“Abrazar la esperanza”. Con este deseo, alrededor de 200 personas provenientes del continente americano, de África, de Medio Oriente, de Asia y de toda Europa, se encontraron en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo (en Italia, cerca de Roma), del 16 al 19 de mayo pasado.
Son los referentes del movimiento Humanidad Nueva, expresión social del Movimiento de los Focolares, de New Humanity la ONG con status consultivo en las Naciones Unidas, junto a los representantes de las disciplinas que dialogan con la cultura contemporánea, los referentes de Chicos por un Mundo Unido y de AMU (Acción por un Mundo Unido), la ONG che tiene a su cargo la realización de proyectos especiales y de desarrollo.
Estuvo presente también una delegación de estudiantes muy jóvenes de escuelas secundarias que adhieren a Living Peace International, junto a los jóvenes embajadores de la paz, como Joseph,
de Sierra Leona, que contó que a la edad de sólo seis años fue reclutado como un niño soldado, hasta convertirse ahora en un joven líder de paz.
Hace ya tiempo que estas distintas expresiones sociales –cada una con características y finalidades propias– trabajan para ayudar a dar una respuesta concreta a las problemáticas candentes y a las exigencias del mundo contemporáneo: “Juntos por la humanidad” es el nombre nuevo que se han dado. Aceptando la invitación que el Papa dirigió al Movimiento de los Focolares con ocasión de la audiencia privada del 7 de diciembre de 2023, que era la de “ser artesanos de paz en un mundo despedazado por los conflictos”, han querido dedicar el encuentro justamente a la paz.
Una experiencia de escucha, reflexión común y proyecto concreto, realizada en las ocho comunidades distinguidas por ámbitos y pasiones. Un recorrido que continuará con el Genfest de Brasil, en julio próximo, se entrelazará con el Summit for Future de la ONU en septiembre de 2024 y con la cita en Nairobi con los jóvenes y las ciudades del mundo, con ocasión de los 80 años de las Naciones Unidas. Durante el encuentro, los presentes, con la ayuda de expertos y testigos, docentes, diplomáticos, actores sociales y culturales, y ciudadanos organizados, se han preguntado sobre qué es en realidad la paz, y si de veras es posible alcanzarla y con qué medios.
Han sido muchas las experiencias impactantes, narradas por testigos de países en conflicto. De Siria contaron la crudeza de la guerra que viven desde 2011, agravada por el embargo que afecta a una población exhausta. Proyectos de la Ong Amu, como RESTART, que sostiene micro-empresas con préstamos y acompañamiento personalizado, contribuyeron a ralentizar procesos constantes de migración. Christiane, de Líbano, a pesar de la situación de su país, caracterizado por una inflación elevadísima y una fuerte tasa de emigración, y todo ello agravado por los impactos de la guerra en Medio Oriente, no se detuvo: creó con su esposo una empresa productiva para el sustento familiar y para ayudar también a los demás artesanos y productores rurales a vender sus productos. La iniciativa productiva se extendió también a Egipto. Representantes de Congo presentaron los frutos de la escuela para la formación de líderes para la paz. Una graduada de esa escuela, Joëlle, periodista y candidata a la presidencia de la República del Congo, lanzó su plataforma presidencial con los valores de la paz y de la justicia social. Los chicos ucranianos saludaron a los presentes con un vídeo y lo mismo hicieron algunos chicos de Belén, de Pakistán, de Cuba y Filipinas. Se presentó el proyecto “Juntos por una nueva África”, destinado a los jóvenes africanos interesados en cambiar el continente: se formaron cientos de jóvenes y se involucró a otros 9000 jóvenes en una experiencia que llegó a 14 naciones africanas. Lo mismo se hace en México con la Agenda Nacional por la paz, en los Estados Unidos con las valientes conversaciones en contra del racismo.
Se destaca la exigencia de una verdadera formación a la paz y a los derechos humanos, como así también la necesidad de dar un nombre a los conflictos, profundizando sus razones, intentando resolverlos con una estrategia comunitaria, que escuche las distintas y plurales posiciones y que preceda y acompañe toda negociación. Se ha dicho que la paz no es sólo ausencia de guerra. No todo lo que se define como orden es paz. No es un hecho ideológico: no es pacifismo. Es la condición en la que toda persona pueda pensar y realizar su propio futuro. Pero es necesario aprender el diálogo como metodología, con el cual estamos disponibles a perder algo por un bien mayor. En el fondo, ésta es la motivación por la cual no van adelante las negociaciones y tampoco las organizaciones internacionales parecen estar en condiciones de gestionar la crisis. Diálogo, confianza, retos locales y globales, relación entre generaciones, comunidad. Se vuelve a partir de aquí, de esas palabras clave, alentados también por Margaret Karram y Jesús Morán, Presidente y Copresidente del Movimiento de los Focolares, que estuvieron presentes el día de la conclusión. Éste es el camino de la paz, que quieren apoyar concretamente, y juntos.
Mario Bruno
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