Movimiento de los Focolares
Chiara y las religiones, tejedores de unidad

Chiara y las religiones, tejedores de unidad

“Cuando estamos en la oscuridad y alguien nos trae una luz, no nos preguntamos si es hombre o mujer, joven o anciano”, así será con Chiara “quien nos hablará de la luz que descubrió”. Las palabras fueron pronunciadas por el Gran Maestro Budista Ajahn Thong, en 1997, en Tailandia, cuando invitó a Chiara Lubich a su monasterio budista, llegaron a ser célebres. El de hoy, no es sólo un recuerdo, sino que es un paso para lanzarse hacia el futuro. Está enraizado en la experiencia iniciada por Chiara Lubich, pero vivida por muchas personas que van más allá de la diversidad de cada uno. “Estamos en distintas partes del mundo, descubriendo que podemos ser hermanos. Juntos estamos llamados a continuar en este camino y convertirlo en una realidad cotidiana. Un testimonio conjunto, una polifonía, confirmación de una elección y un compromiso común”- afirma Roberto Catalano, corresponsable del diálogo interreligioso en el Centro del Movimiento de los Focolares. Al decirlo, integrando a la platea de las 500 personas reunidas, tiene ante sí a los 250  que asistieron  al  Congreso interreligioso  que se realizó durante los tres días previos en Castel Gandolfo. Entre ellos hay una representación de 20 personas de 8 religiones distintas que se encontraron con el Papa Francisco antes de la audiencia general del 19 de marzo. La teóloga  musulmana iraní Shahrzad Houshmand, comentó: “El Papa es una figura paterna que aumenta la fraternidad entre nosotros”. Ella  entregó al Papa una carta en nombre de los musulmanes reunidos en el Congreso organizado por los Focolares. En la carta expresan “el profundo amor y respeto por Su persona y por la mano tendida varias veces hacia los musulmanes en el mundo”.  Kala Acharya, hindú, docente de Mumbay, refirió que recibió con alegría la invitación del Papa de caminar sin detenerse: “También para nosotros, la alegría de caminar es más importante que la de llegar al destino”. El Papa pidió a todos: “Recen por mí”. Enriquecidos por este momento, por la tarde, el Congreso interreligioso,  abrió las puertas al  público. La sede elegida fue la Pontificia Universidad Urbaniana, una academia que se caracteriza por la atención particular a la cultura de los pueblos y a las grandes religiones mundiales. El tema fue “Chiara y las religiones”, pero se podría hablar también de Chiara y los creyentes de distintos caminos religiosos. “Entre sus grandes talentos, tal vez el que más ha incidido en el mundo ha sido el ‘saber dialogar’” – afirmó la presidente de los Focolares María Voce. “Chiara había intuido que el camino de la humanidad podía ser distinto, podía orientarse a la paz, pero a condición de un cambio radical de mentalidad”, porque el otro “no sólo no es una amenaza, sino que es un don”. ¿Cuál fue su secreto? María Voce lo explicó así: “El amor, que ella, cristiana, descubrió en el Evangelio y en Jesús, lo encontró también presente en los otros credos y culturas”. Una propuesta que transforma así el “potencial choque entre las civilizaciones en un verdadero encuentro de hombres y mujeres de culturas y religiones distintas”. (C) CSC Media El Card. Arinze, Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y que conoció personalmente a Chiara Lubich, hizo una reflesión sobre el impacto del carisma de Chiara en el diálogo.  “Los focolarinos y las focolarinas son un pueblo en camino, en comunión, en movimiento. Van a la periferia, salen, encuentran, dialogan, escuchan y colaboran”. Y finalmente, una serie de testimonios del mundo musulmán, budista, hindú y del mundo judío, muestran un caleidoscopio de mil caras. Entre otros, el Dr. Waichiro Izumita, japonés, budista de la Risho Kosei Kai y el monje tailandés Phra Thongrattana Thavorn a quien le gusta ser conocido con el nombre que afectuosamente le dio Chiara: Luce Ardente. Éste último  recordó  su primer encuentro cara a cara con Chiara: “Quedé fascinado por su persona, por sus ojos, por su sencillez, su premura, el respeto por lo que soy, la escucha profunda, la atmósfera indescriptible. ….Me habló de su vida cristiana, del carisma de la unidad… yoyo también me siento hijo suyo, por la luz que he recibido pero también por la pasión en difundir la luz de la unidad entre todos”. El Rabino David Rosen, de Jerusalén, expresó: El mandamiento de amar a Dios nos pide que sigamos el ejemplo de Abraham, hacer de modo que Dios sea amado también por los demás. Esto lo vemos en el Movimiento de los Focolares”. Posteriormente hablaron el Imam Ronald Shaheed de la Mezquita de Milwaukee, uno de los más estrechos colaboradores del Imam W.D.Mohammed y Ahmer Al-Hafi, docente de religiones comparadas de Jordania quien dijo: “Chiara me ayudó a comprender el Corán en su sentido más profundo. Gracias a Chiara comprendí que el amor es la esencia de Dios, y que la religión del amor es una”. Y Vinu Aram, hindú, presidente honoraria de las Religiones por la paz, contó que conoció a Chiara cuando era jovencita, porque era “amiga de mis padres”, y que ya adulta, descubrió la grandeza del mensaje, d

(C) CSC Media

el que se siente constantemente inspirada, en el camino para “construir un mundo unido, un mundo donde cada uno pueda sentirse en su casa” “Diálogo y profecía” de Chiara Lubich que continúa. ¿Chiara tenía un sueño? Preguntó una periodista a María Voce, quien respondió: “Una vez confió su sueño: ella quería llevarle  a Dios el mundo entre sus brazos. Nosotros tratamos de ser sus brazos para ayudarla a llevar este mundo todo unido a Dios”. Mira el video del Congreso en Vimeo

En África, como familia

En África, como familia

“No estamos yendo a África para conocer el lugar, para hacer turismo, sino para encontrar a un pueblo”, escriben Flavia y Valter.

Ella es suiza, estudió relaciones internacionales en Ginebra y durante algunos meses trabajó en Bukas Palad en Tagaytay, Filipinas. Walter es un periodista brasileño. En el 2012 terminó una maestría en el Instituto Universitario Sophia, en Loppiano, Italia. En el 2005 fue como voluntario a Indonesia, seis meses después del Tsunami que destruyó el suroeste asiático.

Aún viviendo en lados opuestos del océano Atlántico, se encontraron en el 2004 y se casaron ocho años después.

Ahora dejan seguridades, proyectos, trabajo… Pasarán un par de meses con la comunidad de los Focolares de Man, en el África subsahariana, a 600 km al oeste de la capital de Costa de Marfil, Abidjan. “Dejar todo detrás nuestro no es fácil –escriben-, pero sentimos que esta experiencia de desapego total nos hace más libres para vivir profundamente cada momento, sin mirar atrás”.

En Man trabajaremos en la ciudadela del Movimiento, en un centro de informática y en un centro que lucha contra la desnutrición de cientos de niños.

“El hecho de ir como pareja es un aspecto que queremos subrayar –escribe Flavia-. Muchos dicen que el matrimonio encierra a la pareja, obligando a una vida basada en la búsqueda de seguridad material. Nosotros queremos asumir el desafío de que es posible abrirnos juntos a los demás”.

“Encontrarnos con el pueblo africano siempre ha sido un sueño nuestro –agrega Valter-, y las numerosas relaciones que hemos construido, han transformado  nuestra expedición en una aventura que queremos compartir con muchos amigos. Para ellos y para todas las personas interesadas en conocer más el Continente africano nació la idea de escribir un libro con la experiencia que viviremos y las fotos que la documentarán”.

“Deseamos compartir con todos nuestra aventura – concluye Flavia –, y ofrecer el fruto de nuestra experiencia. Creemos que la familia no está hecha sólo de lazos de sangre, sino que involucra todo tipo de relaciones construidas junto a las comunidades que integramos”.

Quienes deseen participar en el proyecto pueden contribuir y recibirán un “libro documental” con la experiencia.

Para mayores informaciones: Juntos rumbo a África

Quien sigue la voz de Dios se pone al servicio

Quien sigue la voz de Dios se pone al servicio

La vida es como un teatro. En el teatro los que sobresalen son los casos patológicos: divorcios, adulterios, manías. En la vida, lo que más resalta son las guerras, las tragedias, los estragos y sus protagonistas: demagogos, ladrones, locos… Y uno cree que está en un teatro, donde la inspiración fue sustituida por la locura. Es necesaria la sensibilidad y la visibilidad del espíritu para advertir, más allá de los problemas las virtudes que surgen en las sombras, el heroísmo que se consume dentro de cuatro paredes, la resistencia de trabajadores y madres, de estudiosos y maestros. Es necesario volver a crear dentro de uno mismo, el silencio para sentir la corriente del bien, esa corriente en la que circula con la bondad de los hombres y la gracia de Dios, de la que muchos han perdido la noción e ignoran la experiencia.

Si bebemos de esa fuente, vemos que la imagen de hombres importantes, que hacen bulla en los periódicos y en la vida cotidiana, se convierte en una sombra débil. Si no bebemos de esa fuente, corremos el riesgo de empobrecernos, y de quedarnos solos, sin ayuda, cada uno solo ante la tragedia del mundo. Esta soledad se anida dentro de nosotros, pero el alma necesita la solidaridad de otras almas; requiere vida social. Las almas que aman, que donan solidaridad, son las de los santos, no sólo aquéllos eminentes de los altares y del martirologio, sino también aquellos humildes, esas innumerables almas que en este momento sufren con nosotros por las acciones dañinas de los hombres en los rincones del planeta. ¿Una ilusión?… No más que aquella que le permite a nuestro pensamiento dar un salto e ir  más allá de los confines del mundo.

Conocemos las fuerzas cósmicas por sus efectos. Experimentamos la comunión de los santos por sus frutos. Y sobre todo, por la energía que dan a nuestra vida interior, y por la ayuda que ofrecen en todas partes a nuestra vida externa. Si hoy tantas criaturas comparten lo que tienen para ayudar a las poblaciones en dificultad, si miles de misioneros, enfermeras, voluntarios de la humanidad van a asistir a seres humanos que nunca han visto y se prodigan por ellos hasta sacrificar sus vidas; si tantas personas sufren por el sufrimiento de otros y dan su vida para hacer el bien a favor de los hijos de otros, es porque siguen la voz del amor que es la voz de Dios.

Con los dones espirituales que derivan de estas acciones se actúa una convivencia de almas, que es superior a las divisiones políticas y territoriales, lingüísticas y de castas: una comunión que actúa en la sustancia y que está hecha de la sustancia misma de nuestras almas, así como salieron de las manos de Dios, por lo tanto, sustancia divina. Nosotros pensamos en todas estas criaturas humildes que visitan los tugurios, curan las llagas, llevan el pan a los hambrientos y la esperanza a los atribulados.

Y detrás de ellos y con ellos, pensamos en los grandes hermanos y las luminosas hermanas que los precedieron en la donación y en el esfuerzo: los santos de los altares y los que  no están en el santoral, pero están escritos en el libro de la Vida, e incansablemente participan en nuestra experiencia, sostienen nuestra paciencia y alimentan nuestra fuerza.

Igino Giordani en: Le Feste, Sociedad Editorial Internacional, 1954.

31 de octubre: día de la Reforma

31 de octubre: día de la Reforma

El 31 de octubre de 1517, en Wittenberg, ciudad universitaria de Alemania, el profesor de teología Martín Lutero expone 95 tesis sobre las indulgencias “por amor a la verdad y con la premura de examinarla, de profundizarla”. Esta fecha marca el inicio de la “Reforma protestante”, y la consecuente división dentro de la iglesia de occidente.

Desde entonces han pasado casi 500 años, y aquel momento de la historia ya no se considera sencillamente como un momento oscuro. Es más, se celebra el aniversario con la experiencia de 50 años de diálogo teológico entre católicos y luteranos. El pasado 21 de octubre, una delegación de la Federación Luterana Mundial fue recibida por el Papa Francisco, a quien le entregaron el último fruto del diálogo teológico, que lleva el significativo título: “Del conflicto a la comunión. La interpretación luterano-católica de la reforma en el 2017”.  En la ocasión, el Papa subrayó sobre todo el compromiso de progresar en el ecumenismo espiritual que constituye “el alma de nuestro camino hacia la plena comunión”, y “nos permite pregustar desde ya algunos frutos, aunque todavía imperfectos”.

¿Cómo podemos transmitir ese algo necesario para una vida con Dios, por lo que vale la pena luchar? ¿Cómo podemos transmitir a nuestros contemporáneos las tradiciones para que sostengan la intensa vida cristiana sin excavar nuevas trincheras? Son las preguntas que se plantean en el documento “Del conflicto a la comunión”. De ello hablamos con Heike Vesper, focolarina luterana de Alemania, quien actualmente reside en Italia y colabora con el Centro Uno, la secretaría del Movimiento de los Focolares para el ecumenismo.

«Desde hace 35 años vivo la espiritualidad de la unidad junto a mis amigos católicos, ortodoxos, anglicanos y reformados. De esta forma he conocido a personas de otras Iglesias y su vida con Dios. Es un enriquecimiento extraordinario. Me sorprende la grandeza de Dios y la acción del Espíritu Santo que mi iglesia, sola, no podría expresar. Tenía alrededor de veinte años, ya conocía desde hacía algunos años el Movimiento de los Focolares, cuando entendí que Dios me llamaba a dar un testimonio de unidad posible, precisamente por la diversidad que llevaba a la comunidad. A pesar de los temores y de las diferencias que notaba con respecto a los católicos, tuve el valor de adherir al llamado de Dios y entré en una comunidad de los Focolares en Lipsia. La experiencia de estos años ha sido precisamente lo que el Papa subrayó el 21 de octubre en el encuentro con los luteranos: “En la medida en que nos acercamos con humildad de espíritu a nuestro Señor Jesucristo estamos seguros de que nos acercamos también entre nosotros y en la medida en que invocamos del Señor el don de la unidad, estamos seguros de que Él nos conducirá de la mano y Él será nuestro guía”.

No han faltado las dificultades, las perplejidades ante algunas formas de la tradición católica desconocidas para mí. Al recomenzar, siempre he sentido que tenía que mirar lo que teníamos en común y a menudo lo encontré allí donde no me lo esperaba. Esto me animó a dejarme guiar por Jesús, por Jesús en medio nuestro. La primera de las 95 tesis de Lutero sobre las indulgencias dice: “El Señor y maestro nuestro Jesucristo, diciendo «Hagan penitencia», quiere que toda la vida de los fieles sea una penitencia”. Esto quiere decir ser capaces de perdonar. Dios me da continuamente una nueva oportunidad, porque Jesús en la cruz toma también todos mis fracasos, los de cada hombre. Es ésta mi “penitencia”: ¡ser capaz de olvidar, de reconciliarme!

El documento “Del conflicto a la comunión” termina con cinco imperativos ecuménicos que invitan a católicos y a luteranos a reflexionar sobre las perspectivas de la unidad, para dar visibilidad al Cuerpo de Cristo. Lo confirma mi experiencia en el Movimiento de los Focolares:

  •  “partir de la perspectiva de la unidad y no del punto de vista de la división, con el fin de reforzar lo que se tiene en común, aunque sea más fácil descubrir y experimentar las diferencias”
  •  “dejarse transformar continuamente por el encuentro con el otro y por el testimonio recíproco de fe”
  •  “comprometerse a buscar la unidad visible, a elaborar y desarrollar juntos lo que ello comporta”
  • “redescubrir conjuntamente la potencia del Evangelio de Jesucristo para nuestro tiempo”
  •  “dar testimonio juntos de la misericordia de Dios en el anuncio del Evangelio y en el servicio al mundo”

Acercándome a la Palabra de Dios quisiera poder experimentar y afirmar con Lutero: «Entonces me sentí literalmente renacido e introducido a través de las puertas del paraíso abiertas de par en par. Repentinamente toda la Escritura adquirió para mí un nuevo rostro. Más tarde leí El Espíritu y la letra, de San Agustín, donde, contra toda esperanza, descubrí que también él interpretaba la justicia de Dios de forma similar, como la justicia con la que Dios nos reviste cuando nos justifica».

Mundo de la escuela: el correo de la amistad

Mundo de la escuela: el correo de la amistad

p>«Trabajo en una escuela primaria como maestra de educación especial. En mi clase está F., un niño que tiene un audífono. Tiene problemas de conducta y dificultad para relacionarse con los compañeros, quienes a su vez lo rechazan y lo excluyen de los juegos. Por lo general, en el aula hay rivalidad entre los niños, que compiten para subrayar el error del otro o el defecto de quien parece más débil. Entonces pensé en involucrarlos en una actividad que les resultara gratificante, ayudándolos a ver las cosas buenas que hay en cada uno de ellos, y esperando que vieran también las cosas buenas de F.

Nació así el “Correo de la Amistad”: una mañana sobre mí escritorio apareció una caja de colores con una hendidura como la de la casilla del correo. En la tapa de la caja había pegado una caricatura de Gibi e DoppiaW que decían sonriendo “¡Tengo una sorpresa para ti!”. Propuse a los niños que usaran la caja durante la semana para decirse unos a otros las cosas buenas que habían vivido o los aspectos positivos que durante el día observaban el uno en el otro. Las cartas podían ser anónimas o firmadas, y dirigidas a cualquiera de los compañeros. Podían mandar dibujos, poesías, pequeños regalitos. Decidimos también participar nosotras las maestras para escribir a esos niños que, seguramente, no iban a recibir nada. El correo lo leeríamos juntos al final de cada semana. Los niños aceptaron la propuesta con entusiasmo y se lanzaron a escribir cartas, notitas y poesías.

Al final de la primera semana, toda la clase estaba agitaba por la impaciencia. La apertura del correo fue un momento para compartir; finalmente se concentraron en lo positivo y no en lo negativo. Cada niño recibió una carta y declaró estar dispuesto a responder al remitente.

Nosotras las maestras, habiendo controlado previamente quién había recibido algo y quién no, escribimos a algunos breves pensamientos y a otros les entregamos en una tarjetita una tira cómica de Gibi e DoppiaW. Los destinatarios de las tiras cómicas preguntaron sobre estos simpáticos personajes y pude explicarles el significado de las historietas. Nació un diálogo bello y profundo. A partir de ese momento, recibir una tira cómica se convirtió en un privilegio, un regalo especial que todos conservaban celosamente.

Las semanas siguientes el ambiente en la clase cambió notablemente: los niños eran más gentiles entre ellos, en parte por el deseo de recibir cartas, en parte por las relaciones positivas que nacieron a partir de las felicitaciones de los compañeros.

A F., en cambio, le costó más que a los demás sacar provecho del “correo de la amistad”: se negaba a escribirle a los otros, diciendo que seguramente no iba a recibir nada de nadie, a excepción de las maestras. Y fue así las primeras dos semanas. Pero la tercera semana una niña le escribió diciéndole que él era un amigo que le prestaba cosas. F. Estalló en llanto y rompió la nota con rabia. Pero la siguiente semana pidió ayuda para escribir algunas cartas; y a la siguiente recibió otras notas llenas de felicitaciones que lo llenaron de estupor.

Entonces, decidió escribir una nota de saludo a todos. Para él, tan selectivo en sus relaciones, fue un gran paso que lo llenó de emoción. El “correo de la amistad” siguió funcionando hasta el final del año. Se convirtió en parte integrante de nuestra vida escolar, en un vehículo de afecto y de reciprocidad para todos».

(M. T. – Italia)