Jonathan Michelon
Jonathan, ¿cómo se desarrolla el trabajo? «Hay sesiones en plenaria y de grupo. Son unos veinte grupos, divididos por idioma: inglés, francés, español e italiano. Cada grupo tiene un redactor y un facilitador. Los participantes tienen que responder juntos a las 15 preguntas que propone el documento del Sínodo. Al final, se producirá un documento que será entregado a los Padres Sinodales».
¿De qué tratan las preguntas? «La primera parte está dedicada a los desafíos y a las oportunidades de las generaciones jóvenes en el mundo de hoy. Por lo tanto, la formación de la personalidad, la relación con los otros pueblos, los desafíos interreligiosos, las diferencias vistas como oportunidades, los jóvenes y el futuro, sus sueños, la relación con la tecnología, la búsqueda del sentido de la vida, la relación entre la vida cotidiana y lo sagrado».
¿Y la segunda parte de las preguntas? «Habla de la fe, de la vocación, del sentido específico de la misión del joven en el mundo, del discernimiento y del acompañamiento vocacional. Después, de su relación con Jesús, sobre cómo es percibida la figura de Jesús en el tercer milenio. La última parte está dedicada a las actividades formativas y pastorales de la Iglesia, la relación de los jóvenes con la Iglesia y sus experiencias».
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De dónde provienen los jóvenes de tu grupo? «De Europa (Eslovenia, Alemania, Grecia, Polonia), pero también de los continentes, incluso de las Islas Samoa americanas, en el océano Pacífico. Un joven sijs compartió su experiencia de fe y su relación con los sacerdotes de su templo, que siempre están dispuestos a dar una palabra de paz. También está una joven anglicana de Zimbabwe, que estudia para ser sacerdote. Hay mucha sabiduría, el intercambio es enriquecedor».
¿Hay experiencias que te impresionaron? «Una, en especial, la de un joven médico polaco, vinculado al Camino Neocatecumenal que, con su esposa, fundó una asociación que se ocupa de la atención a los moribundos. Estimulado por la meditación del primer día, sobre el sentido profundo del dolor, basada en la experiencia de Chiara Luce Badano, contó lo que viven. Con las otras personas de la Asociación van donde los enfermos, los asisten, los invitan a ofrecer su dolor por todos. De este modo estas personas dejan la tierra “llenos de vida” porque, como él dice, “la muerte es el período más bello de la vida, porque nos acercamos a Dios, a Quien más amamos”».
A los jóvenes de los Focolares se les confió la animación de la misa y las meditaciones cotidianas… «Si, algunos jóvenes de la Escuela Gen de Loppiano y de los Centros Gen de Roma formaron el coro, que ahora se está convirtiendo en un grupo inclusivo: invitan a quien tiene talento a participar en la animación de la Misa. Ayer, se unió un violinista. Es realmente una bella experiencia».
Entonces, ¿los jóvenes están felices con esta experiencia? «Nos estamos dando cuenta de que estamos viviendo un momento histórico en la Iglesia. ¡Es la primera vez, en 2000 años, que se hace un sínodo de los jóvenes con los jóvenes! Pero para ellos es natural contribuir así a la Iglesia. La Iglesia es de ellos. Se comportan con el Cardenal y también con el Papa Francisco como con sus mejores amigos; les dan la mano, los abrazan… Es muy bello». ¿
Y para ti? «Para mí es una experiencia única, me doy cuenta de la vastedad de la Iglesia y de su incidencia en el mundo. Aquí está el mundo, la universalidad de la Iglesia».
Fuente: Loppiano online
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