Los Estatutos generales del Movimiento de los Focolares, así como los Reglamentos de cada una de sus ramas, contienen una “premisa de toda otra regla” una “norma de las normas”: el compromiso de cualquiera que forme parte del Movimiento a vivir la mutua caridad según el Mandamiento de Jesús. En el texto siguiente Chiara Lubich subraya que este compromiso debe renovarse continuamente. [En la Carta a los Romanos el apóstol Pablo] dice: “Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz”[1]. Las “obras de las tinieblas” son los frutos de los vicios y del pecado. Las “armas de la luz” son las virtudes, y el poner en práctica en la vida la Palabra de Dios. Ahora bien, sabemos que el Mandamiento nuevo de Jesús es casi un resumen de todos sus mandamientos, de todas sus Palabras. Llevaremos por tanto “las armas de la luz” volviendo a centrar nuestras vidas en este mandato. Por este – como sabemos – el Resucitado resplandecerá en medio de nuestra comunidad. […] “Armas de luz” por tanto. Mandamiento nuevo realizado con un novísimo empeño. […] Es esta la invitación que extiendo a todos ustedes. Para comenzar enseguida, analicémonos un poco sobre nuestro amor recíproco: consideremos la medida de nuestro amor (recordando que debe ser la misma que la de Jesús hacia nosotros, es decir, estar dispuestos a dar la vida), evidenciemos así nuestra poca generosidad, nuestras limitaciones al ponerlo en práctica, para superarlas; observemos si nuestro amor recíproco no es demasiado humano, para llevarlo a un plano más sobrenatural… Si hacemos así, mejorándolo de esta forma, Jesús, el Santo, estará entre nosotros y Él podrá hacer del año actual el más santo de nuestra vida. […]
Chiara Lubich
(En una conferencia telefónica, Rocca di Papa, 13 de noviembre de 1986) Extraído de: “Renovar el amor recíproco”, Cf. Chiara Lubich, Juntos en Camino, Ciudad Nueva Argentina, 1988, pp. 188-190. [1] Rm 13, 12
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