Movimiento de los Focolares
Obispos: por el camino del hermano

Obispos: por el camino del hermano

El Sínodo para la nueva evangelización cerró sus puertas hace tres meses. Una experiencia colegial universal desde la cual mirar y afrontar los retos que la contemporaneidad presenta al testimonio y anuncio del Evangelio. Se perciben nítidos los estímulos y los frutos de la cumbre en los 32 obispos amigos del Movimiento de los Focolares que del 29 al 31 de enero se reunieron nuevamente en Roma. En la audiencia general del miércoles 30, recibieron el “saludo especial” y el estímulo de Benedicto XVI. Sus palabras llegaron al centro del alma de los obispos, a quienes aseguro “mi oración” y auspició “que el  carisma de la unidad tan amado por ustedes los anime en su ministerio apostólico”. Y como sucede en las reuniones de familia, también en esta ocasión siguió un saludo personal a cada uno y una alegre foto de grupo, un saludo que el Papa Ratzinger quiso extender a los obispos que “participarán en los encuentros organizados en varias partes del mundo”.

De hecho este año el tradicional encuentro de inicio del año se multiplicará en otras ciudades, entre las cuales Melbourne (Australia), Beirut (Líbano), Seúl (Corea del Sud), Buéa (Camerún), Ambatondrazaca (Madagascar), Nueva York (Estados Unidos), Sao Paolo (Brasil), Berlín (Alemania), ocasiones para reunirse entre obispos de naciones cercanas y responder a las exigencias de las Iglesias locales.

Es esta la razón por la cual en la cita romana estaban sobre todo obispos europeos, la mayoría de Italia, con representantes de España, Luxemburgo, Alemania, Polonia, Chequia, Eslovenia, República Moldava. Llena de significado la presencia de dos obispos de Medio Oriente, que han ensanchando el corazón y las oraciones a esta sufrida parte del planeta.

Tres días entretejidos de la espiritualidad de la unidad, reflexiones y testimonios, injertados en el hoy del Movimiento de los Focolares que es el hoy de la Iglesia. Año de la fe y del amor a Jesús en el hermano; de la nueva evangelización y los desafíos del continente europeo; del 50° del Concilio Vaticano II y de la dimensión profética del carisma de la unidad.

Significativo en este aspecto el análisis del secretario general del Sínodo de los Obispos, Mons. Nikola Eterovic, quien profundizó el tema de la conciencia de la crisis del Viejo Continente y la exigencia de encontrar nuevos caminos para la transmisión de la fe. Le hicieron eco los frutos del compromiso evangélico de las comunidades del Movimiento en el corazón de Europa.

Otra reflexión que enriqueció el intercambio recíproco fue la del teólogo Pbro. Hubertus Blaumeiser, sobre la Iglesia en la transición de la prospectiva de su deber ser “sacramento de unidad”, como emerge en el Concilio Vaticano II.

A los obispos del gustó el grupo de jóvenes que llevó a la sala un soplo de esperanza y de coraje que caracterizaron el  Genfest de Budapest: “algo inusual, porque a menudo los jóvenes escuchan a los obispos, mientras que aquí son ellos los que nos quieren oír a nosotros”. Otro testimonio seguido con interés, en la onda de la nueva evangelización, fue el del grupo musical Gen Rosso y la incidencia de su trabajo entre los adolescentes en las escuelas de distintos países.

Algo inédito de este congreso fueron las muchas entrevistas recogidas por periodistas de varios diarios. Ante la pregunta de qué significa la reflexión central del programa, sobre el tema del amor a Jesús en el hermano que el Movimiento de los Focolares profundiza este año, Mons. Anton Cosa, obispo de Chisinau de la República de Moldavia, respondió a los micrófonos de la Radio Vaticana: “Entendí que no existe otro camino para evangelizar, para crear puentes, para ofrecer esperanza. Vivir junto al hermano que el Señor nos pone cerca es un desafío pero cada hermano que encuentras, que escuchas, es una forma de vivir el Evangelio, es un acto de fe. Primero tenemos que creer que Él nos ha amado y después nosotros tenemos que dar nuestro paso. Yo como obispo no estaría en grado de servir a la Iglesia ni de cumplir con mi ministerio si no es caminando por esta vía: la vía del hermano”.

Adoptar un árbol en Albania

Adoptar un árbol en Albania

Como sucede en esta época en tierra australiana, en el verano boreal muchas hectáreas de bosque fueron devoradas por el fuego en diversos países, como sucedió en Albania.

Los Jóvenes por un mundo unido de Albania pensaron en comunicar una idea a muchos otros coetáneos adquiriendo árboles para plantar juntos en las zonas incendiadas, de aquí nace el nombre del proyecto “Adoptar un árbol”.

Hace varias semanas que son fervientes los preparativos para este encuentro –escriben desde Albania-, con muchos imprevistos como la coincidencia con la fiesta nacional del centenario de la Independencia del País; muchas universidades cerraron por algunos días y, por lo tanto muchos jóvenes volvieron a sus ciudades de origen”

A pesar de esto y de la sala que tenía  una capacidad de casi 80 lugares, el 28 y 29 de noviembre  llegaron 140 jóvenes a Tirana para pasar dos días en el camino lanzado durante la experiencia vivida en el Genfest de Budapest.

“La experiencia más fuerte y linda –cuentan-la vivimos durante la preparación que hicimos junto a un grupo de jóvenes que habían participado con nosotros en el Genfest, quienes se sintieron protagonistas de la misma. Había algunos que organizaban las comidas, otros se ocupaban de la coreografía, de los cantos, de los testimonios, de las traducciones y doblaje de los videos, de las presentaciones…

“Nos convertimos así –continúan-en un grupo muy unido. Y esto nos dio la fuerza de invitar a nuestros amigos ayudándoles a encontrar las soluciones para permanecer en la ciudad, pues  algunas pensiones estaban cerradas”

El encuentro tenía por título “Haz a los otros lo que quisieras que hicieran a ti”, la conocida regla de oro presente en casi todas las religiones. Y en el transcurso de dos días, además de escuchar los principales temas del Genfest, comunicamos  el Proyecto Mundo Unido (United World Project), una iniciativa que conducen los JMU de todo el mundo.

“Los jóvenes presentes –concluyen- estaban felices de esta experiencia de unidad y de reciprocidad vivida. Muchos agradecían porque habían visto que un mundo más unido es posible realizarlo, que es posible cambiar la realidad que tenemos a nuestro alrededor empezando nosotros en primer lugar y que no estamos solos en el emprendimiento”

Los Jóvenes por un mundo unido de Albania.

En viaje: Singapur, Indonesia, Malasia.

En viaje: Singapur, Indonesia, Malasia.

El viaje de María Voce a Johor para encontrar la comunidad de los Focolares es la ocasión para conocer mejor algunos Países de Asia: en particular Indonesia, Singapur y Malasia. El lema de Indonesia, Unidad en la diversidad, expresa la gran variedad étnico-lingüística del mayor estado-archipiélago del mundo, con sus 17.508 islas. En todas estas naciones los cristianos (de varias iglesias) representan menos del 10% de la población, que en su mayoría es musulmana tanto en Indonesia como en Malasia, y budista y taoísta en Singapur. Alrededor de los años ’60 la semilla de la espiritualidad de la unidad comienza a difundirse en estas naciones a través de religiosos como el Padre Tarcisio Centis, en Medan (Indonesia) y sacerdotes como Don José Lai (Singapur), actual obispo de Macau. También a través de la revista New City y la hoja de la Palabra de Vida. En 1991 se abren dos centros de los Focolares en Singapur (ahora transferidos a Yogyakarta, en Indonesia) y en el 2004 en Medan. Hacia fines de los años ’80 los Focolares llegan a Malasia, a través del Padre Raphael Kang; en los años ’90 se realizan las Mariápolis en Johor y Penang, y el Familyfest (encuentro para las familias) en Penang. Algunos miembros participan en las escuelas de formación en Loppiano y en las manifestaciones internacionales como el Genfest En Malasia (Johor) hay una “familia focolar”  y distintos miembros del Movimiento esparcidos en muchas localidades del país. La semilla de la espiritualidad de la unidad ha germinado, creándose así muchas comunidades, pequeñas pero con mucha actividad, que llevan adelante iniciativas también junto con personas de otras confesiones religiosas. Hoy, el centro de la vida de los Focolares de estos países se encuentra en Yogyakarta, en la isla de Java.

Los jóvenes de Penang

Vanna Lai y Caloi Adan, responsables de los Focolares,  nos refieren algunas características de la zona: “Cada isla aquí en Indonesia tiene su mentalidad y su forma de vivir. Nos asombra- explica Caloi- ver tanta variedad y riqueza de culturas dentro del mismo país: los dos focolarinos de Indonesia que están en Yogyakarta, provenientes de la isla Sumatra, dicen que tienen en común con los habitantes de Java casi solamente el idioma oficial” “Entre los meses de junio y septiembre- continúan- se desarrollaron tres Mariápolis en Penang y Johor (Malasia) y en Medan (Indonesia), que reunieron casi 400 personas”. ¿Dónde está más activo el Movimiento? “Sobretodo en la Iglesia local, como lo atestiguan los numerosos encuentros para los religiosos, la escuela para los catequistas en Yogyakarta, donde recientemente P. Salvo d’ Orto (OMI) habló de la Eucaristía en su relación con la espiritualidad de la unidad; e invitó a algunos gen de Singapur para que dieran su testimonio y también invitó a un grupo de jóvenes que asistían a un campamento organizado por una parroquia. El encuentro deportivo de los chicos Run4unity se realizó en Bantul (cerca de Yogyakarta) con la participación de un centenar de personas, muchachos y mayores, casi todos musulmanes. Además 31 jóvenes asistieron al Genfest 2012 en Budapest” “Es digno de notar –continúa Vanna- nuestra participación en una fiesta donde estaban reunidos varios pueblos musulmanes  el día en el que, en la historia de Indonesia, se conmemora el momento en que los jóvenes hicieron la promesa de vivir por la unidad de la Nación” Estos  pueblos son los que el Movimiento de los Focolares ayudó  en la reconstrucción de diversos pabellones después del terremoto del 2004. Desde la página de dev.focolare.org y desde nuestro social network podrán conocer noticias del viaje.

Un amor de misericordia que une

Un amor de misericordia que une

«Siendo la primogénita soy la hija preferida de mi padre –cuenta Mary-,. Cuando tenía 8 años vi a mis padres pelear. Un día mi padre me obligó a mí y a mis hermanos a entrar en su carro y dejar a mi mamá. Pero ella nos detuvo. Asistí impotente a las cosas terribles que él le hizo a mi madre, después se fue. Desde ese día, que fue el último en que vi a mis papás juntos, rechacé a mi padre. Traté de convencerme de que él no existía más. Fue una decisión dramática que me acompañó durante la adolescencia. La experiencia de crecer sin un padre influyó mucho mi forma de tratar a las personas, sobre todo a los hombres.  Durante varios años estudié en un colegio sólo para muchachas y, cuando entré en la universidad, no fue fácil estar con los muchachos. Conociendo el Movimiento de los Focolares, fui invitada a ir a la ciudadela de Loppiano (Italia), donde encontré personas que trataban de vivir el amor recíproco y se respetaban y confiaban los unos en los otros. Era el mes en que todos querían poner en práctica la frase del Evangelio “Perdona setenta veces siete” (Mt 18,21). Leyendo el comentario de Chiara Lubich, me di cuenta de que mi corazón estaba lleno de hostilidad hacia mi padre. Pero, cuando decidí que también yo quería vivirla, sentí que esa “amargura” que llevaba en mi corazón poco a poco se transformó en perdón y el deseo de ver a mi padre. Volviendo a Manila, aunque la herida estaba todavía abierta, tuve la fuerza de llamar por teléfono a mi padre y de visitarlo. Hablamos por varias horas, los dos solos, en un restaurante. Estaba feliz y en paz porque, aunque mi mamá no estaba de acuerdo, me había dejado ir a verlo. Sigo en comunicación con mi papá, aunque no muy a menudo. Pero cada vez que tengo la posibilidad de verlo, hago lo posible por hacerle sentir mi amor de misericordia. Aun sabiendo que papá y mamá no podrán volver a estar juntos porque él ya tiene otra familia, siento que, en mi perdón, permanecemos todos unidos. Y esto me llena de paz».

Premio a los Jóvenes por un Mundo Unido de Hungría

Premio a los Jóvenes por un Mundo Unido de Hungría

No es algo que ocurra todos los días el tener que ingresar a un ministerio para recibir un reconocimiento oficial. Así le sucedió a los Jóvenes por un Mundo Unido (JMU) de Hungría, que durante más de un año trabajaron duro en su País, para la realización del Genfest, el gran evento que reunió en la capital húngara 12.000 jóvenes de todo el planeta, desde el 31 de agosto al 2 de septiembre de 2012. Entre estos, 2.000 eran húngaros. Rita y Agoston, dos de  los protagonistas, nos cuentan sobre el premio recibido a fines del mes de noviembre.

¿Por qué este premio? «A principios de octubre el Ministerio de Recursos Humanos húngaro nos envió un mensaje comunicándonos que, en reconocimiento a nuestra profesionalidad, demostrada en el Genfest, se le otorgaría a los Jóvenes por un mundo unido de los Focolares un Certificado de mérito. Nos quedamos sorprendidos y contentos por esta noticia que se difundió rápidamente entre los jóvenes del Movimiento. El ministro, premiaba a la sección juvenil del Movimiento de los Focolares invitándonos a la ceremonia que se desarrolló el 20 de noviembre en ocasión de la Día universal del Niño».

El nombramiento de JMU fue propuesto por una persona del Ministerio, que, junto al subsecretario de Estado para la familia y los jóvenes, Miklós Soltész, estuvo presente en la apertura del Genfest. «Ambos – continúan Rita y Agoston- quedaron impresionados por el dinamismo, el entusiasmo y la experiencia de fraternidad vivida junto a los jóvenes».

Es así que el 20 de noviembre, una delegación formada por 5 jóvenes, en representación de los Focolares y de los Jóvenes por un mundo unido, fueron al Ministerio: «Los premios – catorce en total- fueron otorgados a organizaciones y a personas que desarrollaron un trabajo especial hacia los niños y hacia los jóvenes. Miklós Soltész, en su discurso subrayó además que los premiados son “modelos”  que, con sus trabajos, poesías, escritos, formaron y educaron a los niños y, a través de ellos, hicieron un servicio también a los padres, proporcionando apoyo y ayuda en los momentos críticos»

Según la motivación oficial, la sección juvenil del Movimiento de los Focolares recibió el premio por haber conducido un evento, como el Genfest, colectivamente, con eficiencia, profesionalidad y de forma eficaz y ejemplar en el sector de la juventud. Para los JMU, fue una agradable sorpresa: «Nos encantó  la palabra “colectivamente”, porque demuestra que fue comprendida nuestra intención de construir la fraternidad universal viviendo la espiritualidad de la unidad»

Son perspectivas que se abren para los jóvenes húngaros, en el post Genfest, con el United World Project: «Después de la ceremonia el subsecretario de Estado resaltó cuán importante era para él la experiencia hecha en ese encuentro internacional. Expresó también la esperanza de colaborar con nosotros en el futuro para el bien de los jóvenes. Como obsequio, le entregamos un número de la Cittá Nuova (Új Város) que presenta artículos sobre el Genfest»

«Ahora – concluyen Rita y Agoston- junto con muchos jóvenes que nos acompañaron en estos años en nuestros emprendimientos, continuamos nuestro camino en la construcción de un mundo más unido “juntos”, como lo demostró la motivación oficial del premio»