La invitación del Papa Francisco a los presidentes del Estado de Palestina y del Estado de Israel del 25 de mayo pasado a “elevar juntos una intensa oración invocando de Dios el don de la paz”, a quienes ofreció su casa en el Vaticano, ha dado esperanza al mundo y dado un paso decisivo en la fe de que la paz hay que crearla e invocarla. A partir de ese momento, se ha intensificado la oración que elevan por la paz en todo el mundo cuantos se inspiran en el ideal de unidad de los Focolares, de distintas religiones y culturas, a través de palabras distintas, del multiplicarse de pequeños y grandes gestos de paz y de la renovada propuesta del Timeout cotidiano, a mediodía de cada huso horario. Ha sido grande la alegría por la noticia de que, el Patriarca ecuménico Bartolomé I de Constantinopla se unirá al Papa Francisco y a los presidentes Péres y Abu Mazen, en la “invocación por la paz” del domingo en el Vaticano. Un impulso ulterior a caminar velozmente hacia el “que todos sean uno para que el mundo crea” de Jesús. Nunca Su mandato se ha sentido tanto como hoy. El Movimiento de los Focolares responde al sentido llamado del Papa Francisco de “no dejarnos solos”; y desde los cinco continentes, en especial desde los lugares donde hay más sufrimiento, se unirá a la oración en el Vaticano “para que ¡el Señor dé la paz a esta Tierra bendita!”.
Poner en práctica el amor
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