Movimiento de los Focolares
En marcha: Educarse para educar

En marcha: Educarse para educar

20160217-01Acompañar a los adolescentes en su proyecto de vida, el perfil del educador, educación a lo difícil, una comunidad que educa. Éstos son algunos de los temas que afrontaron 400 formadores, no por oficio sino por vocación, quienes acompañan a niños y chicos en el ámbito del Movimiento de los Focolares, en todas las latitudes. Vinca y Make vienen de Melbourne. «Soy originaria de Futuna: ¡un paso más allá y caes fuera del mundo! – bromea Make –. Cuando fui a visitar a la pequeña comunidad de la isla de Kiribati, los niños en un primer momento estaban intrigados por la presencia de una “extranjera”, luego quedaron sorprendidos por el hecho de que me puse a jugar con ellos. Aunque ya no tengo la edad para esto, pasé dos horas con ellos, entre carreras y saltos. Sin embargo, a pesar de no tener ningún idioma en común, se creó entre nosotros una relación especial». 20160217-05¿Pero cuál es el modelo educativo de referencia? Se trata de la persona-relación, capaz de amar y ser amada a su vez, modelo que ahonda sus raíces en el pensamiento de Chiara Lubich. Un grupo de investigadores en el ámbito pedagógico, la Escuela Abbà y el Instituto Universitario Sophia, que para la ocasión envió a algunos de sus docentes para que intervinieran y realizaran foros y talleres, han estudiado la resonancia de este pensamiento en el campo educativo. Se ha podido así ofrecer un amplio abanico de opciones, para distintos grupos etarios: itinerarios educativos a la mundialidad, la tipología del animador y dinámicas de grupo, resolución de conflictos, reflexión acerca de la fe y la razón, hasta temas más específicos, como estilos de vida e impacto ambiental, género, adicciones, medios de comunicación. No faltaron unas actividades prácticas, de las emociones y la danza, al teatro, títeres, globos, arte y manualidades, edición de videos, uso de la fotografía y de la imagen. 20160217-06Una posibilidad concreta para “poner en movimiento corazón, cabeza, manos”, experimentarlo para luego vivirlo juntos, con los niños y los chicos. Es una de las modalidades que el papa Francisco subraya de manera especial (ver el reciente congreso mundial sobre Educación, en Roma noviembre de 2015), y que Mons. Vincenzo Zani, Secretario de la Congregación para la Educación Católica, recordó a manera de invitación a todos los formadores presentes en Castel Gandolfo del 5 al 10 de febrero pasado, presentando la visión de Francisco acerca de la educación. 20160217-04Maestro de riesgo, audaz explorador, cuidadoso director de orquesta, humilde tejedor de relaciones. Todo esto es lo que se le pide hoy al educador, pero no a él sólo, sino insertado en la red de la comunidad en la cual se desenvuelve. Experimenta el fracaso, pero no se rinde, para ayudar a su vez a que no se rindan los demás. Sobre todo trata de ser una persona auténtica, un testigo creíble. A menudo tiene que ver con ‘Niños en problemas’, como dice el título de un libro que se presentó en estos días. Son los niños que sufren por las fragilidades de la propia familia, que sufren violencia… pero alguien introdujo en sus historias gérmenes de esperanza. Es siempre posible volver a empezar, ayudándoles a activar la que en la jerga técnica se define como resiliencia, es decir, sacar a flote sus mejores recursos para afrontar situaciones difíciles, adaptarse y superarlas. T_Claria«Es necesario adquirir competencias – explica Arturo Clariá, psicólogo clínico argentino – también en el aspecto sociológico, psicológico, ofreciendo estrategias para trabajar juntos, ser más responsables en el acompañamiento, siempre con una mirada hacia lo alto, hacia lo trascendente. A través del intercambio con educadores de todo el mundo, emergieron problemáticas actuales y comunes a las distintas culturas, en el mundo globalizado, como la falta de autoestima, el vacío existencial y la dificultad de construir el propio proyecto de vida. Y a veces no se sabe qué hacer. ¿Cómo afrontar esta sociedad líquida? El educador no es el que posee el saber, sino el director de una orquesta en la que todos pueden tocar su instrumento, y él debe encontrar la armonía de cada uno». Por lo tanto una educación que salga del encierro, y se traslade al plano emocional, social, de los valores: «Esto – concluye – es trabajar para construir una cultura de paz, de fraternidad». Foto: https://goo.gl/photos/BjmCh1FPnXaxyBQh8 Facebook: In Cammino Educarsi per Educare  

Argentina: Misael y su anhelo por la paz

Argentina: Misael y su anhelo por la paz

«Enseño en una escuela católica de mi ciudad, Salta, en el norte de Argentina – cuenta Gabriela Carral-. A principios de octubre de 2015, me encontré con Misael, un alumno de 10 años, después de un momento de oración entre ortodoxos y católicos pidiendo la paz para Siria. En ese momento, la foto del pequeño sirio, Aylan, había despertado gran conmoción por su difusión en los medios. Misael me confió que querría hacer algo en nuestra escuela para pedir la paz, agregando que lo que lo hacía sufrir más que todo era saber que muchos niños habían quedado huérfanos, por causa de la guerra. Nos pusimos de acuerdo para vernos en el momento del recreo y me dijo que estaba participando en la vida de la comunidad ortodoxa y que estaba convencido de que podríamos rezar juntos por la paz: los católicos y los ortodoxos. Algunos días después, me mostró un volante que tenía en su mochila. El texto decía: “Siria somos nosotros, rezamos por la paz”. Quedé sorprendida viendo que un niño, en medio de casi 800 alumnos entre preescolares y primaria, tuviese tan presente el dolor de gente que sufre a miles de quilómetros de distancia. Respondiendo a su deseo, lo animé para que lo manifestara él mismo a los directores de la escuela. Nació así la propuesta de organizar una oración ecuménica por la paz. Por primera vez la palabra ecumenismo se escuchaba en los corredores de esta escuela, entre los directores, los maestros y los estudiantes. Para concretar esta iniciativa, me contacté con un religioso de la institución que comparte conmigo el ideal de contribuir a realizar la oración de Jesús: Que todos sean uno”. También involucramos al Padre Adolfo, de la Iglesia Ortodoxa de Antioquía, y, juntos, organizamos cada detalle de la celebración. En un segundo momento se agregó también la Iglesia Luterana, dado que nuestra comunidad educativa acoge a un joven voluntario alemán que es luterano. Más adelante se agregó el presidente de la Unión Siria Libanesa de la ciudad, también el Cónsul de Alemania y la Vice-cónsul de Italia, un representante del Ministerio de Educación, algunos medios periodísticos y otras escuelas. El primer paso del proyecto de Misael, fue el de construir la paz en nuestras relaciones cotidianas, y esto dio vida a muchas experiencias nuevas que vivieron los muchachos, a quienes le propusimos también la iniciativa de los Jóvenes por un Mundo Unido: el Time Out. Es así que el 18 de noviembre, con el trasfondo de los atentados en París, esta iniciativa además de ser un momento de oración por la paz en el mundo, se convirtió en un testimonio de unidad. A través de la homilía de los celebrantes, conocimos algunas historias de cristianos que viven en Siria y en África; las intenciones por la paz fueron expresadas por una chica de la Juventud Ortodoxa, una señora recitó el Padrenuestro en árabe y las banderas de distintos países nos dilataron el corazón, haciéndonos sentir miembros de la única familia humana. En síntesis, fue una celebración que dejó en el corazón de todos el sabor de algo que nunca antes habíamos experimentado de forma tan fuerte: relaciones fraternas, vínculos inimaginables. Los directores de la escuela la definieron como una jornada histórica. “Agradecemos a Dios por nuestra libertad – concluían los muchachos que estaban presentes – y nos comprometemos a no aliarnos ni con unos ni con los otros, sino estar del lado de la paz”» Gustavo Clariá

El mandamiento de la unidad

El mandamiento de la unidad

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(C) CSC Audiovisivi

Las últimas dos jornadas del encuentro ecuménico de los obispos amigos de los Focolares tuvieron como centro el Patriarcado greco-ortodoxo, sede del Patriarca Bartolomé I, para participar en la fiesta de San Andrés. Desde hace 1700 años el Patriarcado es el punto de referencia para los ortodoxos que hoy día son alrededor de 300 millones de personas en todo el mundo. El domingo 29 de noviembre en la tarde, la gente fue llegando poco a poco, algunas mujeres con velo para cubrirse la cabeza. No eran sólo ortodoxos de Estambul sino también griegos, rusos. Es impresionante ver la fila de 35 obispos de 16 iglesias distintas dentro de la Iglesia de San Jorge. Es la primera vez que participo en una liturgia ortodoxa. Se participa con todos los sentidos. Los ojos quedan extasiados ante los vivos colores de los íconos. Es un río de luz. El oído se ve estimulado por la cantilena en griego antiguo, por los cantos que conducen al misterio de la oración. El olfato lo estimula el incienso que perfuma el alma. El gusto es provocado por la Eucaristía y por el pan “antidòro”. Es un pedazo de pan bendecido que se distribuye al final de la celebración. La finalidad tanto de las vísperas del domingo en la tarde, como de la larga liturgia del lunes 30 de noviembre, fiesta de San Andrés, no es recitar oraciones, sino convertirse en oración, como decía Orígenes: «Toda nuestra vida debería ser una oración extendida e ininterrumpida». Al tomar la palabra, el Patriarca Bartolomé hizo una comparación entre Andrés, el hermano de Pedro, el “primer llamado” y Chiara Lubich, la “primera llamada” al carisma de la unidad. «No tenemos derecho a desanimarnos –concluyó- ante el ruido de tantos horrores que son perpetrados por las calles del mundo, tenemos en cambio el deber de anunciar a todos que sólo el diálogo, la comprensión, la actitud positiva que proviene de nuestra fe en Cristo puede vencer. El santo apóstol Andrés no tuvo dudas al encontrar al Maestro, tampoco Chiara tuvo dudas de confiarse a Él. Igual nosotros, conscientes de todas nuestras responsabilidades, no tenemos dudas del camino que hemos emprendido, en el encuentro entre nuestras Iglesias, en el encuentro entre credos, en el encuentro con la humanidad que sufre, porque sólo el Amor puede vencer, y las puertas de los Infiernos no prevalecerán contra ella». Ha sido un reconocimiento público al papel que tuvo Chiara en el camino ecuménico. Un carisma que ha estimulado también a Bartolomé I, muy activo en la campo del ecumenismo con sus recientes viajes a Italia, Inglaterra, Bélgica, Bulgaria. Le preguntamos el motivo de su incesante trabajo por la unidad. «Porque es la voluntad del Señor –responde Bartolomé I-, el mismo Jesús ha rezado al Padre por la unidad de todos los creyentes. Su oración, su voluntad es un mandamiento para nosotros. Nosotros tenemos que rezar y trabajar para la realización de esta divina voluntad. De este modo la unidad sería un aporte a la paz del mundo, a la fraternidad entre las naciones. Y hoy el mundo tiene más necesidad que nunca”.   Del enviado Aurelio Molè  

Iglesia italiana: la valentía de ser humanos

Iglesia italiana: la valentía de ser humanos

V° Congreso eclesial nacional de Florencia (9-13 noviembre), Foto: Cristian Gennari/Siciliani

Se concluyó el congreso de Florencia. “En Jesucristo el nuevo humanismo”: ¿cómo leer el significado profundo de este evento para la iglesia italiana? «Habría muchas claves de lectura, pero pienso que es un momento decisivo e histórico para la iglesia italiana. Primero que nada por el fuerte mensaje que el Papa entregó a los 2000 delegados, ante la presencia de toda la Conferencia Episcopal. Después porque el evento tuvo lugar en el corazón de su pontificado, en un momento donde las reformas se hacen apremiantes y concretas. Teniendo como espejo la reforma que quiere Francisco, la iglesia italiana se ve empujada inexorablemente a reformarse a sí misma. El discurso del Papa ha sido sobre todo un llamado a la conversión, en todo sentido: conversión de las personas, de las comunidades, de las estructuras…». ¿Cuáles fueron los puntos centrales de las palabras de Francisco? «La figura que el Papa nos ha presentado es el Ecce Homo: el Cristo que se despoja di sí mismo, que no se apoya en los procedimientos ni en la organización, que no pretende ocupar espacios de poder, sino que se hace cargo de los dolores de la humanidad. Es Jesús en su auténtica esencia, en su misión como enviado del Padre para la salvación de todos los hombres. Ésta es la primera cosa. Después, el Papa ha invitado a la iglesia italiana a ser más evangélica, a ser más como la quiere el Espíritu en el hoy de la historia. Como él mismo dijo, sólo una Iglesia que logra ser humilde, desinteresada, que se refleja en las bienaventuranzas, puede parecerse a este Maestro, a este Ecce Homo, y puede presentarse como amor para la sociedad.
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EL Papa Francisco en Florencia. Almuerzo en el comedor de los pobres. Foto: Ansa

Por otro lado el Papa radicalizó el humanismo cristiano sobre la base de la superación de los dos riesgos que él indico. El riesgo del pelagianismo, es decir la tentación de querer hacer todo nosotros, de confiar sólo en nuestras capacidades, en nuestros instrumentos, en el poder, y también en la capacidad de programar. Y el riesgo del gnosticismo que quiere decir el riesgo de la desencarnación, de la no-encarnación propiamente. Es decir, presentar un Jesús que no se puede tocar con las manos, que no se puede aferrar. Actualizar el humanismo cristiano significa que debe partir de Jesús, que debe estar centrado en Él, no en nuestras fuerzas. Debe ser encarnado, no puede quedarse en los documentos, en las proclamas y tampoco en las obras de arte, bellísimas, como las que hemos visto aquí en Florencia. El humanismo cristiano se tiene que encarnar en la vida de la gente». El 50% de los participantes eran laicos, eso indica una fuerza en la Iglesia que quiere entrar en juego. ¿Cuáles fueron las novedades de los trabajos de grupo? «Una de las novedades de Florencia fue la metodología. Un día y medio fue dedicado a trabajos en grupo, lo que hizo posible una mayor participación, cada uno pudo donarse a sí mismo. Pero, si sobre 2000 participantes, la mitad es del clero, todavía no es suficiente. Porque la sociedad, la iglesia no son así. Sí, hay mujeres, pero todavía pocas. Sí, jóvenes, pero todavía pocos. Esperamos que se avanze en este sentido, hacia una mayor representatividad». ¿Una impresión inmediata, después de haber participado en todo el Congreso? «Un clima bellísimo, de apertura, de cordialidad en el sentido profundo, estuvimos mezclados entre todos. Los obispos almuerzaban con todos, en los grupos eran uno más, lo mismo los sacerdotes. Y ya esto de por sí genera un clima de familia y por lo tanto había entusiasmo, alegría, muchas posibilidades de compartir, comunión, un profundo deseo de escuchar y esto ha dado mucha esperanza». Lee también sobre el Congreso de Florencia: (en italiano) Attualizzare l’umanesimo cristiano Francesco inizia da Prato “Mi piace una chiesa italiana inquieta” Ripartire dalla Fortezza da Basso Francesco, il profeta di una chiesa povera e dei poveri A Firenze non si parte da zero Un Dio che si svuota  

El doble salario

El doble salario

20151107-a«Nunca se ha hablado tanto del derecho laboral como en nuestros tiempos, y no se ha abusado tanto de los trabajadores como en estos tiempos. Ellos han proporcionado las masas para las concentraciones y las multitudes para los estragos, y la carne para las represalias; han sido rastrillados en la calle… Los sobrevivientes con frecuencia han quedado sin casa y sin familia.  Y sin embargo hoy es necesario recobrarnos, volver a vencer a la muerte: hacer como Pedro, el pescador, que le dice al Maestro: “Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado;  mas en tu palabra echaré la red”.  Es necesario volver a empezar, después de la noche de ruinas y de sangre, de la palabra de Jesús, con esperanza. Y el Padre premiará nuestra confianza. Nosotros estamos todos empeñados, trabajadores del brazo y del ingenio, para una gran empresa: levantar el edificio social y político destrozado, con valentía y sentido de responsabilidad, sin titubeos… No nos volvemos atrás y no nos amedrentamos. Detrás de nuestras espaldas están los explotadores del hombre, los tiranos que han incendiado las casas y encadenado la libertad, los semidioses que desencadenaron la guerra: son los carnífices y los sepultureros. Y nosotros avanzamos, aún con la cruz a cuestas, hacia la Redención, que quiere decir libertad, libertad de todo mal, y por lo tanto también de la necesidad y del miedo». (Igino Giordani, «Fides», junio de 1951)   «Se devalúa el trabajo disociando el valor económico del valor espiritual. Cuando Dios se mezcló entre los hombres, lo hizo como trabajador entre trabajadores. Durante treinta años realizó también él trabajo manual, con cuyo fruto ayudó al círculo de familiares y vecinos. Después durante tres años realizó obras espirituales, cuyo fruto benefició a la humanidad entera, de todos los tiempos. El trabajar es connatural al hombre y necesario para su vida, como respirar, como comer. Mantener al hombre ocioso equivale a obligar a los pájaros a no volar. Con el evento del Redentor, – un obrero que era Dios – fueron revalorizados divinamente el trabajo y la fatiga y transfigurados los medios ordinarios de santificación; la tarea en los campos, en el taller, en la oficina, en la iglesia, les vale, si hechos como Dios quiere, a la par de una oración. Uno que trabaja según la ley de Dios, soportando el cansancio por amor a Él, se santifica; la tarea en los campos, en el taller, en la oficina, en la iglesia, equivale, si la realizan como Dios quiere, a una oración. Y también el salario es doble. Somos pagados por el valor económico producido con las manos y con el ingenio, en el plano humano; y somos pagados por los méritos de la paciencia, ascesis y desapego, conquistados en el plano divino. Uno mientras construyo una cosa, soporta el cansancio convirtiéndolo en materia de redención, construye también un tramo de su destino eterno. El hijo pródigo comienza la rehabilitación cuando se pone a trabajar, como había iniciado la degradación cuando al vivir ocioso. El aprovechamiento verdadero del trabajo y por lo tanto del trabajador acontece por la fuerte pretensión materialista de negar la participación del espíritu en la obra de las manos o de la inteligencia: por separar lo divino de lo humano, el espíritu del cuerpo, la moral de la economía, el Padre nuestro que está en los cielo por el pan nuestro que nos sirve cotidianamente en la tierra. El hombre no vive sólo de pan para el estómago: necesita también la nutrición para el alma. Rechazar al hombre atendiendo la sola instancia económica es como querer satisfacer la mitad de su hambre para que tenga hambre en la otra. El hombre-Dios ha visto y ve siempre lo divino y lo humano. No uno sólo de los dos. Y entonces porque sus pescadores huéspedes no han pescado nada durante toda la noche de fatigas y porque para él vale la norma “quien no trabaja no coma”, los invita – dado que igualmente debían  comer, ellos y sus familias- a recomenzar la obra: a echar nuevamente las redes en las aguas del lago. Y ellos en Su nombre recomenzaron. Dios invita continuamente a no desanimarse, a no desesperar, pero a retomar el trabajo, siempre, en nombre Suyo. Al igual que la persona humana, la sociedad tiene necesidad de ambos trabajos, para que pueda respirar con ambos pulmones, a vivir sana y libre. Si no, agoniza, porque padece hambre corporal o hambre espiritual: sin dejar de decir que un hambre trae consigo también a la otra. Si no está el Padre en el cielo, escasea también el pan en la tierra; porque por falta de Él, los trabajadores ya no se sienten hermanos –y entonces se combaten y se roban – ; como ha sucedido y sucede contra muchos de nuestros inmigrantes que son hostilizados y rechazados por otros trabajadores». (Igino Giordani «La Via», 1952)