Mons. Balvo es Nuncio en Kenia desde enero de 2013, y es también el primer nuncio apostólico nombrado para el Sudán del Sur, estado independiente sólo desde 2011.Una región marcada por la guerra, la pobreza y las migraciones. El pasado 20 de mayo María Voce y Jesús Morán, presidente y copresidente del Movimiento de los Focolares, se encontraron con él en la sede de la Nunciatura de Nairobi, durante su visita a Kenia (14 de mayo-1° de junio). Un encuentro cordial, con una inmediata atmósfera de familia, que hizo de marco al intercambio de una gran variedad de noticias, pero también de preocupaciones y esperanzas sobre los desafíos de la región, sobre todo en la zona de Sudán del Sur. Entre los temas que se tocaron, estuvo también su relación con Chiara Lubich, que se remonta a su viaje a Medio Oriente en 1999, cuando Mons. Balvo prestaba servicio en Jordania; la escuela de inculturación en la Mariápolis Piero, que se llevaba a cabo en esos días; la aventura de haber dado la bienvenida al Papa en Kenia, y luego su visita a la República Centroafricana, donde “cristianos y no cristianos”, dijo, “quedaron impresionados porque el Papa no huyó ante sus dificultades, y, pese a a la incertidumbre por la seguridad, pasó una noche en ese país”. Y más: la puesta al día sobre algunas noticias concernientes a los Focolares, como la reciente visita sorpresa de Papa Francisco a la Mariápolis de Roma. “Papa Francisco es el Papa de las sorpresas”, comentó Mons. Balvo. Pero pronto el diálogo se centró en el drama de Sudán del Sur. Hablando de la crisis de esta región, el Nuncio subrayó los numerosos desafíos, como la pobreza y el analfabetismo, entre otros, agravados por la falta de paz. En el 2007, el Movimiento de los Focolares, a través de AMU, había puesto en marcha un proyecto en el desierto de los alrededores de Jartum para la construcción de una escuela destinada precisamente a los hijos de los refugiados procedentes de Sudán del Sur, que vivían en un campo en la parroquia de Omdurmán. El proyecto, que duró algunos años, se enmarcaba en una acción de la diócesis llamada “Salvar lo salvable”; la escuela se construyó, pero luego muchas de estas familias regresaron a Sudán del Sur, antes de que se convirtiera en un estado autónomo.
“En una región tan rica de recursos, será difícil poder desarrollar estos recursos hasta que no llegue una paz estable”, afirmó Mons. Balvo. “Es realmente difícil promover la sociedad, con generaciones de personas que han conocido sólo la violencia”. A partir de ahí, el discurso se explayó hasta la historia de este país, que él atraviesa a menudo en sus viajes, demostrando así cuánto le interesa la suerte del pueblo sursudanés. El Sur se separó del Norte el 9 de julio de 2011, después de un referéndum que se llevó a cabo en enero del mismo año, en el que se impuso con amplia mayoría el sí de los sursudaneses. El referéndum era uno de los puntos clave del acuerdo de paz que en el 2005 puso fin formalmente a los 21 años de guerra civil entre el gobierno de Jartum y el grupo que luchaba por la independencia de Sudán del Sur. La separación del Sur sigue cargada de tensiones y puntos críticos. Entre ellos está la línea de demarcación de la frontera norte-sur, el estatus de la región de Abyei, rica de petróleo y reivindicada por ambos países, y las continuas tensiones debidas a la exportación del petróleo. Al interior del Sudán de Sur además, hay grupos armados que amenazan la paz, mientras los choques étnicos por cuestiones de tierra, agua, ganado, están a la orden del día.
En Diciembre de 2013 estalló un conflicto entre las fuerzas gubernamentales y las fuerzas fieles al ex vicepresidente Riek Machar. En enero de 2014 se firmó el primer cese al fuego y el 26 de abril de 2016 Riek Machar volvió a la capital y se posesionó como vicepresidente. María Voce expresó su gran esperanza de que este paso vuelva a orientar el Sudán del Sur hacia el camino de la unidad y de la prosperidad.
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