La fila era larga, pero para nada aburrida. Personas de todas las edades, procedentes de varios países del mundo, esperaban con paciencia su turno para el almuerzo, intercambiándose impresiones y opiniones acerca de lo vivido durante la mañana. Acababa de concluir, de hecho, la primera sesión de OnCity-redes de luz para habitar el planeta, un Congreso que, desde el 1° al 3 de abril, realmente mostró las numerosas luces encendidas en los lugares en donde vivimos, las ciudades: «En estos días, en vez de detenernos sobre el análisis de la noche – dice Lucia Fronza Crepaz, una de las moderadoras del Congreso – hemos elegido pasar al lado del amanecer, donde nace el el sol». OnCity fue organizado por el Movimiento Humanidad Nueva, Jóvenes por un Mundo Unido y AMU (Acción por un Mundo Unido), tres entidades comprometidas en la construcción de un mundo unido y más fraterno a nivel social, entre los jóvenes y las generaciones, y a través de acciones de apoyo y cooperación para el desarrollo. Seguramente la actual coyuntura está interpelando a todos: atentados, terrorismo, nuevas marginaciones y pobreza, “guerras a ”. Nuestras ciudades están viviendo problemas y contradicciones que están bajo nuestra mirada, pero no faltan experiencias positivas ya consolidadas, que confirman la posibilidad de trabajar, creer y esperar en ciudades más solidarias y fraternas, más habitables para todos. Los organizadores partieron de esta conciencia para construir un itinerario de tres días, a lo largo del cual los casi 900 participantes pudieron experimentar juntos una nueva manera de vivir la ciudad y los propios espacios cotidianos. Una ocasión para ahondar en los temas de la solidaridad, de la fraternidad, para hacer una lectura de los cambios de las metrópolis en las que vivimos, para aprender el diálogo como estilo de vida, de aproximación al mundo y a las cosas. En un mundo global, pero también tan fragmentado, este estilo debe ser cultivado y difundido. OnCity se articuló por lo tanto, entre sesiones plenarias, seminarios temáticos, y 32 mesas de trabajo, las mismas que fueron fundamentales para verificar la propia capacidad de ser ciudadanos activos, creativos y responsables. Haciendo un rápido recuento, en estos días se concretaron 46 intervenciones, con el objetivo de valorar las redes que ya existen, animar el nacimiento de nuevas redes allá donde hace falta, hacer nacer por doquier donde estamos, “células de fraternidad”, nudos estratégicos de un entramado, más bien de muchos entramados de vida y de historia. Fuente: Città Nuova online
Poner en práctica el amor
Poner en práctica el amor
0 comentarios