Movimiento de los Focolares
Un valle que ha renacido gracias a los emigrantes

Un valle que ha renacido gracias a los emigrantes

20150826-01Hace cinco años estaba considerado por las estadísticas como uno de los pueblos con mayor porcentaje de “marginación” social y económico del Piamonte. Pero la comunidad había aprendido la hospitalidad. Hoy, 30 prófugos, casi todos africanos, y una familia de Kosovo con tres niños, viven desde hace ocho meses en una propiedad del Cotolengo. «Los hemos adoptado», confiesan dos personas ancianas, mientras están sentadas en un banco de la plaza municipal. Fue así, también durante la guerra, dice el presidente de la “Pro Loco”, con los judíos y los partisanos. La historia se repite. El alcalde Giacomo Lisa no tuvo que convencer a los 180 habitantes del pueblo. De éstos, sólo son 90 los que viven en Lemie todo el año. Ya había sucedido en el 2011, cuando aún no era tan fuerte el problema de la acogida de los prófugos y de los refugiados que están llegando a la costa italiana a bordo de frágiles barcazas. Para el pueblo de Lemie ya en aquel momento, la llegada de “amigos” había representado un renacimiento de la comunidad. Doce niños, acompañados por los catequistas y el párroco, fueron bautizados en la iglesia parroquial durante una ceremonia por la cual entraron a formar parte de la pequeña historia del pueblo. Una fiesta. Todas familias con niños, fueron recibidas por familias y por otros niños en esos valles alpinos. «Es cierto que al principio estábamos un poco sorprendidos – explica Lisa-. La población aquí tiene un promedio de edad muy alto y no es tarea fácil abrirse a los demás. O por lo menos, no lo era. No tuve que dar muchas explicaciones porque nadie mi hizo preguntas. Recibirlos nos pareció natural». Así fue en el 2011, así es hoy. Y como en aquella época, los hombres y las mujeres que llegaron de Libia y de otros países de África sub sahariana quieren trabajar, ser útiles. «Con la Provincia de Turín, en el 2011, pusimos en marcha una bolsa de empleo. Ahora, algunos de ellos han solicitado hacer un “voluntariado de restitución” que les hace bien a ellos y a nosotros», comenta el Alcalde. No sólo estos “amigos prófugos” quisieran quedarse en Italia, es la misma comunidad la que les pide a ellos que se queden. «Los ciudadanos los aceptaron enseguida, diría más, los acogieron – confirma Giacomo Lisa- y un par de personas del lugar les encontraron trabajo como educadores, de acuerdo con una asociación vinculada a una cooperativa. ¿Los problemas? «Sólo de orden burocrático. Presentaron la solicitud de protección, como refugiados, pero la duración del trámite es larguísima». Además está el tema del transporte: «Le pediré a la empresa de ómnibus que va a Turín que los ayude; me parece inútil hacer que tengan que pagar el boleto del ómnibus cada vez que tienen que viajar a la ciudad». Si se le pregunta al Alcalde si el pueblo, gracias a los prófugos africanos ha renacido, él sonríe y abre los brazos. «Miren este valle. Está lleno de casas para vacacionar, que se usan sólo durante algunas semanas en el verano. Muchos jóvenes se están yendo, aunque el vínculo con el pueblo permanece fuerte. Las personas nuevas que llegaron trajeron mucha vivacidad. Es suficiente mirar el parque de juegos en una tarde de sol para finalmente ver niños que juegan, gritan, se divierten. Inclusive han salvado la escuela» ¿De verdad? «Es cierto. Cinco niños más en la escuela han permitido mantener a más maestros y tener una mejor calidad de enseñanza. ¿Qué más queremos? Gracias a estos amigos que hemos recibido la familia se agrandó y Lemie no es más tan pequeño y marginal. Queremos ser un pueblo distinto, nuevo, abierto a todos». Fuente: Città Nuova online

María, transparencia de Dios

María, transparencia de Dios

A.Cerquetti Mater Christi

Ave Cerquetti, ‘Mater Christi’ – Roma, 1971

Entre las muchas palabras que el Padre pronunció en su Creación hubo una muy singular. Más objeto de intuición que de intelecto, más sombra suave y tibia que esplendor de sol divino, casi una nubecita diligente y blanca que atenúa y adapta los rayos de sol a la capacidad visual del hombre. Estaba en los planes de la Providencia que el Verbo se hiciera carne, que una palabra, la Palabra, fuera escrita en la tierra en carne y sangre y esa palabra necesitaba de un fondo. Las armonías celestiales anhelaban, por amor a nosotros, transferir su concierto único y solo, bajo nuestras tiendas: pero necesitaban de un silencio. El protagonista de la humanidad que daba sentido a los siglos pasados e iluminaba y convocaba detrás de sí a los siglos futuros, debía hacer su aparición en el escenario del mundo, pero tenía necesidad de una pantalla blanca que le pusiera de relieve. El proyecto más grande que el Amor-Dios pudiera imaginar, tenía que desarrollarse majestuoso y divino y todos los colores de las virtudes tenían que encontrarse en orden y preparados en un corazón para servirlo. Esta sombra admirable que contiene al sol y ante él se retira y en él se reencuentra; ese fondo blanco inmenso casi como un abismo, que contiene la Palabra que es Cristo y en él se pierde, la luz en la Luz; ese altísimo silencio que ya no calla porque en él cantan las armonías divinas del Verbo y en él se vuelve nota de las notas, casi el “la” del eterno canto del Paraíso; ese escenario majestuoso y bello como la naturaleza, síntesis de la belleza profunda del Creador en el universo, pequeño universo del Hijo de Dios, que ya no observa porque cede su parte y su interés a quien tenía que venir y ha venido, al que tenía que hacer y ha hecho; ese arco iris de virtudes que dice “paz” al mundo entero porque al mundo le ha dado la Paz; esa criatura imaginada en los abismos misteriosos de la Trinidad y a nosotros dada, era María. De ella no se habla, de ella se canta. En ella no se piensa, a ella se la invoca. No es objeto de estudio, sino de poesía. Los más grandes genios del universo han puesto el pincel y la pluma a su servicio. Si Jesús encarna al Verbo, al Logos, la Luz, la Razón, Ella es la personificación del Arte, de la Belleza, del Amor. Obra maestra del Creador, María, Por quien el Espíritu Santo ha echado mano a toda su inventiva, ha volcado muchas de sus inspiraciones. ¡Hermosa María! De ella nunca se dirá lo suficiente. (Publicado en María transparencia de Dios, Ciudad Nueva, Buenos Aires 2003, pág 9) Fuente: Centro Chiara Lubich

Argentina: el insólito botín de un robo

Argentina: el insólito botín de un robo

anita (300 x 300)A finales del 2012 tuve una experiencia muy fea. Estaba en la casa de un amigo con su familia y de repente 3 hombres violentos y armados entraron a la casa para robar. Nos golpearon y nos acostaron en el piso de la habitación de los padres. Después nos empezaron a interrogar y gritar “¿dónde está el dinero?” con las pistolas en nuestras cabezas… el papá de mi amigo empezó a decirle a uno de los ladrones que lo perdonaba pero que era no era la forma de hacer las cosas. El hombre se empezó a enojar y teníamos miedo que reaccionara e hiciera algo horrible al papá. Sorprendentemente, el ladrón en un momento se puso a llorar y empezó a pedir perdón. En ese momento, los otros ladrones ya se habían ido con el auto de la familia, pero este ladrón, que parecía ser el jefe, estaba todavía con nosotros. Increíblemente le preguntó al papá si había alguna cosa importante que necesitaba que le devolviera. El papá de mi amigo le dijo que se llevara todo, que iba bien, pero que si le podía devolver el auto, le hacía un gran favor porque lo necesitaba para trabajar. El ladrón prometió devolverlo, pidió perdón a cada uno de nosotros y se fue. El auto, media hora después fue encontrado intacto por la policía. Para construir la paz, yo necesitaba perdonar, y aún si el ladrón me había pedido perdón, yo no sentía de hacerlo; mi parte no estaba completa. El hecho de sentirme impotente frente a una persona que puede acabar con mi vida o la vida de gente que quiero, sólo con un movimiento de su dedo, me hacía incapaz de perdonar. Y encima, frente a los ojos de mis amigos, ellos decían que yo tenía derecho a odiar, a estar enojada. Necesitaba tiempo, pero sobre todo necesitaba hacer algo concreto para hacer mi parte para entender la raíz de tanta violencia, entender porqué una persona hace algo así a otra. Entonces decidí, con algunos amigos de Jóvenes por un mundo unido, empezar a ir a un hogar de hombres que no tienen techo. Queríamos, al menos, empezar a romper prejuicios, compartir con ellos sus dificultades y los dolores de ellos, que están en las periferias. No somos políticos y no podemos hacer un cambio gigante, pero como dice una de las chicas con la que vamos, Carolina, “yo creo que estos pequeños actos pueden servir para cambiar el mundo, o al menos, la realidad que me rodea. Quizás al inicio no sea visible pero uno ve las medidas de sus actos cuando el otro te lo hace notar”. Los momentos compartidos con los hombres del hogar me ayudaron a entender las “razones” de la desesperación del ladrón. Gracias al haber conocido a estos hombres de la calle, especialmente a varios de ellos que alguna vez robaron, ahora sé que lo hicieron porque creían que era su último recurso. No sé qué haría yo si estuviera en su lugar, y sintiera que la gente hace como que no existiera, y nadie me respondiera, y nadie me mira directamente a los ojos, si literalmente no tuviera nada y a nadie le importara… entonces sentí que tenía que perdonar y cuando lo hice, sentí que estaba poniendo un ladrillo en la construcción de la paz de mi país. Es simple, todos los sábados jugamos juegos, tocamos la guitarra o vemos un partido de fútbol (de hecho la Copa del Mundo fue genial) incluso jugamos al fútbol juntos, a veces cenamos juntos y nos conocemos más, nos cuentan sus historias que son increíbles; son hombres que necesitan fuerza para perdonar a otros y perdonarse a sí mismos, pero más que nada, necesitan recomenzar sus vidas. Un grupo de especialistas los ayuda a progresar, pero nuestro rol como JxMU es otro, como dice uno de mis compañeros, Francisco: “nosotros crecemos con ellos y nunca dejamos de hacerles sentir nuestro cariño, que es siempre mutuo”. En diciembre de 2013, la policía de mi ciudad hizo huelga y mucha gente enloqueció y empezó a saquear negocios y tiendas e incluso vaciaron un depósito de una ONG que recogía comida para los necesitados. Muchísima gente fue violentamente robada y tanta empezó a defenderse junto a los vecinos, fue un día de guerra entre la gente. Al día siguiente, después de una caótica noche, con los JxMU decidimos espontáneamente ir a limpiar la ciudad, especialmente el centro que es donde había más cenizas y suciedad; además de recoger comida para la ONG. Lo dijimos en todas las redes sociales, avisamos a algunos medios y a nuestros amigos: empezamos siendo 15 de nosotros y terminamos siendo más de 100 (y la gente que llevó comida fue incluso más). https://www.youtube.com/watch?v=9WX_TbWHvVw&feature=youtu.be Nos dimos cuenta que el noticiero de la TV, esa noche, tenía una noticia positiva de la que hablar, gracias a nuestra acción (porque los medios vinieron a cubrir nuestros hechos) y muchísima gente lo vio. Pero esa no fue la única “noticia positiva”, porque gracias a la comida que juntamos, un jardín de infantes de un barrio pobre, pudo dar de comer a los niños que asistieron ese día. El jardincito se llama “Rincón de luz”. A partir de ahí, un grupo de JxMU no quiso terminar. Mientras algunos seguíamos yendo al asilo de hombres, otros decidieron empezar a ir al jardín de infantes para empezar un proyecto. Primero celebraron Navidad con ellos, hicieron un pesebre viviente y recogieron regalos para llevarles. Después empezaron a hacer un proyecto para mejorar la estructura del edificio que es muy pobre. Mientras tanto, sufrieron el robo de algunos materiales de construcción y entonces todos los JxMU con ayuda de familias, amigos y compañeros de la Universidad y del trabajo, ayudamos a hacer y vender tartas para juntar dinero para recuperar los materiales. Después todos ayudamos a recoger material didáctico, juguetes y cortinas para las ventanas del jardín, para que fuera más lindo el espacio para los chicos. Una de las cosas más lindas es la que dice Caro, la joven por un mundo unido que lidera el proyecto: “la relación entre nosotros, los niños, las mamás, las maestras y el barrio ha crecido tanto que se convirtió en nuestra familia, donde compartimos nuestras necesidades. Una de las maestras, por ejemplo, está embarazada y me pidió ayuda porque no podía comprarse el cochecito para el bebé. Después de compartir la necesidad con mis compañeros de trabajo, una de mis colegas decidió darle uno que tenía en su casa que, además de estar en óptimas condiciones, lo más bello fue que decidió ir ella personalmente a llevárselo”. Han organizado talleres de higiene personal y de huerta, también festejaron la Navidad juntos el año pasado, con nuevos juguetes donados por una parroquia de una pequeña ciudad cercana a la nuestra. El próximo proyecto es construir baños y mejorar el cableado eléctrico. Como dijo mi amiga Caro, “el amor contagia. El amor despierta el amor. El amor se reproduce en los corazones, “nos hace llorar” con el hermano -como nos dijo el Papa en Filipinas-. “Rincón de Luz” me dio la posibilidad de soñar grandes cosas y creer que tenemos todas las manos necesarias al lado nuestro, en nuestros ambientes de relación: familia, trabajo, universidad, amigos, etc. para llevarlas a cabo. Basta dar el primer paso”.

Un saludo especial desde Siria

Un saludo especial desde Siria

20150530-01Homs, Banias, Kfarbo y Tartous, llegaron desde Damasco, Alepo. ¿Quién hubiera imaginado pasar un fin de semana con jóvenes de todas partes de Siria? ¿Una locura? Esto se preguntan los organizadores. Tal vez, pero fue una realidad. El número de participantes fue creciendo día a día hasta que llegaron a ser 67. «Nuestra aventura comenzó así», cuentan. «Elegimos un lugar seguro al cual todos pudiéramos llegar, aún teniendo que viajar durante 10 horas. La idea era pasar tres días juntos y vivir, compartir, rezar, llorar, jugar, disfrutar la naturaleza, pero siempre con el amor recíproco entre nosotros» «¿Qué es lo que importa en mi vida?» fue el lema del fin de semana. Una pregunta que resuena más fuerte en una situación precaria como la que están viviendo los jóvenes sirios. Se dividieron en cuatro grupos con distintos temas: “UnMovimento dei Focolaria amistad especial con el Padre”, “Cada día donde Jesús”, “El Amor que nos hace libres”, “El Amor a María”. Los jóvenes profundizaron estos temas en base a fragmentos de la Sagrada Escritura, de los Papas y de los Santos, que acompañaron con historias verdaderas de jóvenes que los precedieron en la carrera hacia la santidad. Cuando llegué al fin de semana estaba cansada por la guerra – confiesa Fátima- y sentía que la vida estaba como estancada, pero allí experimenté nuevamente la presencia de Dios en mi vida y su Amor por mí a través del amor de los demás. Ahora cuando paso momentos difíciles, me es suficiente pensar que hay alguien que está rezando por mí y que está tratando de vivir del mismo modo. Esto me da una gran paz interior. Comprendí que lo más importante es vivir la vida… amando a Jesús en cada prójimo» DSCF5730El primer día profundizaron uno de los puntos fundamentales de la espiritualidad de la unidad, «Dios Amor». Recordando la historia de los comienzos de los Focolares en Trento durante la segunda guerra mundial, cuando todo se derrumbaba, simultáneamente fueron iban reviviendo la realidad de Siria hoy. «Todo cae; sólo Dios queda», afirmaba alguien, por lo tanto, «¿Qué es lo que importa de verdad en mi vida?». Uno de ellos dijo: «Vivir el cristianismo de forma radical». El segundo día, a partir de un histórico discurso de Chiara Lubich dirigido a los jóvenes en la década del ’70, «Jesús Maestro», se puso en evidencia la sed que todos tenían de Dios. «No faltaron noches con cantos, danzas y juegos que nos hicieron sentir que somos una verdadera familia», escriben Murad y Lina. Cuando partían para sus ciudades alguno decía: «Agradezco a Jesús por todos los momentos de alegría y de dolor». «Sentí de nuevo la caricia de Dios – escribe Haashim- siento la responsabilidad de llevar esta gracia a todos los que están alrededor nuestro». Fueron días inolvidables para todos. «Fueron días»- escribe Samir- «en los que recibimos paz, serenidad y que nos han dado la fuerza para volver a vivir en esta situación dramática». «A pesar de todo lo absurdo de la guerra – concluye Nahda- no me siento sola».

Palabra de Vida de Junio 2015

¡Cuánto afecto al repetir este nombre: Marta, Marta! La casa de Betania, a las puertas de Jerusalén, es un lugar donde Jesús suele detenerse y descansar con sus discípulos. Fuera, en la ciudad, debe discutir, encuentra oposición y rechazo; en cambio aquí hay paz y acogida. Marta es emprendedora y activa. Lo demostrará también en la muerte de su hermano, cuando entabla con Jesús una conversación firme, en la cual lo interpela con energía. Es una mujer fuerte, que muestra una gran fe. A la pregunta: «¿Crees que yo soy la resurrección y la vida?», responde sin dudarlo: «Sí, Señor, creo» (cf. Jn 11, 25-27). También ahora está atareada preparando una acogida digna para el Maestro y sus discípulos. Es la anfitriona (lo dice su propio nombre: Marta significa «dueña») y por eso se siente responsable. Probablemente está preparando la cena para este huésped de categoría. María, su hermana, la ha dejado sola en la tarea. En lugar de quedarse en la cocina según las costumbres orientales, se une a los hombres para escuchar a Jesús, sentada a sus pies, como haría una discípula perfecta. De ahí la intervención un poco resentida de Marta: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano» (Lc 10, 40). Y esta es la respuesta afectuosa y a la vez firme de Jesús: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria». ¿Es que no le gustaba a Jesús el estilo emprendedor y el servicio generoso de Marta? ¿Acaso no agradecía su acogida concreta y no iba a tomar con gusto las viandas que le estaba preparando? Poco después de este episodio, en otras parábolas, alabará a administradores, emprendedores y empleados que saben sacar provecho de sus talentos y negociar con los bienes (cf. Lc 12, 42; 19, 12-26). Incluso alaba su astucia (cf. Lc 16, 1-8), de modo que no podía no alegrarse de ver a una mujer tan llena de iniciativa y capaz de una acogida diligente y generosa. Lo que le reprocha es el afán y la preocupación que pone en su trabajo. Está agitada, «afanada con los muchos servicios» (Lc 10, 40), ha perdido la calma. Ya no es ella la que dirige el trabajo, sino el trabajo el que ha tomado la delantera y la tiraniza. Ya no es libre, se ha vuelto esclava de sus tareas. ¿No nos sucede también a nosotros a veces que nos dispersamos en las mil cosas que hay que hacer? Nos dejamos atraer y distraer por Internet, los chats, los superfluos mensajes del móvil. Incluso aunque nos ocupemos en trabajos serios, estos pueden hacer que nos olvidemos de prestar atención a los demás, de escuchar a las personas que tenemos cerca. El peligro está sobre todo en perder de vista por qué y para quién trabajamos. El trabajo y las demás ocupaciones se convierten en fin en sí mismos. O quizá nos pueden el ansia y la agitación ante situaciones y problemas difíciles que atañen a la familia, la economía, la profesión, las clases, nuestro futuro o el de nuestros hijos, hasta hacernos olvidar las palabras de Jesús: «No andéis agobiados pensando en qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso» (Mt 6, 31-32). También nosotros merecemos la reprimenda de Jesús: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria». ¿Qué es lo único necesario? Escuchar y vivir las palabras de Jesús. A ellas –y a Él, que habla– no se les puede anteponer absolutamente nada. El verdadero modo de hospedar a Jesús, de acogerlo, es acoger lo que Él nos dice. Tal como hizo María, que se olvidó de todo, se puso a sus pies y no se perdió ni una palabra suya. Así no nos moverá el deseo de figurar ni de sobresalir, sino de darle gusto a Él, de estar al servicio de su reino. Como Marta, también nosotros estamos llamados a hacer «muchas cosas» por el bien de los demás. Jesús nos ha enseñado que el Padre quiere que demos «mucho fruto» (cf. Jn 15, 8) y que haremos incluso cosas mayores que Él (cf. Jn 14, 12). Es decir, Él espera de nosotros dedicación, pasión en el trabajo que se nos encomienda, inventiva, audacia e iniciativa. Pero sin afán ni agitación, con la paz que viene de saber que estamos cumpliendo la voluntad de Dios. Lo único que importa es, pues, convertirse en discípulos de Jesús, dejar que Él viva en nosotros, estar atentos a sus sugerencias, a su voz sutil, que nos orienta en cada momento. De este modo será Él quien nos guíe en cualquier acción nuestra. Cuando hagamos «muchas cosas», no estaremos distraídos ni dispersos porque, siguiendo las palabras de Jesús, nos moverá solo el amor. En cualquier ocupación haremos siempre una sola cosa: amar.

Fabio Ciardi