Movimiento de los Focolares
Tailandia: un camino abierto al diálogo

Tailandia: un camino abierto al diálogo

A 25 años de la apertura del Focolar de  Chiang Mai (Tailandia), presentamos una entrevista a Metta Surinkaew, una entre las primeras budistas del Movimiento de los Focolares, hoy colaboradora para el diálogo interreligioso. Las religiones son como una variada selección de plantas que brotan continuamente, ofreciendo belleza y productividad, en equilibrio y armonía para toda la tierra”. Es una imagen bellísima que nos hace sentir en las cumbres de Tailandia, nos la regala Preyanoot Surinkaew, apodada Tom y más conocida como Metta, que en el idioma de Buda quiere decir “compasión”. “Nací en una familia del norte del país. Aquí el budismo es la raíz de nuestra cultura y desde pequeña viví en una comunidad que basa su estilo de vida budista en el de los monjes del templo de nuestra aldea”. ¿Metta, cuándo tuvo lugar tu encuentro con la espiritualidad del Movimiento de los Focolares? Conocí el Movimiento de los Focolares en 1993. Cuando tenía 19 años veía que mi aldea se estaba despoblando y la sociedad cambiaba radicalmente. El templo, que durante mi infancia era el lugar donde podía correr, jugar libre y observar a los ancianos participar en las ceremonias, se convirtió en un lugar donde “buscar la suerte” y preguntar cuál era el mejor número para jugar la lotería. Me preguntaba: “¿Cómo puedo, desde mi pequeñez, ayudar a la sociedad?”. Precisamente en el período en el que surgían esas preguntas en mi mente, tuve la oportunidad de participar en un campamento juvenil donde había muchos chicos del Movimiento de los Focolares. Lo que más me impresionó fue el clima de armonía y la relación fraterna que se creó entre todos, incluso si éramos de religiones diferentes. Cada palabra que escuchaba se transformaba en vida auténtica para esos jóvenes e inmediatamente decidí que también yo seguiría ese estilo de vida. Además, fui descubriendo con alegría, que algunas de las enseñanzas que propone el Evangelio eran similares a las del budismo y que también entre nosotros  personas de religiones diferentes es posible establecer esa unidad. ¿Qué se necesita para que esto suceda también en la vida cotidiana? Tener una mente abierta, deseosa de acoger la identidad del otro y aprender de la belleza de las enseñanzas y de las prácticas de otras religiones, con amor y respeto. Esto hace nacer la conciencia de que es posible vivir juntos como “hermanos y hermanas”, superando las barreras que existen entre las mismas religiones. El evento organizado del 12 al 14 de agosto de 2022, para celebrar el 25° aniversario de la apertura del primer Focolar en Chiang Mai fue una ocasión ulterior para recordarlo. ¿Cómo fue ese momento? Una gran fiesta. Organizamos un tour, junto a nuestra comunidad compuesta por personas cristianas y budistas, a los varios lugares visitados por Chiara Lubich en 1997, un momento decisivo que abrió el camino al diálogo interreligioso con los amigos budistas en Tailandia. De hecho, fue durante ese viaje y gracias al encuentro con el Gran Maestro  Phra Ajahn Thong, que Chiara Lubich intuyó la importancia que habría tenido la apertura de este focolar, para seguir viviendo y trabajando por el diálogo interreligioso. En esos días de fiesta era bello ver a cada uno rezar según su religión y, desde el respeto, asistir a la oración del otro. Es la confirmación de que ese vínculo de profunda amistad que nació entre Chiara Lubich y Phra Ajahn Thong nos lo han entregado a todos nosotros, como un hilo de oro, que todavía hoy nos mantiene unidos. El Papa Francisco en su reciente viaje a Kazakhstana afirmó: “Tenemos necesidad de la religión para responder a la sed del mundo”. ¿A la luz de tu experiencia qué piensas de esto? Cada religión es distinta de las demás y según la cultura y el origen, quiere permitir a los seres humanos y a la sociedad alcanzar el fin último de la verdad y de la paz, pero las enseñanzas y las varias prácticas deben transformarse en vida para ser un testimonio confiable. El significado clave de la existencia humana es este: “Tener paz en el corazón de las personas y paz en la sociedad”. El verdadero camino del diálogo es ante todo comprender plenamente las enseñanzas de la propia religión para después trabajar juntos por los demás, fraternalmente, en un proyecto de auténtica paz.

Maria Grazia Berretta

Chiara Lubich: vivir “por” los demás

Si queremos imitar a Jesús, debemos tratar de poner en práctica lo que Él dijo e hizo. Palabras y hechos que encontramos en el Evangelio, un texto siempre actual y todo por vivir. Así veremos que es posible encontrar una vía de solución también para los conflictos y los problemas que tenemos que afrontar cotidianamente. Lavar los pies… No cabe duda: este gesto de Jesús es una ilustración clara, concreta y eficaz del mandato del amor; Jesús quiere enseñar a sus discípulos esa humildad que es la base del amor. (…) Precisamente porque Jesús es el Señor y el Maestro, su ejemplo se convierte en norma para los suyos. La comunidad cristiana –luego también cada uno de nosotros– es invitada a convertirlo en la regla de oro de su vida. Poco después Jesús lo expresará como ley fundamental de la Iglesia: el discípulo debe amar a sus hermanos como Él mismo nos amó. (…) La imitación que Jesús nos pide no consiste en repetir literalmente su gesto, aunque hemos de tenerlo siempre ante nosotros como ejemplo luminosísimo e incomparable. Imitar a Jesús significa comprender que los cristianos tenemos sentido si vivimos “por” los demás, si concebimos nuestra existencia como un servicio a los hermanos, si planteamos toda nuestra vida sobre esta base. Entonces habremos realizado lo que Jesús más desea. Habremos entendido el Evangelio. Seremos verdaderamente dichosos.

Chiara Lubich

(Chiara Lubich, Palabras de Vida/1, Ciudad Nueva, Madrid 2020, pp. 244-245

 

Evangelio Vivido: Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces? (Mt 18,21)

El perdón es un ejercicio constante en nuestra vida diaria y es esa experiencia la que permite que el amor de Dios vuelva a ponernos de pie. Reconocernos perdonados es el punto de partida para intentar ser misericordiosos, abrir la mirada al otro y ser verdaderamente libres. Fila de espera Satisfecho por haber llegado a tiempo a la cita con el médico, de repente en la fila pasa una señora frente a mí como si nada. Dentro de mí la rebelión va en aumento y estoy a punto de hacerme oír, pero… al pensar en ciertas escenas de la guerra en Ucrania, de repente, decido transformar mis derechos en cortesía, en aceptación. ¡Pero qué difícil es dejar de lado la idea de lo que uno considera correcto! Luego, en casa cuento lo que me pasó y también la lucha interior. Nuestra hija mayor, después de un largo silencio, interviene contando la última experiencia: ella también estaba en la fila de la secretaría de la Universidad y, ante un gesto descortés de un estudiante maleducado, lo regañó fuertemente hasta avergonzarlo. “Tal vez me equivoqué” – añade. Terminamos diciendo que, grande o pequeña, la guerra acecha dentro de nosotros pero que es posible vencerla con el perdón. (F.I. – Italia) Una lección para recordar Mi esposa es maestra y un día, mientras ella estaba en la escuela, estando en casa, para sorprenderla, comencé a hacer esos pequeños arreglos y trabajos de limpieza que a veces con la apretada agenda descuidaba. Pensé que ella lo disfrutaría, pero nada más llegar a casa se quejó porque había encontrado la puerta de acceso abierta: “¿No piensas en los ladrones?”. Estaba confundido. No recordaba haberla dejada abierta, pero no quería quejarme, así que, aunque lo sentía, decidí no alimentar la ira. Por la tarde mi esposa me pidió hablar. Quería ser perdonada: “Viendo cuántas cosas hiciste y pensando en cómo te he reprochado una tontería, me sentí humillada por mi ceguera. Con tu silencio me has dado una verdadera lección”. A los pocos días me confió que, después de haber contado lo que había pasado entre nosotros en la escuela, se había creado en la clase un clima de gran respeto como nunca antes. (L.D. – Hungría)

Maria Grazia Berretta

(Tomado de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VIII, n.2, julio-agosto 2022)

Segunda edición del concurso “Una ciudad no basta”

Segunda edición del concurso “Una ciudad no basta”

Se entregaron los premios y algunas menciones al mérito en la segunda edición del Concurso para los colegios. Este año participaron más de 3000 estudiantes de 144 cursos. El jueves 19 de mayo se llevó a cabo la ceremonia de premiación del Concurso Nacional  “Una ciudad no basta, Chiara Lubich ciudadana del mundo”. Era su segunda edición y lo promueve el Centro Chiara Lubich, en colaboración con el Ministerio de Educación italiano, la Fundación Museo Histórico del Trentino (de la provincia de Trento) y New Humanity del Movimiento de  los Focolares.

© CSC Audiovisivi

En el auditorio de la sede internacional del Movimiento de los Focolares fueron recibidos algunos cursos de colegios provenientes de distintas regiones de Italia, que para la ocasión visitaron el Centro Chiara Lubich y la casa donde vivió Chiara.  En cambio, otros colegios se conectaron por video-conferencia, como por ejemplo el tercer año A del colegio “Aldeno Mattarello” de Trento, que siguió la ceremonia desde la sede del Ayuntamiento junto con el alcalde.  “Pienso en lo que  Chiara Lubich le pidió a la ciudad de Trento: ser y volverse una ciudad ferviente. Significa ser una ciudad que se apasiona pensando en el otro– dijo el alcalde de Trento. el Dr. Franco Ianeselli –. Gracias a muchas acciones de civismo que nuestros chicos hacen, puedo decir que ellos son fervientes.  Como Ayuntamiento hemos colocado en nuestro Estatuto la referencia a una ciudad que se abre, que se encuentra con las culturas, orientada al diálogo. Sabemos lo importante que es esto, sobre todo en este período de guerra.  Todos somos conscientes de que esta aspiración y  esta misión tienen que estar en las Instituciones, sin duda; pero deben formar parte, además, de la acción de cada uno de nuestros ciudadanos. Entonces, una vez más, realmente gracias por esta iniciativa tan bonita”.

© CSC Audiovisivi

Este año el Concurso ha tenido numerosas visitas en las redes sociales y ha llegado… ¡a unos  tres mil alumnos! Se realizaron  314 trabajos presentados en forma de elaboraciones individuales, de pequeños grupos o de cursos enteros, provenientes de casi todas las regiones de Italia. El Concurso contó con la participación de 14 escuelas primarias por un total de 33 cursos (68 trabajos), 28 Escuelas de Nivel Intermedio con 49 cursos (102 trabajos), 39 colegios secundarios con un total de 62 cursos (144 trabajos).  “En todos estos trabajos nos pareció que se había realizado el objetivo del Concurso: dar a conocer la figura de Chiara Lubich, su compromiso y su testimonio en la construcción de la paz, de la fraternidad y de la unidad entre los pueblos – explicó Alba Sgariglia co-responsable del Centro Chiara Lubich–.  Hemos apreciado mucho la variedad de expresiones usadas por los alumnos y alumnas: juegos, dibujos, viñetas, breves textos escritos con reflexiones y experiencias personales, entrevistas, diarios, artículos de periódicos, canciones, poesías, powerpoints, vídeos. Todos expresan compromiso, fantasía y entusiasmo. Sin duda ha sido difícil escoger el mejor. Por ello queremos recordar también todos los trabajos que no fueron premiados pero que merecen ser mencionados. A todos los que no pudieron estar presentes les dirigimos nuestra invitación a venir a Rocca di Papa para visitar los lugares en los que Chiara Lubich vivió y el Centro dedicado a ella”.

© CSC Audiovisivi

El Ministerio de Educación, este año también, aceptó el proyecto haciendo posible la divulgación del llamado a Concurso para todos los colegios tanto primarios como secundarios para el año lectivo 2021-2022. “El Ministerio apoya y promueve varios concursos para los estudiantes y los colegios italianos –explican el Dr. Roberto Frisone y la Dra. Francesca Di Giugno, que participaron de la ceremonia de premiación en representación del Ministerio–. ¿Por qué decidimos apoyar este concurso? Honestamente no conocíamos a Chiara Lubich y nos dio curiosidad, nos impactó el hecho que se hablara en manera laica de valores que son comunes a todos y que todo ello se pudiera transmitir a los colegios y a los alumnos, con la claridad con que Chiara le hablaba al mundo. Su mensaje, que es idóneo para los colegios,  es positivo, y por ese motivo lo hemos compartido”. El primer premio de los colegios primarios le correspondió al quinto año A del Colegio Santísimo Sacramento de la ciudad de Vermicino. Ellos idearon un juego de mesa con el nombre de “claro oscuro”.  “La maestra nos habló mucho de este proyecto porque es algo que nos ayuda a crecer –explica Lara de 5° año A–. Ella nos hace participar en varios concursos, pero éste nos apasionó de una manera especial porque hablaba del amor para con los demás. Empezamos mirando la película ‘Chiara Lubich, todo lo vence el amor’. Nos provocó una fuerte emoción. Entonces, pensando en el famoso juego de la oca, ideamos un juego sobre un gran cartel que hemos llamado ‘claro oscuro’: la parte clara representa la luz que vence la oscuridad de tal manera que nosotros estamos siempre contentos. Hay varios casilleros con frases que nos ayudan a estimular el amor y la amistad: ‘intenta dar un abrazo a una persona que se siente mal’ o bien ‘amar al enemigo’”. El primer premio de la Sección Secundaria de Primer grado le correspondió al Colegio “Giosuè Carducci” de la ciudad de San Cataldo (Sicilia) por el trabajo multimedia cuyo título es “un mundo sin pobreza”. El  primer premio de la Sección Secundaria de Segundo grado fue al Colegio de orientación clásica estatal “A. D’Oria” de Génova por haber realizado el trabajo multimedia “Koinonia” que representa una empresa inspirada en los valores de la Economía de Comunión. Todos los trabajos podrán consultarse dentro de poco tiempo en la página www.centrochiaralubich.org

Lorenzo Russo

Evangelio vivido: “Les doy un mandamiento nuevo: que se amen unos a otros” (Juan 13, 34).

Comprender la preciosidad de un amor inmenso, recibido sin mérito, y ponerlo a circular. Ése es el significado del mandamiento nuevo: dar espacio a la fuerza del amor sin límites de Jesús y dejar que el sonido maravilloso de esa visita se propague, como un eco, hacia todos. Una receta ganadora Estamos casados desde hace poco menos de catorce años y no hemos tenido una verdadera crisis.  Ambos tenemos una formación cristiana, y somos conscientes de la fragilidad del amor conyugal.  El mayor reto es la educación de los hijos: ahí es donde tenemos algunos desacuerdos. Por ejemplo, cuando se trata de castigarlos, yo sería más indulgente que Pavel. A veces los defiendo de manera irracional.  En todo ello me ayuda el hecho de pensar que mi esposo también quiere lo mejor para ellos y trato de respetar lo que siente como deber de padre (por otro lado, muchas veces me doy cuento de que él tiene razón). Cuando no sé qué hacer, rezo. También tratamos de poner en práctica las palabras que el Papa Francisco nos aconseja: «Por favor, gracias, lo siento», o bien «que el sol no se ponga sobre tu ira». Por experiencia personal, considero importante respetar el tiempo que el otro emplea para afrontar una situación difícil.  En tales momentos trato de expresar mi amor con un beso o una caricia. El matrimonio educa realmente a la alteridad.  Hemos visto que funciona la receta de elogiar al otro por cosas mínimas. Pavel es un maestro en ello. (K.S. – República Checa) Nuestra huésped Desde los comienzos de la pandemia, con la comunidad de la que formamos parte nos habíamos comprometido a mantener los contactos con los miembros del grupo para asegurarnos de que todos estuvieran bien, dándoles prioridad a las personas que están solas. Cuando una de ellas, que por lo general es muy activa, se fracturó el brazo derecho a raíz de una caída, mi esposo y yo le ofrecimos hospitalidad durante algún tiempo, en nuestra casa.  Aceptó. Mientras tanto, debido a  las fiestas de fin de año, se imponían nuevas normas sanitarias, cada vez más restrictivas. Como nuestra huésped iba a quedarse aislada en Navidad y Año Nuevo, le propusimos que prolongara su estadía con nosotros. Quedó muy impactada por el espíritu de verdadera familia de nuestra comunidad, y ella lo atribuyó a que poníamos en práctica el precepto de Jesús «Lo que ustedes le hayan hecho a uno de mis hermanos más pequeños, me lo habrán hecho a mí». Y cuando, ya físicamente más autónoma, regresó a su casa, consciente de que el Evangelio puede ser el cimiento de la vida, se puso enseguida a ayudar a los que podían encontrarse en necesidad. (Constance – Canadá) “Ese” violín Cuando tenía doce años, el matrimonio de mis padres se deshizo, pero durante los siguientes diez años seguimos viviendo en el mismo apartamento. Mi madre y yo en una habitación, mi padre en la otra. El resto de las habitaciones eran de uso común.  Las escenas vividas con ocasión de los trámites de divorcio me hicieron insegura y temerosa. Yo me había puesto claramente del lado de mi madre y por ello tuve que devolverle incluso el violín con el que me ejercitaba.  Algunos años más tarde, quise presentarle a mi novio, pero él no quiso conocerlo; no vino al casamiento y ni siquiera quiso conocer a los dos nietos que nacieron. Pero nosotros no nos dimos por vencidos y  para vivir con coherencia nuestra vida cristiana, olvidando las viejas heridas, seguimos escribiéndole e invitándolo a nuestra casa. Al final, un día vino a conocer a su yerno y a sus nietos. Sintió que lo queríamos, y poco a poco empezó a quedarse cada vez más tiempo y a traerles regalos a los niños. Cuando supo que uno de ellos estaba aprendiendo a tocar el violín, trajo “ese” violín. (S. – Hungría)

A cargo de:  Maria Grazia Berretta

(extraído de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VIII, número 2, mayo-junio 2022)