Chiara Lubich Chiara Lubich lo intuyó en 1977, cuando recibió en Londres (Gran Bretaña) el Premio Templeton por el progreso de la Religión. Desde entonces, la difusión mundial del espíritu de los Focolares ha contribuido a abrir un diálogo con todas las principales religiones del mundo. Un camino que ni siquiera Chiara había imaginado pero que Dios le mostró, le reveló con el tiempo, a través de acontecimientos y circunstancias como un camino a seguir para alcanzar la unidad. En este breve extracto, Chiara, respondiendo a una pregunta sobre la relación con otras religiones, revela el secreto para construir la verdadera fraternidad universal: buscar lo que nos une en la diversidad. La pregunta formulada a Chiara la leyó Giuseppe Maria Zanghì, uno de los primeros focolarinos. (De una respuesta de Chiara Lubich en el encuentro de los amigos musulmanes, Castel Gandolfo, 3 de noviembre de 2002)
Giuseppe Maria Zanghì: La pregunta es esta: “Quisiera preguntar –o quisiéramos preguntar–: cómo se ha encontrado – ¿cómo te has encontrado tú, Chiara–, en la relación con las otras religiones, y qué sientes dentro de ti?”.
Chiara Lubich: En la relación con los fieles de otras religiones ¡yo siempre me he encontrado muy bien! Porque aunque sean diferentes hay mucho en común, tenemos mucho en común y esto nos une; en cambio la diversidad nos atrae, nos produce curiosidad. Por tanto, estoy contenta por dos motivos: porque así conozco otras cosas, me inculturo en la cultura del otro, y también porque encuentro a hermanos iguales, porque creemos en muchas cosas iguales. La más importante – ya lo dije la otra vez – es la famosa “regla de oro”, es esta frase: “No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti” Esta frase está presente en todas las religiones más importantes, en sus Escrituras, en sus libros sagrados. Y también en el Evangelio para los cristianos. Esta frase quiere decir – no hacer a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti–: trata bien a tus hermanos, estima mucho a tus hermanos, ama a tus hermanos. Y entonces, cuando ellos descubren esta frase en su Escritura, yo descubro la misma frase en mi Escritura, yo amo, ellos aman, he aquí que nos amamos, y esta es la base para iniciar la fraternidad universal, lo primero, la “regla de oro”. La segunda pregunta: “¿Qué sientes dentro de ti cuando te encuentras con un hermano de otra religión, o con una hermana?” Siento un gran deseo enseguida de fraternizar, de hacer unidad, de encontrarme en una relación fraterna. […]
Es una tensión continua porque nuestra naturaleza se ama a sí misma.
A menudo la crónica registra calamidades, terremotos y ciclones que dejan como saldo víctimas, heridos, personas sin casa. Pero una cosa es ser uno de ellos, otra es ser nosotros.
Y por más que la providencia nos ofrece la ocasión de socorrerlos, nosotros nunca somos los afectados.
En un futuro podremos estar del otro lado: yo en un lecho (¡si puedo acceder a una cama!) de muerte y los otros afuera al sol y, como pueden, disfrutando de la vida.
Todo lo que Cristo nos ha ordenado supera la naturaleza.
Pero también es cierto que el don que él nos da, el don del que le habla a la samaritana, es de naturaleza no humana. Por ello la conexión con el dolor del hermano, con la alegría y las preocupaciones del otro es posible porque tenemos en nosotros la caridad, que es de naturaleza divina.
Con este amor, que es el amor cristiano, el hermano puede verse reconfortado realmente y mañana yo por él.
Y de esa manera es posible vivir, porque de lo contrario la vida humana sería muy dura, difícil, e incluso a veces parecería imposible.
(Del Diario 1964-1980, Chiara Lubich, Città Nuova, 2023)
La edición del Dios de Chiara Lubich fue compilada por Fabio Ciardi. Inviatamos a ver la entrevista realizada por nosotros en el momento de la presentación. Activar los subtítulos en español.
En los primeros días de agosto, en Trento (Italia), se ha realizado la Escuela “Foco”, un Congreso del Movimiento de los Focolares para los y las Gen 3, que son la generación de los adolescentes del Movimiento.
Participaron unos 350 chicos –entre los 14 y los 17 años, junto con los asistentes, de 18 años para arriba–, provenientes de 19 países con 12 idiomas diferentes. Fue un poco más de una semana, en donde de profundizaron temas relacionados con la adolescencia, se aprendió a vivir con plena conciencia la relación con Dios, a descubrir que el Ideal de la unidad y la fraternidad universal es posible vivirlo día tras día, a pesar de la amenaza de guerras en varias partes del mundo. Además se realizó el Festival de los Pueblos, en donde cada país podía presentarse a través de cantos, bailes, atuendos, fotos y comida local. Fue una manera de conocer la cultura del otro y construir un espacio de mundo más unido y fraterno.
Aquí van algunos testimonios.
Sofia, Italia: “Decidí participar en la Escuela “Foco” para tener una relación más íntima con Jesús. En esta escuela he aprendido la forma de amar siempre a la gente que me rodea. Ahora consigo afrontar mejor los momentos de dificultad y de sufrimiento pues me siento más cerca de Jesús”.
Veronika, Croacia: “He vivido en un clima de unidad, que nacía del deseo de paz y de comunidad, y que se basaba en la oración y el diálogo con Dios. Después de escuchar los testimonios acerca de la violación de la paz, sobre la lucha para mantener la paz dentro de uno mismo, en la familia y en mi país, me surgió el deseo de hacer de todo para mantenerla en todos esos ámbitos”.
Naomi, India: “Quise asistir a la Escuela “Foco” para mejorar mi relación con Dios. Al terminar, lo que me llevo a casa es la manera en que puedo reconfortarme en los momentos de dificultad o de sufrimiento, pensando en Jesús Abandonado en la cruz. Pero me he dado cuenta también del poder que tiene la reconciliación a través del sacramento de la confesión. Intentaré dedicarme con todo mi ser a propagar el Evangelio siempre y hacer que mi ciudad sea un lugar de amor”.
Tomás, Portugal: “Durante el Festival de los Pueblos, me sentí orgulloso de mostrar nuestro país y al mismo tiempo conocer las culturas de otros países. Después de esta escuela, echo de menos todo lo que allí hemos vivido, pero al mismo tiempo quiero vivir todos los días lo que aprendí allí”.
Emanuel, Croacia: “En la escuela “Foco” me gustó la fiesta de los Pueblos. Pudimos conocer culturas distintas y platos tradicionales. Allí conocí a muchos amigos y probé varias especialidades. Volvería a vivir esa experiencia otras cien veces más”.
Gloria, Brasile: “Sentí cambios en mi relación con Dios. Al comienzo no lograba conectarme con él y sentirlo en las personas, pero sé que tras todas estas experiencias que escuché y las reflexiones que viví, podré sentirlo fácilmente en cualquier situación. Además, aprendí a ayudar a las personas que no me gustan, a atender a las personas con problemas y a identificar a Dios en cada uno”.
Sarahi, México: “He entendido que a pesar de vivir en países diferentes e incluso en continentes muy lejanos el uno del otro, el Ideal de la unidad siempre lo podemos vivir. Ha sido una experiencia muy bonita sobre todo conocer la cultura de otros países, la comida, sus trajes típicos, algunas palabras o tradiciones. Lo que me llevo de la escuela es, como primera cosa, que he dejado de tenerle miedo a la confesión y ello ha hecho crecer mi fe en Dios. La misa cotidiana me ayudó mucho, espero seguir yendo todos los domingos por iniciativa mía”.
Sebastian, Croacia: “Me gustó cuando presentamos nuestros países en la Fiesta de los Pueblos: cada uno mostraba alguna tradición del propio país. Era muy divertido cuando por la tarde jugábamos al fútbol y así nos conocíamos. El momento más bonito fue la fiesta final en la que cantamos y nos divertimos. Mi vida ha cambiado después de la escuela, ahora trato de vivir el Evangelio amando a las personas a mi alrededor”.
Silvia, Italia: “Después de la escuela, mi vida se ha transformado y he empezado a ver el mundo con ojos diferentes. Ha sido la experiencia más significativa de mi vida y me han nacido las ganas de parecerme a lo que Chiara Lubich siempre quiso de los Gen”.
Anna, Italia: “¡Les aconsejo decididamente a los Gen que aún no han asistido a una Escuela “Foco” que lo hagan! Se van a divertir mucho, se lo puedo garantizar”.
Jakov, Croacia: “En la Escuela “Foco” entendí la importancia de la unidad. Cuando llegué, todos eran muy acogedores, era como di fuésemos una única familia. Pocas veces creo haber vivido una sensación así antes, o tal vez nunca. Además entendí cómo amar y querer a todos, independientemente de quiénes son o del entorno del que vienen. Me gustaría vivir otros encuentros de este tipo, ¡ha sido una experiencia inolvidable!”.
Julia, Brasil: “Me llevo a mi casa el amor inmenso de Jesús por mí y por todos, como así también la esperanza y la sensación de querer que un mundo unido sea una realidad. Ver que Jesús nos ama a cada uno de nosotros y poder sentir su amor en la Escuela “Foco” ha sido una de las experiencias más bellas que he hecho y que llevaré siempre conmigo seguramente. Volví a encontrar la esperanza y la fe. Ahora el reto será llevar el amor y la unidad que he sentido en esta escuela al “mundo real”, a mi casa, al colegio y con mis amigos. Pero los recuerdos y el amor por lo que he aprendido en esa experiencia lo que me impulsan a no rendirme y a luchar por un mundo unido”.
Maria Teresa, Italia: “Participé en la Escuela “Foco” porque sentía el deseo de querer conocer más el origen del Movimiento de los Focolares. De esta Escuela me llevo a casa la esperanza de un futuro mejor para nuestra generación. Mi vida ha mejorado porque he comprendido que tengo que mirarla desde otra perspectiva, hacer de cada obstáculo un trampolín de lanzamiento. Como soy muy insegura, siempre tengo miedo de tocar el violín en público. De hecho, cuando me propusieron tocar en la escuela, estaba un poco nerviosa. Luego, un día, se habló de cómo cada uno de nosotros puede donar a los demás sus talentos o sus cualidades, que Chiara Lubich llama “perla”. Entonces decidí donar mi perla a los demás y mientras tocaba con otra Gen, un grupo de chicos y chicas se acercó para acompañarnos con el canto, apoyándonos. Viví el pasaje del Evangelio de Lucas (Lucas 6, 38) “Dad y se os dará”.
Elena, Italia: “Terminando esta escuela, me llevo conmigo lo que he entendido durante una jornada dedicada a Jesús en su dolor, abandonado en la Cruz. Me impactó profundamente porque a través de los testimonios de los Gen, logré entender la forma de superar un dolor gracias al amor”.
Tomás, Portugal: “Me llevo a casa el descubrimiento de Jesús Abandonado, el poder de la oración, además de haberme confesado. Llevaré el amor de Dios adonde vaya, he reforzado mi fe, he aprendido mucho en esta escuela”.
Hace algunos días vi en televisión a unas atletas muy jóvenes ─la mayoría de ellas pertenecientes a países del Este─ que ejecutaban maravillosos ejercicios de gimnasia artística. Eran magníficas: en sus repetidos saltos mortales, en las volteretas y en todos sus movimientos. ¡Qué perfección! ¡Cuánta armonía y cuánta gracia! Dominaban perfectamente su cuerpo, hasta el punto de que los ejercicios más difíciles parecían naturales. Son las mejores del mundo.
Mientras las admiraba, sentí varias veces dentro de mí una insistente invitación ─quizás del Espíritu Santo─. Era como si Alguien me dijese: Tú también, ustedes también, tienen que llegar a ser campeones del mundo. ¿Campeones en qué? En el amor a Dios. Pero, ¿sabes cuánto entrenamiento han necesitado estas jóvenes? ¿Sabes que día tras día, hora tras hora, repiten los mismos ejercicios sin rendirse nunca? Tú también, ustedes también, tienen que hacer lo mismo.¿Cuándo? En el momento presente, siempre, sin detenerse nunca. Y en mi corazón nació un grandísimo deseo de trabajar, momento por momento, para llegar a la perfección.
San Francisco de Sales dice que no existe ninguna índole tan buena que a fuerza de repetir actos viciosos no llegue a adquirir el vicio. Y, por consiguiente, se puede pensar que no hay índole tan mala que, a fuerza de repetir actos virtuosos, no llegue a adquirir la virtud. Por tanto, ¡ánimo! Si nos ejercitamos, llegaremos a ser campeones del mundo en amar a Dios
(…)
¿Cuál es la Palabra que Dios ha dado a nuestro Movimiento? Lo sabemos: Unidad. Entonces, tenemos que llegar a ser campeones de unidad con Dios, con su voluntad en el momento presente, y de unidad con el prójimo, con cada uno de los prójimos que encontremos durante el día.
¡Ejercitémonos sin perder ni un minuto que puede ser precioso! Lo que nos espera no es una medalla de oro, sino el Paraíso.
El 16 de julio de 1949 Chiara Lubich e Igino Giordani hicieron un “Pacto de Unidad”. Fue una experiencia espiritual que inició un período de luz y de especial unión con Dios.
Marcó la vida de la entonces primera comunidad de los Focolares, pero también la historia de todo el Movimiento y su compromiso por un mundo más fraterno y más unido.
Setenta y cinco años después de aquel día, una mirada en profundidad a lo que significó aquella Alianza y a lo que puede significar hoy, mientras seguimos poniéndola en práctica.
Recientemente se ha publicado el volumen “Diario 1964 – 1980”, de Chiara Lubich. El texto ha sido preparado por el p. Fabio Ciardi omi y publicado por la editorial Città Nuova en colaboración con el Centro Chiara Lubich. “El Diario resulta ser una herramienta extremadamente valiosa, que permite atravesar el umbral de los acontecimientos externos (la ‘vida exterior’) y penetrar en la manera con el que se vivieron (la ‘vida íntima’)”. Con estas palabras el p. Fabio Ciardi omi, explica el contenido de los Diarios de Chiara Lubich, de los que ha preparado la reciente publicación De hecho, la editorial Città Nuova, en colaboración con el Centro Chiara Lubich, ha realizado el volumen con los “Diarios” de la fundadora del Movimiento de los Focolares, de 1964 a 1980. Esta publicación forma parte de la serie “Obras de Chiara Lubich”, de la que ya han visto la luz 5 volúmenes. “Hay unos quince volúmenes en preparación. No es la opera omnia – aclara p. Fabio Ciardi – porque la obra completa requeriría un trabajo enorme. El soporte papel incluye la obra de Chiara Lubich, es decir, las obras principales, y sobre todo las escritas. Los cuales van desde un primer volumen introductorio que será una biografía histórica”, y luego las cartas, los discursos públicos, los discursos fundacionales, las conversaciones. “Seguramente, las cartas y los diarios son quizás la parte más íntima de Chiara, añade. La que la deja al descubierto. Cuando ella se presenta con un discurso se trata de un texto elaborado, preparado y revisado. Sin embargo, cuando tengo acceso a su correspondencia, tengo acceso a su diario, allí no hay filtros. Es precisamente el injerto directo con el alma de Chiara. Diario y cartas son aquellas páginas que nos permiten tener una relación inmediata, directa y sin filtros con ella”. “El diario de Chiara Lubich es un poco particular – explica el p. Ciardi – porque no nació como un diario personal, sino precisamente para involucrar a todos los miembros del Movimiento en sus viajes. (…) . Al inicio comienza inmediatamente con la descripción de lo que sucede, por tanto, es el diario de una crónica, pero pronto, inmediatamente se convierte en un diario íntimo. Porque lo que ella tiene que comunicar no son sólo los hechos que está viviendo, sino cómo los está viviendo”. Los Diarios cubren dieciséis años y, para ayudar al lector a ubicar y a comprender mejor los textos de Lubich, p. Ciardi ha tomado una decisión editorial precisa: “Después de haber hecho una introducción general a todo el Diario, año tras año, propongo una introducción a ese año, situándolo también… contextualizándolo en la vida de la Iglesia, en la vida de mundo, de modo que podamos captar lo que está viviendo Chiara Lubich, pero en un horizonte más amplio el de la vida de la Obra, de la Iglesia y de la humanidad”. A quien quiera saber cuál es la mejor manera de leer este libro y por dónde empezar, p. Fabio responde así: “Entonces, lo primero que recomendaría es abrir al azar. Y leer una página. Seguramente resultará atractiva. Luego será una invitación para leer otra y otra. No importa si lo lees, digamos, todo de seguido. Puedes abrirlo al azar y leer un día, otro, un año, otro. Y entonces quizás esto dé ganas de seguir el hilo. Y luego empezar de nuevo desde el principio, poco a poco, y recorrer este camino, que es un camino… El camino de Chiara no es fácil. Es un viaje problemático. Hay momentos de prueba, momentos de enfermedad. Hay momentos en los que no escribe el diario. ¿Y por qué no lo escribe? Porque quizás esté viviendo un momento de oscuridad. Por eso, recorrer cronológicamente todo el viaje ayuda a comprender este mundo. Pero, para empezar, quizás puedas abrirlo al azar y leer aquí y allá. Luego vendrá el deseo de una lectura continua y completa”. “El diario es suyo, es personal, es su vida, concluye el editor. Y esto se deduce sobre todo del constante diálogo que existe en el Diario con Dios, con Jesús, con María, con los santos. (…) Ella nos muestra su alma, nos muestra lo que tiene dentro. Y esto tiene resonancia en mí, porque es como una invitación a hacer el mismo viaje, a tener la misma intimidad. Por eso, leyendo a Chiara, en definitiva, me reflejo, no en lo que soy, desgraciadamente, sino en aquello que debería ser”.
Carlos Mana
Video: In dialogo con p. Fabio Ciardi (habilitar subtítulos en español).