De él participaron 60 Obispos de 26 países, pertenecientes a todas las grandes familias de Iglesias: ortodoxos, Iglesias orientales ortodoxas, anglicanos, metodistas, evangélicos, reformados, católicos de rito latino, armenio y bizantino. Nunca habían sido tantos y con una proveniencia tan universal, que fue destacada también por la Alcaldesa de la ciudad, Eva Weber, cuando recibió a los Obispos en el Municipio. Ya viéndolos llegar, impresionaba ver la relación entre estos Obispos, entre los cuales también dos mujeres, Obispos de Iglesias nacidas de la Reforma. Cada Iglesia es recibida así como es. Un espíritu simple de fraternidad penetra esas jornadas, sin desconocer las heridas que aún existen y los puntos en donde no hay acuerdo entre las Iglesias. Pero todo está sostenido por ese pacto de amor recíproco que ha caracterizado desde el comienzo estos Congresos y que los Obispos renuevan solemnemente este año también, prometiéndose compartir las alegrías y las cruces el uno del otro. De allí nace una original sinodalidad ecuménica, como ha sido definida por varios participantes. Dare to Be One. A call from Jesus to live the future, now (Animarnos a Ser Uno. Un llamado de Jesús a vivir el futuro, ahora) es el osado lema del congreso y, más aún, del camino del que participan también la Presidente y el Copresidente de los Focolares, Margaret Karram y Jesús Morán. Los temas que se profundizaron fueron tres, cada uno de los cuales fue ilustrado con experiencias: el ecumenismo receptivo como metodología ecuménica, que lleva a aprender los unos de los otros; el común llamado a dar testimonio del Evangelio en un mundo dividido en busca de paz; Jesús Crucificado y abandonado como camino para afrontar la noche del mundo y responder de una manera generativa. Una fecha más: el 31 de octubre de 1999. Se cumplen 25 años de cuando la Federación Luterana Mundial y la Iglesia católica firmaron justamente en Augsburgo la “Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación”, reconociendo que sobre ese punto clave del disenso en el siglo XVI, hoy ya no hay motivo de separación. Una Oración ecuménica conmemora el histórico evento en el lugar de la firma: la iglesia evangélica de Santa Ana. Al día siguiente una mesa redonda profundiza el alcance de todo ello. El Reverendo Ismael Noko, en ese entonces secretario general de la Federación Luterana Mundial, ilustra el camino humilde y tenaz que ha hecho posible la firma y ha visto la sucesiva adhesión de otras tres Comuniones Mundiales (metodista, reformada y anglicana). El Doctor Ernst Öffner, en ese momento Obispo evangélico regional de Augsburgo, cuenta cómo había trabajado, junto con el Obispo católico de entonces, para hacer participar a la población y que toda la ciudad estaba de fiesta. El Obispo católico Bertram Meier habla de los retos y de las oportunidades del camino que ahora tenemos delante. Durante todo el congreso siempre se han puesto en la mira las actuales amenazas a la paz y a la justicia. A este respecto, ha sido muy importante el mensaje vídeo acerca de la situación que se vive en Tierra Santa, que el Cardenal Pizzaballa envió a los Obispos participantes del congreso. Con todo ello como fondo, hubo dos realidades que dieron una particular esperanza: el desarrollo de la red ecuménica “Juntos por Europa” que involucra a alrededor de 300 Movimientos y comunidades de varias Iglesias, y la visita a la Ciudadela ecuménica de Ottmaring (Alemania) en donde desde hace 56 años católicos y luteranos de distintos Movimientos dan un testimonio de unidad en la diversidad, un camino no siempre fácil en el que de cada crisis nacieron nuevos desarrollos. Pensando en el futuro se apunta al crecimiento de las redes locales, a la conexión entre todos a través de periódicos encuentros online y newsletters, previendo un próximo encuentro internacional dentro de dos o tres años.
Hubertus Blaumeiser
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