Movimiento de los Focolares

Sínodo sobre la familia: expectativas y esperanzas

Oct 5, 2015

Entrevista de Radio in Blue a Maria Voce, Presidente de los Focolares, sobre los principales temas en la agenda de los trabajos sinodales.

20151005-02Maria Voce participó ofreciendo una intervención en la vigilia de oración que se realizó en la Plaza San Pedro el sábado 3 de octubre. La periodista entonces empieza preguntándole: ¿Por qué es tan importante el momento de oración? «Porque, como cristianos, pensamos que, sobre todo, tiene que trabajar el Espíritu Santo; que es un momento delicado, en el cual hay muchas voces que giran en los medios de comunicación. Pero las grandes expectativas puede saciarlas solamente el Espíritu Santo, como Él quiere, no como piensan los hombres. Por eso, lo más importante es justamente pedir con la oración que Él asista especialmente, antes que nada al Papa y también a todos los Padres sinodales». Nos ayuda a ampliar un poco la mirada… «La familia es la componente de la humanidad que más sufre en este momento. En un cierto sentido es como una hija enferma, a la cual la Iglesia está mirando con el amor de una madre que quiere curarla. La Iglesia está haciendo este acto de conversión pastoral hacia un miembro suyo que sufre. Y pienso que todos nosotros debemos ponernos en esta disposición. Me parece que esas expectativas que pretenden obtener quién sabe qué grandes cambios, desde el punto de vista doctrinal o de las leyes que regulan la institución matrimonial, serán desatendidas. Pienso que la expectativa más grande sea la de preguntarnos a nosotros mismos, como Iglesia, qué conversión debemos hacer nosotros hacia estos hermanos que sufren, hoy de un modo particular porque están acosados por todas partes: de la política a las presiones económicas y por cuantos tratan de sacar del malestar de la familia nuevas oportunidades para sus propios intereses. El Movimiento de los Focolares siempre ha dado atención a la familia – tiene una de sus ramas dedicada particularmente a ella – y desde siempre ha tratado de mirar a todas las familias del mundo. Se dedica a la preparación al matrimonio, para que los jóvenes puedan afrontarlo con conciencia, también ayudándoles, en la medida de lo posible, a encontrar esos medios (trabajo, casa u otras cosas) que permiten formar una familia. Y una vez que se casan, acompañando a las parejas jóvenes en su nuevo camino, de modo que en las primeras disputas por posibles crisis, que son absolutamente naturales, encuentren una comunidad dispuesta a acogerles, a hacerles sentir que no están abandonadas a sí mismas, que el amor de la comunidad está siempre vigilante y atento. Hasta hacer cursos específicos para la crisis, con expertos adecuadamente formados. Se ocupa de los separados y también de los divorciados con nuevas uniones, haciéndoles sentir que, aun estando en estas situaciones, son miembros de la comunidad y como tales son amados y respetados en su dignidad de hijos de Dios. Y se les ayuda a descubrir que la pertenencia a la comunidad no es solamente la participación en la Eucaristía sino que se sustancia de momentos de caridad vividos juntos, de compartir los sufrimientos y de las alegrías, haciéndoles experimentar la cercanía de Dios y de la Iglesia. El Sínodo nos pide que hagamos esta conversión todos juntos, y me parece que esto es algo muy importante. Por otra parte, no pienso que debamos limitar la mirada a las familias de los vueltos a casar. El Sínodo se ocupa de la familia en todo su arco vital: la viudez, padres y jóvenes que no logran encontrar trabajo, los refugiados, los niños, etc. Es necesario mirar a la familia como una imagen de la sociedad de hoy: es la humanidad de hoy la que sufre en la familia. Y la humanidad de hoy debe asumir a esta familia que sufre y sentir en su carne el peso de ella». ¿Por tanto un terreno de encuentro de la Iglesia en salida que el Papa Francisco pide continuamente? «¡Absolutamente! Más aún, pienso que es precisamente en ese terreno donde se puede testimoniar la posibilidad de relaciones personales profundas, no solamente las que se tienen a través del celular o las de las redes, sino de prójimo a prójimo: con los amigos de los hijos y su padres, por ejemplo. La función de nosotros los laicos es la de estar al lado de todos, salir del propio recinto seguro para caminar con ellos día a día en las escuelas, en el trabajo, en las dificultades cotidianas. Por esto en el Sínodo están presentes también los laicos, y también nosotros tenemos la alegría de contar con una pareja del Movimiento que viene de Colombia, invitados como auditores: Maria Angélica y José Luis de Colombia». El año pasado había en cambio una pareja de Ruanda ¿es así? «Sí. Pienso que estos laicos casados presentes en el Sínodo traen todos los desafíos que juntamente con los demás recogen y viven. Naturalmente también los Padres sinodales llegan ricos de experiencias, de voces, de sufrimientos que han recogido en el mundo. Pero es bonito también este confrontarse entre la Iglesia ministerial y el laicado. Una Iglesia que es una realidad unitaria con los laicos y los sacerdotes juntos. El Pueblo de Dios en camino que cuida a todos sus hijos». Escucha la entrevista integral de Radio Inblu a Maria Voce, 3 de octubre de 2015 (en italiano desde el minuto 11’ 15’’)

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