Movimiento de los Focolares
Filipinas: Las tiernas notas de los niños de Plas

Filipinas: Las tiernas notas de los niños de Plas

Tacloban City se encuentra en la Isla de Leyte, en el nordeste de Filipinas. En esta ciudad vive Plácido Maga, conocido por todos con el nombre de “Plas”, que desde 1991 vive el ideal de la unidad, tratando de hacer concreto este compromiso suyo en la vida de todos los días.

En 1996 Plácido inició un trabajo como profesor de guitarra, enseñando a tocar a los niños de diversas escuelas elementales. La enseñanza se convirtió así para él en una oportunidad de amar y servir al prójimo, a través de su talento musical.

En el año 2000, caminando por las calles de Ormoc, una de las ciudades de su provincia, Plácido vio algunos niños echados en la acera que utilizaban cartones y periódicos como mantas para taparse. Otros pequeños no tenían ninguna indumentaria para protegerse del frío. Decidió acercarse a ellos y supo que ni siquiera tenían nada para comer, durmiendo casi siempre con el estómago vacío.

Impresionado por la situación, Plácido compró un poco de comida para los niños, los cuáles, sintiéndose acogidos y queridos, contaron a Plash su situación. Plash decidió volver al día siguiente. Ellos, los más olvidados y también los más indefensos de la ciudad, estaban encontrando un nuevo amigo.

A Plácido le vinieron a la mente una frase de Chiara Lubich«Cuando damos algo de nosotros, poniendo amor en cada acción, la vida crece dentro de nosotros». Y la felicidad que encontró aquella tarde, en el encuentro con aquellos niños, fué la prueba.

El día después Plácido volvió a esa calle y mantuvo la promesa de pasar un poco de tiempo con sus pequeños amigos. Pero sintió que tenía que hacer algo más por ellos, que tenía que buscarles un alojamiento digno y confortable. Aquel Ideal que Plácido había elegido años antes, tenía ahora un posibilidad de hacerse concreto, ocupándose de la situación de estos marginados de la sociedad.

Plácido presentó la cuestión al Municipio, se contactó con las Organizaciones no Gubernamentales presentes en el lugar para sensibilizarlas con el problema. Sin temor a que se burlaran de él continuó buscando una solución, teniendo presente no tanto las consecuencias de las acciones sobre sí mismo, sino el interés en el otro, en este caso de los niños.

Consiguió así implicar en su proyecto a otras personas que viven por el mismo ideal. Y se dió cuenta de que cuando el amor evangélico se hace “regla” de nuestra vida, llegamos a ser todos más creativos, más valientes e incluso heroicos.

Plácido no se conformó con resolver una situación de emergencia, sino que sintió que debía poner a los niños en condiciones de dar ellos también algo, para hacerles probar la misma alegría que había probado él cuando se había “donado” al prójimo. Se puso por tanto a enseñar a los niños a tocar una pequeña guitarra, el uquelele, creando un pequeño repertorio que los niños representarían en dos espectáculos, recibiendo el aplauso de la gente.

Hoy los niños viven en el Centro Lingap, una casa de rehabilitación que se ha convertido en dormitorio del Departamento de Salud Social. Plácido continua visitando a los pequeños, enseñándoles no sólo a tocar, sino también a rezar. Sobre todo está cerca de ellos.

Marzo 2012

«Señor ¿a quién iríamos? Sólo tus palabras dan vida eterna». Pedro había comprendido que las palabras de su Maestro eran diferentes a las de los demás maestros. Las palabras que proceden de la tierra, son de la tierra y tienen en la tierra su destino. Las palabras de Jesús son espíritu y vida porque vienen del Cielo, son una luz que desciende de lo Alto y tiene el poder de lo Alto. Poseen una riqueza y una profundidad que las demás palabras no tienen, ya sean de filósofos, de políticos o de poetas. Son palabras de «vida eterna»[5] porque contienen, expresan y comunican la plenitud de una vida que no tiene fin porque es la misma vida de Dios. Jesús resucitó y está vivo. Aunque pronunció sus palabras hace tiempo, no son un simple recuerdo, sino palabras que hoy nos dirige a todos nosotros y a cada persona de cualquier tiempo y cultura: palabras universales, eternas. ¡Las palabras de Jesús! Debieron de ser su mayor obra de arte, por así decir. El Verbo hablando en palabras humanas… ¡Qué contenido, qué intensidad, qué acento, qué voz! Cuenta, por ejemplo, san Basilio el Grande[6]: «Un día, como despertándome de un largo sueño, miré la luz maravillosa de la verdad del Evangelio y descubrí la vanidad de la sabiduría de los príncipes de este mundo»[7]. Y Teresa de Lisieux escribe en una carta del 9 de mayo de 1897: «A veces, cuando leo ciertos tratados espirituales…, mi pobre espíritu se fatiga muy pronto, cierro el docto libro que me quiebra la cabeza y me deseca el corazón y tomo en mis manos la Sagrada Escritura. Entonces todo me parece luminoso, una sola palabra abre a mi alma horizontes infinitos, la perfección me parece fácil»[8]. Sí, las palabras divinas sacian el espíritu, hecho para lo infinito; iluminan interiormente no sólo la mente sino todo el ser, porque son luz, amor y vida. Dan la paz –la que Jesús llama suya: «mi paz»– incluso en los momentos de turbación y de angustia. Dan alegría plena incluso en medio del dolor que a veces atenaza el alma. Dan fuerza, sobre todo cuando sobrevienen el abatimiento o el desánimo. Nos hacen libres porque abren el camino de la Verdad. «Señor ¿a quién iríamos? Sólo tus palabras dan vida eterna». La Palabra de este mes nos recuerda que el único Maestro al que queremos seguir es Jesús, aun cuando sus palabras puedan parecer duras o demasiado exigentes: ser honestos en el trabajo, perdonar, ponerse al servicio del otro en lugar de pensar egoístamente en uno mismo, permanecer fieles en la vida familiar, asistir a un enfermo terminal sin ceder a la idea de la eutanasia… Hay muchos maestros que nos incitan a soluciones fáciles, a componendas. Queremos escuchar al único maestro y seguirlo porque sólo Él dice la verdad y sus palabras «dan vida eterna». Así podremos repetir nosotros también las palabras de Pedro. En este tiempo de Cuaresma en que nos preparamos a la gran fiesta de la Resurrección, debemos seguir de verdad la enseñanza del único Maestro y hacernos discípulos suyos. También en nosotros debe nacer un amor apasionado por la palabra de Dios: acojámosla atentamente cuando se proclame en las iglesias, leámosla, estudiémosla, meditémosla… Pero sobre todo estamos llamados a vivirla tal como enseña la Escritura misma: «que pongáis en práctica esa palabra y no simplemente que la oigáis, engañándoos a vosotros mismos»[9]. Por eso cada mes nos fijamos en una en particular y dejamos que penetre en nosotros, que nos moldee, que «nos viva». Al vivir una palabra de Jesús vivimos todo el Evangelio, porque en cada palabra suya Él se da completamente, viene Él mismo a vivir en nosotros. Es como una gota de sabiduría divina del Resucitado que lentamente penetra  y sustituye nuestro modo de pensar, de querer y de obrar en todas las circunstancias de la vida.

Chiara Lubich


[1] Palabra de vida, marzo 2003, publicada en Ciudad Nueva nº 397. [2] Jn 7, 46. [3] Jn 6, 60. [4] Jn 6, 67. [5] Jn 6, 68. [6] Basilio, (330-379), obispo de Cesárea, Padre de la Iglesia. [7] Ep CCXXIII, 2. [8] Carta 226, en Teresa de Lisieux, Obras Completas, Monte Carmelo, Burgos 19983, p. 587. [9] Stg 1, 22.

Holanda: con las comunidades del norte de Europa

Holanda: con las comunidades del norte de Europa

4 de noviembre: el primer día de María Voce y de Giancarlo Faletti en la Ciudadela Marienkroon comienza con una reunión con algunos obispos católicos de Holanda e Islandia. Se trata de un franco intercambio de ideas y perspectivas sobre la manera de testimoniar la fe en la sociedad secularizada de hoy. En Holanda, en los años postconciliares, fue creciendo la incomprensión entre católicos “conservadores” y “progresistas”. Solo a finales de los años 90 mejoró la situación, gracias también a la contribución de los jóvenes de distintos movimientos y animadores juveniles diocesanos. Con respecto al ecumenismo, las relaciones han mejorado mucho respecto a los años 60, cuando los católicos y los protestantes no tenían casi contacto. Actualmente está en curso un proceso de acercamiento que se espera que pronto pueda conducir a un día nacional de reconciliación. Juntos por Europa es un partner en este proceso. A pesar de esto, en parte debido a los escándalos de abuso sexual, crecen la apatía y la indiferencia ante el fenómeno religioso. “Es un reto a colaborar aún más entre nosotros, porque ningún movimiento es suficiente por sí mismo para cambiar las cosas – afirma María Voce -. Cada uno responde del don especial que ha recibido;  para nosotros es la unidad, para llevarla también entre los movimientos. ” Según el obispo De Jong, la Ciudadela podría albergar una escuela dirigida por el Movimiento de los Focolares, fundada en el amor al prójimo y abierta a todos, para formar a los chicos que hoy en Holanda respiran sólo la cultura secularizada. La Presidente respondió que sería necesario que en todas las escuelas hubiera muchos maestros que encarnen el Evangelio en sus vidas, y que la viabilidad de la propuesta será sin duda evaluada por los responsables del Movimiento en Holanda. Por la tarde, el encuentro con los representantes de las distintas expresiones del Movimiento y de las comunidades que se han formado en Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Islandia y Holanda, permite a María Voce y a Giancarlo Faletti tener una visión actualizada de la situación en estos países. Diferentes culturas y pueblos y, sin embargo, “Cada uno siente como propio y se alegra de lo que los otros hacen. Cada vez que visito a una nación y el avión comienza su descenso – continúa la Presidente – se me hace un nudo en la garganta pensando en los hermanos que me esperan con alegría. Somos personas afortunadas al poder experimentar el don de Dios que es la familia del Movimiento en todos los países del mundo. ” Por último, después de la cena, un diálogo cara a cara con 25 gen en preparación de la inminente “Jornada de los jóvenes católicos “, organizada por la Conferencia Episcopal en colaboración con los jóvenes de los Focolares y de otros movimientos. El futuro del Movimiento de los Focolares está aquí, entre estos chicos, que de todas partes de Holanda los llaman para contar la historia de Chiara Luce, la primera joven del Movimiento que ha subido a los altares. Por Giulio Meazzini

Espiritualidad de la Unidad: Jesús Abandonado

Espiritualidad de la Unidad: Jesús Abandonado

Ave Cerquetti, ‘Crocifissione’ – Lienz (Austria) 1975

En el verano de 1949, Giordani fue a visitar a Chiara que estaba descansando en el valle de Primiero, en Tonadico, en las montañas de la zona de Trento. Junto con la comunidad vivían intensamente el pasaje del Evangelio sobre el abandono de Jesús. El 12 de julio Chiara escribió: “¡Jesús abandonado! Lo importante es que cuando pasa, estemos atentos a escuchar lo que nos quiere decir, porque siempre tiene cosas nuevas para decirnos. Jesús abandonado nos quiere perfectos: Jesús es el único maestro y él se sirve de todas las circunstancias para plasmarnos, para limar los ángulos de nuestro carácter, para santificarnos. Lo único que tenemos que hacer es interpretar todas las voces de las circunstancias como su voz. Todo lo que sucede a mi alrededor, sucede para mí, todo es una expresión coral del amor de Dios hacia mí”. Al final de aquel verano, descendieron desde Primiero a la ciudad. En una hoja timbrada de la Cámara de Diputados que Giordani le dejó, Chiara escribió sin interrupción aquella obra maestra que inicia con un verso ya célebre: “Tengo un sólo esposo en la tierra, Jesús abandonado… “. El descenso de aquel “pequeño Tabor” indica que Jesús Abandonato es el camino hacia la unidad: “Iré por el mundo buscándolo en cada instante de mi vida”, estaba escrito en aquella hoja. Jesús Abandonado es, entonces, el “secreto” de la unidad. Chiara escribirá en el 2000: “Desde el principio comprendimos que todo tiene otra cara, que el árbol tiene sus raíces. El Evangelio te cubre de amor, pero lo exige todo. ‘Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere – leemos en San Juan – queda solo; pero si muere, da mucho fruto’ (Jn 12,24). Y la personificación de esto es Jesús crucificado, cuyo fruto fue la redención de la humanidad. ¡Jesús crucificado! En un episodio de aquellos primeros meses del 1944 tuvimos una nueva comprensión de él. En una circunstancia supimos que el dolor más grande que Jesús había sufrido, y por lo tanto, su mayor acto de amor, fue cuando en la cruz experimentó el abandono del Padre: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46). Nos dejó profundamente impresionadas. Y la juventud, el entusiasmo, pero sobre todo la gracia de Dios, nos impulsaron a elegirlo precisamente a Él en su abandono, como camino para realizar nuestro ideal de amor”. “Desde aquel momento, nos pareció descubrir su rostro por todas partes. Él, que experimentó en sí mismo la separación de los hombres de Dios y entre ellos, y había sentido al Padre lejos de él, lo reconocimos no solamente en todos los dolores personales, que no han faltado, y en los de los prójimos, a menudo solos, abandonados, olvidados, sino también en todas las divisiones, los traumas, las rupturas, las indiferencias reciprocas, grandes o pequeñas: en las familias, entre las generaciones, entre pobres y ricos; a veces en la misma Iglesia; y, más tarde, entre las distintas Iglesias; como más adelante entre religiones y entre los que creen y los que tienen otras convicciones”. “Pero todos estos desgarros no nos han asustado; al contrario, por el amor a él abandonado, nos han atraído. Y él mismo nos ha enseñado cómo afrontarlas, como vivirlas, cómo contribuir a superarlas cuando, después del abandono, volvió a poner su espíritu en las manos del Padre: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu» (Lc 23,46), con lo que permitió a la humanidad recomponerse en sí misma y con Dios, y le indicó el modo. Por eso él se manifestó como llave de la unidad, remedio para toda desunidad. Él era el que recomponía la unidad entre nosotros cuando se rompía. Él era aquel en el que reconocíamos y amábamos las grandes y trágicas divisiones de la humanidad y de la Iglesia. Él se convirtió en nuestro único Esposo. Y nuestra convivencia con un Esposo así ha sido tan rica y fecunda que me ha llevado a escribir un libro, como una carta de amor, como un canto, un himno de alegría y de gratitud a Él”.

Inaugurado el IV año académico del Instituto Universitario Sophia (IUS)

Inaugurado el IV año académico del Instituto Universitario Sophia (IUS)

«Esperanzas y dudas. Son estos los sentimientos que tenemos en el corazón cuanto llegamos al IUS”, cuenta Gabriel Almeida, representante de los estudiantes. Sophia es para nosotros la respuesta a un llamado personal de Dios dirigido a cada uno, que se encuentra con la historia de tantos, dispuestos a ser cada vez mejor una comunidad itinerante deseosa de construir, no sin esfuerzo, la civilización del amor». Se respira un clima de cambio, de crecimiento, de novedad al inicio de este IV° año académico del IUS, en cuya inauguración, el 17 de octubre en Loppiano, participaron alrededor de mil personas estre docentes, estudiantes y amigos de toda Italia; después estaban presentes los alcaldes de la región Toscana, personalidades políticas y religiosas, además de varios profesores provenientes de varios institutos europeos con los que Sophia está estableciendo fructíferas relaciones académicas. «Sophia es una realidad joven como fundación –afirmó Mons. Betori, Gran Canciller del Instituto y Arzobispo de Florencia, en su saludo de apertura,- pero ha encontrado amplio espacio dentro del mundo académico, (…) en donde ha podido llevar una nueva propuesta en el contexto cultural actual bajo el emblema del diálogo y la comunión». «Dirijo a ustedes la misma exhortación del Papa al Seminario de Friburgo: “Nosotros somos Iglesia. ¡Seámoslo! Seámoslo precisamente al abrirnos e ir más allá de nosotros mismos para ser junto a los demás”». Los resultados alcanzados por Sophia en estos primeros cuatro años de vida resultan alentadores: son 83 los estudiantes ordinarios inscritos hasta ahora para el curso de la Maestría, de los cuales 34 este año. 33 ya presentaron su trabajo de tesis y obtuvieron el título académico en “Fundamentos y perspectivas de una cultura de la unidad”. 15 se inscribieron para hacer el doctorado, mientras que otros 7 provienen de maestrías en otras instituciones académicas y están consiguiendo los créditos necesarios para acceder al doctorado. Hay que evidenciar otros 31 estudiantes no ordinarios para quienes se están preparando planes de estudio personalizados. Y son precisamente los resultados académicos lo que constituye el dato más alentador del IUS, como subrayó María Voce, vice Gran Canciller y presidente de los Focolares: «Cada vez que firmo un certificado, siento la alegría de decir que hay otro que llegó a absorber los principios de esta cultura de la unidad para llevarla al mundo». «Lo que se ha construido hasta ahora nos permite mirar al futuro de Sophia con un optimismo realista». Y fijó en la vida de la Palabra evangélica el punto fundamental sobre el cual desarrollar también la experiencia de Sophia: «Les invito a dejarse impregnar profundamente por ella, es decir por la forma de pensar, de querer, de amar de Jesús». Al ilustrar los desafíos y las perspectivas para el futuro de esta comunidad académica, el rector Piero Coda explicó que es necesaria una reevaluación del plan de estudios, para hacer que los títulos respondan más adecuadamente al nivel científico y sean más valorados en el plano académico y profesional. “Por eso están en vías de elaboración tres nuevos cursos de especialización en Ciencias Políticas, Economía y gerencia, Ontología trinitaria”. Un amplio espacio interno del Instituto será dedicado al estudio de las Ciencias Sociales, gracias a la institución de la cátedra en Fundamentos de estudios sociales” y a un próximo congreso en colaboración con la Universidad de Trento. Vera Araujo, socióloga brasileña, en la instalación oficial, afirmó su convicción de que “No ha habido nunca un período mejor que éste para el sociólogo”. “También nosotros queremos decir una palabra sobre la posibilidad de encontrar nuevos paradigmas y modelos: (…) las persona, la fraternidad, la comunión, el amor-ágape, la unidad. No son sólo conceptos o paradigmas, sino herramientas para agregar al equipo de trabajo de quienes están en el ámbito social ». Reflexiones que tienen el gusto de un impulso y de un augurio no sólo para la nueva sociología, sino también, y quizás sobre todo- para la aventura académica de Sophia, llamada a irrigar la sociedad con una nueva cultura. [nggallery id=72] Altre foto: Flickr photostream