Movimiento de los Focolares
Mensaje  de Patriarca Bartolomé

Mensaje de Patriarca Bartolomé

MENSAJE de su Santidad Ecuménica, Patriarca Bartolomé Al Genfest internacional  2018, de los Jóvenes por un mundo unido: Más allá de la fronteras  (Beyond All Borders – Manila, 6-8 de Julio de 2018) Con una alegría especial os saludamos a todos vosotros, que participáis en la primera edición del Genfest de Manila, cuyo título es  “Beyond All Borders”,  y que tiene como objetivo la apertura de  jóvenes corazones y mentes  de la nueva generación del mañana.  Sabed que nosotros  apoyamos  vuestra iniciativa  y este deseo de encontraros y compartir vuestras florecientes ideas para superar fronteras sociales y personales; porque sólo a través de un espíritu de solidaridad, respeto y mutuo entendimiento estos obstáculos podrán ser vencidos y podrán dejar de ser causa de división y conflicto entre personas de nuestro mundo.  Vosotros os embarcáis en este viaje para afrontar estos desafíos, y os esforzáis por crear una unidad mundial y una convivencia pacífica – por supuesto siempre permaneciendo unidos en vuestras propias nobles aspiraciones y el vínculo de acción y testimonio comunes, que ciertamente son una promesa de un futuro mejor –  y nosotros os alentamos a seguir firmes en la visión de este encuentro recordandor bien lo que promovió la fundadora del Movimiento de los Focolares,  Chiara Lubich. Que con mis oraciones y deseos, que quieren ser como una  “catarata de Dios”, todas las cosas lleguen a su cumplimiento y se transfiguren.  Con estas palabras de profunda congratulación, invocamos para vosotros  la infinita gracia y misericordia de Dios omnipotente, y quedamos con vosotros en el afecto. En el Patriarcado Ecuménico, 6 de Julio de 2018. Bartolomé, Arzobispo de Constantinopla-Nueva Roma y Patriarca Ecuménico.

A una escuela de cambio

A una escuela de cambio

El segundo día está repleto de novedades. Con sus foros y talleres, en total unos 117, y 10 actividades ecológicas, sociales, interculturales e interreligiosas, al pueblo del Genfest se le ofrece una oportunidad única, pasar de la teoría a la práctica en menos de 24 horas. “Learning by doing” , aprender haciendo, es uno de los pilares de la moderna pedagogía profesional. Y es justo ésto lo que los jóvenes están experimentando en estas horas: una escuela de cambio personal y social, la superación de las vallas y los muros no sólo como argumento de discusión y motivo para compartir buenas prácticas, sino también para pasar a la acción y experimentar en el campo, en un contexto glocal, como el filipino, con ideas, proyectos y realizaciones procedentes de todo el mundo. Los jóvenes se inscribieron en los talleres desde hace varios meses. Las expectativas son altas. Un chico protugués dice:: «Estoy yendo al foro que se llama “¡Quiero ayudar! Cómo dejar de lado el efecto espectador”. El título es intrigante y además, es así como me siento a veces: un espectador impotente delante de una situación que me supera: la desocupación, el racismo, el sentido de impotencia frente a los desafíos de la vida y en las relaciones humanas. Quisiera lograr superar la sensación de que es demasiado, que no puedo hacer nada para que las cosas cambien”. Un grupo de jóvenes de Cebú participa al forum, muy numeroso por su asistencia “Alimentar la naturaleza”. Kim Atienza, famoso presentador filipino y divulgador de temáticas ambientales, alienta a los jóvenes a conocer a fondo la naturaleza, el ciclo de la vida y sus procesos y les enseña estilos de vida y de producción sustentables. Es posible también hacer una “full immersion” en la cultura asiática, con talleres de origami y cocina fusion, o asistir a laboratorios dedicados al conocimiento y al trabajo sobre sí mismos: como manejar el estrés, los miedos, el cuidado de los demás. Son muchos los espacios dedicados a la economía social, civil y de comunión, a la arquitectura, al lenguaje del cine. No falta la política, pero «esa política que da esperanza». Una chica de Burundi: «Yo estuve en el taller que trataba la corrupción. Estuvimos profundizando las diversas formas de corrupción y los instrumentos para combatirla. Viniendo de un continente donde la corrupción es una plaga, ¿qué fue lo que me dio esperanza? El hecho de que somos jóvenes de todo el mundo para derribar también este muro» Durante la tarde, los jóvenes pasaron a la fase dos de la jornada, “Hands4Humanity”, manos para la humanidad. Les proponen diez actividades de solidaridad, acogida y recalificación urbana en diversos lugares de Manila, para experimentar pequeños gestos que puedan cambiar, lentamente pero de forma irreversible, la realidad circundante, y ofrecer propuestas para la realización de iniciativas “ad hoc”, al regreso en sus ciudades. La elección es amplia: desde el servicio en el comedor a los niños del Centro Social de Bukas Palad, a actividades de limpieza de las calles y otras áreas urbanas, la visita a hospitales, a los ancianos, a los sordomudos, hasta el teatro callejero y el intercambio cultural con las comunidades musulmanas e hindúes. En Tramo Street, en el cordón periférico de Manila, un nutrido grupo de jóvenes procedentes de Australia, Brasil, Europa, además de diversos filipinos, pintan y limpian, junto con la gente del lugar. Un joven californiano explica: «Nunca se me hubiera ocurrido hacer algo por una ciudad que no es la mía, y a donde, tal vez, no vuelva, pero estoy contento, es más, quiero conocer más la ciudad de Manila. Al principio pensaba que no me importaba nada, pero ahora no es más así». «La idea de que el Genfest sea un laboratorio de aprendizaje y experimentación de técnicas de transformación humana y comunitaria es una elección de impacto, sea para los jóvenes como para la ciudad», explica Tina Bonifacio, emprendedora y coordinadora de los forum. «El intento es el de hacer una experiencia real de superación de los límites, sean físicos que mentales. Cada persona, cultura, porción del mundo, tiene siempre algo que dar y compartir con los demás» «Una jornada intensa, pues, para los jóvenes presentes en Manila. Pero no terminó aún: se concluirá esta noche con el concierto internacional donde muchos se exhibirán con canciones y performances. Serán la música y el arte los que relaten otro tramo de “beyond all borders”.


Historias más allá de las fronteras

Historias más allá de las fronteras

Finalmente aquí estamos: el Genfest ha iniciado hoy en Manila, en el World Trade Centre. Es la cita más importante, pero más de otros veinte Genfest nacionales se han llevado a cabo o están realizándose en los cinco continentes. El programa, con canciones, coreografías, experiencias, tiene como enfoque la superación de todo tipo de barrera, “Beyond all borders”. Un slogan corajudo, escogido por los mismos protagonistas como respuesta a las distintas formas de división que hoy se experimentan por todas partes, pero también ha sido el motor de las acciones realizadas en estos años de preparación. Desde las primeras fases, el Genfest tuvo la fisonomía de un evento “en colaboración”: cada participante ha sido un protagonista. La primera mañana, que acaba de terminar, empezó con un vídeo de las distintas locations y acciones del “pre” Genfest, que se llevó a cabo en veinte lugares diferentes del Sudeste asiático, desde el 28 de junio hasta el 5 de julio, en donde centenares de jóvenes desarrollaron acciones de solidaridad y servicio a comunidades y proyectos. El micrófono entonces pasó a los presentadores y a los “vloggers”, que acompañarán a los participantes a lo largo de todo el programa. Para los nacidos antes de la mitad de la década de 1990, aclaramos que los vloggers y los influencers son figuras mediáticas que tienen un gran seguimiento en los medios de comunicación social por parte de adolescentes y jóvenes. En los últimos meses, Louis de Burundi, Maria Clara de Brasil y Ceska de Filipinas son parte de esas figuras por el número día a día creciente de seguidores de sus perfiles Instagram y Facebook. Lo que ha caracterizado esta primera jornada han sido los testimonios de fuerte impacto. Como el de Josef Capacio de San Diego (USA) y Noé Herrera de Mexicali (México). En un tiempo de desequilibrios políticos y sociales y de todo tipo de divisiones, decidieron promover la paz justamente a lo largo del muro que divide las dos naciones. El trabajo conjunto de jóvenes estadounidenses y mexicanos – cuenta Noé – permitió descubrir que los valores, los objetivos y la visión del mundo, aun vistos desde fronteras opuestas, no son tan distintos. «Somos todos iguales y puedo amar a su país como al mío». Luego, tenemos la historia de Jean Paul Muhanuzi, de Burundi, y Egide Nduwayezu, de Ruanda. Es la narración de una amistad verdadera que creció en situaciones dramáticas: tras un atentado que ambos sufrieron, pero que dejó a Jean Paul por el suelo con una grave lesión en la espina dorsal, Egide lo dejó todo para sostenerlo durante la fase de rehabilitación que siguió a la operación de la columna vertebral. La superación de barreras, en su caso, llevó al descubrimiento de la belleza de los respectivos pueblos, etnias y tribus. Jaime Zayas, de El Salvador, lanzó desde el escenario la idea de cambiar el “metro cuadrado” de cada uno, como él mismo experimentó en su propio país, en un contexto de violencia urbana y desconfianza generalizada. El esfuerzo fue ser constructor de paz: «Sabemos que nuestro país tiene problemas complejos, pero podemos cambiar en lo cotidiano viviendo relaciones que se fundan en la reciprocidad». Tommaso Carriere, italiano, es co-fundador de la Asociación “Non dalla Guerra”, un proyecto para formar a las personas a la paz, mostrándoles qué es la guerra, cómo nace y cómo se desarrolla. «Contamos lo que hemos visto en países afectados por la guerra y cómo los conflictos destruyen la sociedad, minando la esperanza y la posibilidad de construir un futuro mejor». Desde 2014 la asociacióm promueve campamentos de verano en Jordania, en donde chicos europeos visitan campamentos de refugiados e interactúan con quienes sufren las consecuencias de la guerra. Las voces de esta primera jornada en Manila cuentan itinerarios de vida y proyectos, “fragmentos de fraternidad”, pequeños pasos que acercan a personas y pueblos y alimentan la esperanza.


Sólo quien tiene grandes ideales hace la historia

Después de haber recorrido pasajes de la realidad juvenil de los años ’80, como la salida a vida pública después de los tumultos de las plazas en distintas capitales del mundo. Chiara Lubich explica cómo los jóvenes «han creído en la posibilidad de un renacimiento de nuestro planeta y se arremangaron para proporcionar un remedio. Y lo hicieron con una riqueza de iniciativas increíble». Y continúa:   «Ahí están, pues, recorriendo ya diversos caminos para alcanzar la meta de un mundo unido: el de la unidad entre razas, de la unidad entre los pueblos, el camino del desarrollo, de la unidad entre ricos y pobres, de la unidad entre generaciones, entre naciones en guerra para lograr la paz, entre fieles de distintas religiones, entre el hombre y la naturaleza, entre personas de ideologías distintas, el camino de la unidad con las minorías étnicas, con los que están solos o con quien de alguna manera sufre (…) Ellos, sin respeto humano, reconocieron que Jesús es el camino – de hecho él dijo: “Yo soy el camino” (Jn 14, 6) – y lo han recorrido tratando de actuar a la letra su doctrina, poniendo en práctica la Palabra de Dios. Por otra parte, ¿de quién podrían fiarse los jóvenes sino de él? Llevan y propugnan en su corazón ideales que sólo él puede ayudarles a realizar. Aman, buscan, quieren la libertad. Y ¿quién mejor se la puede dar sino Jesús, que ha dicho: “Si os mantenéis fieles a mi palabra, (…) conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn 8, 31-32)? Los jóvenes quieren que se respete la naturaleza y en muchas naciones combaten por salvar al hombre de la autodestrucción a causa de la contaminación ambiental. ¿Quién puede responder mejor a este deseo sino quien creó la naturaleza para el hombre? Los jóvenes aman, quieren la paz. Y ¿quién se la puede garantizar sino él, que ha dicho: “Os dejo la paz, os doy mi paz; no os la doy como la da el mundo” (Jn 14, 27)? Los jóvenes quieren que sean respetados los derechos humanos. ¿Acaso  Cristo no vino a la tierra para anunciar la Buena Nueva justamente a los pobres, para proclamar la liberación a los cautivos, devolver la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos (cfr. Lc 4, 18)? Los jóvenes piden justicia social. ¿Dónde encuentran mejor el valor para afrontar cara a cara contradicciones, miserias e hipocresías, llagas abiertas de la sociedad de consumo sino en quien llama bienaventurado a quien tiene hambre y sed de justicia” (Mt 5, 6)? A los jóvenes no les gustan las divisiones. ¿Quién los podrá satisfacer sino quien ve a la humanidad como una cosa sola y ha venido para derribar las barreras entre grupos, minorías, razas, pueblos? A los jóvenes les atrae la no violencia. ¿Dónde pueden encontrar su ideal mejor personificado sino en quien ha dicho que hay que amar incluso a los propios enemigos y con ello ha llevado la no violencia hasta sus últimas consecuencias? Los jóvenes aman la solidaridad, la comunión de los bienes entre ricos y pobres. Jesús, que ha dicho que hay que dar a quien pide y que no hay que dar la espalda a quien solicita un préstamo, es para ellos modelo de solidaridad. Y así como los primeros cristianos habían comprendido sus palabras en modo tal que ninguno consideraba suyo lo que le pertenecía, así también los jóvenes encuentran en Jesús la realización de todas sus exigencias. (…) Sí, los jóvenes con Cristo, los jóvenes y Cristo, los caminos y el Camino: son estos los binomios que pueden darnos verdadera esperanza (…) Vayan adelante, queridísimos jóvenes, con paso seguro. Vayan adelante con perseverancia. Con sus acciones iluminen y con su fe resplandezcan ante la humanidad que conduce muchas veces una existencia mediocre y sin sentido, y demuestren que se puede evitar cualquier desunidad y que siempre se puede construir la unidad. Digan claramente que este ideal no es una utopía. Que, al contrario, sólo quien tiene grandes ideales hace la historia. (Extraído del: Mensaje de Chiara Lubich en el Genfest, Mollens, 24 de marzo de 1987 – Fuente: www.centrochiaralubich.org)

Gen Verde en Manila

Estamos en plena cuenta atrás para el GenFest 2018 (manifestación juvenil del Movimiento de los Focolares). Junto a los jóvenes que participarán en el Genfest en Manila y a los que seguirán por streaming dicho evento desde todo el mundo, queremos ser una “Wave of Love”, una ola de amor que atraviese las barreras de nuestras relaciones, de las incomprensiones, de los grandes desafíos de la humanidad. Aquí tienen, en exclusiva para ustedes, un pequeño adelanto de lo que el Gen Verde cantará en el Genfest y… ¡hasta muy pronto! https://www.youtube.com/watch?v=Mh75HR_YI1g&list=UUuSTi05GBlACXtCu4zEY7FQ