Hoy 22 de enero, el Movimiento de los Focolares recuerda el nacimiento de Chiara Lubich que aconteció en este día de 1920. Una fecha que coincide con el corazón de la Semana de oración por la unidad de los cristianos (celebrada en Europa). Una ocasión para recordar a la Fundadora de los Focolares y su pasión por la unidad a través de la “oración ecuménica” que ella pronunció en 1998 en Augsburgo (Alemania). Si nosotros, cristianos, echamos una ojeada a nuestra historia de hace 2.000 años y de un modo especial a la del segundo milenio, no podemos dejar de sentir dolor al constatar que frecuentemente ha sido un subseguirse de incomprensiones, de litigios, de luchas. Ciertamente culpa de circunstancias históricas, culturales, políticas, geográficas, sociales, …; pero también de un ir a menos entre los cristianos ese elemento unificador típicamente suyo: el amor. (…) Pero, si Dios nos ama, nosotros no podemos permanecer inertes frente a tanta divina benevolencia, como hijos e hijas verdaderos debemos de corresponder a su amar también como Iglesia. En cierto modo, a lo largo de los siglos, cada Iglesia se ha petrificado en sí misma por las oleadas de indiferencia, de incomprensiones, e incluso de odio recíproco. Por eso para cada una es necesario un suplemento de amor. Amor, por tanto, hacia las demás Iglesias, ese amor que hace posible que cada una la lleve a ser un don para las demás, ya que se puede preveer que en la Iglesia del futuro una y sólo una será la verdad, pero expresada de distintos modos, observada desde distintos puntos de vista, embellecida con muchas interpretaciones. Amor recíproco que es evangélico de verdad, y por ello válido, si se practica con la medida querida por Jesús: amaos unos a otros – ha dicho -, como yo os he amado. “Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus hermanos” (cf Jn 15,13). (…) Sé, por experiencia, que si todos nosotros vivimos así, se obtendrán frutos excepcionales, sobre todo obtendremos un efecto especial: viviendo juntos estos distintos aspectos de nuestro cristianismo advertiremos, de algún modo, que ya desde ahora formamos un solo pueblo cristiano que podrá ser levadura para la plena comunión entre las Iglesias. Será casi el realizarse otro diálogo, después del de la caridad, del teológico y de la oración: un diálogo de la vida, el diálogo del Pueblo de Dios. Diálogo urgente y oportuno si es verdadero, como nos enseña la historia, que no está muy garantizado en campo ecuménico, cuando no se involucra al pueblo. Diálogo que hará descubrir con mayor evidencia y valorar todo el enorme patrimonio ya común entre nosotros cristianos, formado por el bautismo, la Sagrada Escritura, los primeros Concilios, los Padres de la Iglesia, etc. Esperemos de ver realizado este pueblo, pueblo que ya en todo el mundo cristiano está despuntando y que confíamos que también despuntará aquí. (Chiara Lubich, Augsburgo-Alemania, 29 de noviembre de 1998 Fonte: Centro Chiara Lubich
Poner en práctica el amor
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